Espabilator

El Poliedro

05 de julio 2025 - 06:10

No sé si a ustedes les pasa, pero, cada vez que uno refiere una compra o servicio y su precio, tu interlocutor te dice que él los adquirió o recibe con al menos las mismas prestaciones y calidad, y por supuesto bastante más baratos. Las facturas del teléfono e internet y las de electricidad o gas son paradigmáticas en este agravio comparativo. Recuerdo a alguno en el colegio que si te veía llegar con unas buenas zapatillas de deporte o con una raqueta de tenis –que allí servía para jugar al frontón, todo lo más–, soltaba un “¡ah, las tengo iguales, tío!”, y a los dos o tres días llegaba él con unas idénticas, que todavía olían al embriagador perfume comercial de El Corte Inglés. Era trola todo, por supuesto. Ya entonces también había otros emuladores de patio con un posicionamiento parecido, pero no idéntico. Peores, por hacerse encima los listos: siempre habían comprado todo más barato. Eso pasa con la telefonía móvil: tu paquete siempre es más caro que el de los fantasmones inauditables, y además, el suyo es más grande. A su pack no le falta ni gloria. Venga megas, y triples viviendas, y fútbol y golf y lucha de barro, con asistencia telefónica con un verdadero humano parlante, y todavía, a ellos, les siguen regalando móviles de cuando en cuando. ¿Recuerdan cuando el hombre de los caramelos nos regalaba los dispositivos Nokia o Alcatel casi por comprar un cuarto de chóped? Pues al Espabilator de turno lo tratan aún como a un rey. Lo peor es que puede que se lo merezcan: que él sea un fatiga rastreador de ofertas y un bronqueador nato de los operadores de call center... y tú seas un pringado de manual, descuidado y dilapidador sin causa.

Lo mejor es que el teléfono no lo pagues tú. Y si puede ser, el coche. Pero vamos a hacer lo imposible, y preparémonos para los milagros. Las grandes compañías millonarias en clientes y usuarios pasan bastante de un cliente concreto: es un grano de arena en el Sáhara. Como puntualizaba siempre Hernández a Fernández –¿o era al revés–- en Tintín, “yo aún diría más”: cuanto mejor pagano seas, menos protestes por las subidas de precio unilaterales y menos te percates de los errores de facturación –siempre en tu contra–, más te crujen. Es un esquema sadomasoquista, con riguroso latigazo de IVA, ¡Fiu, zas! ¡Oh, gracias!

Recientemente, me hallo muy contento de los servicios de un agente energético, que, no por ser de mi mismo equipo, es muy buena persona. Trata los mercados de energía como si fueran un mercado continuo. Es un chaval, y decidió dedicarse a esa forma de broker cuando se puso a decidir entre la multioferta: al devanarse la sesera con las ofertas de luz, gas, telefonía y placas para su propio proyecto familiar. No me cobra, y me cambia de operador a tiro de llamada, de un día para otro. Parece que el la Comisión de la Competencia (CNMC) hace cosas necesarias para los mercados; que, como es obvio recordar, son “menos mercado” cuanto más dominen pocos oferentes. Y, consiguientemente, menos pinten los consumidores. Cabe recordar que la CNMC no cobra ni el 20% de las sanciones que impone a los abusadores u oligopolistas de logia.

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