Tribuna económica
Joaquín Aurioles
Financiación autonómica
El Consejo de Ministros del martes aprobó un nuevo techo del gasto para 2026 elevándolo hasta 212.026 millones de euros, lo que supone un 8,5% más que este año y que si se incluyen los fondos europeos se encima hasta más de 216.000 millones. "Es un incremento significativo, pero prudente, acorde con las reglas fiscales y de la reducción del déficit comprometido", dijo la vicepresidenta y titular de Hacienda, María Jesús Montero, al tiempo que insistía en que es el punto de partida para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año que viene y a sabiendas de que, salvo cambios sorpresivos de última hora, el Ejecutivo no va a recibir el apoyo suficiente para sacarlos adelante.
Es decir, un cuadro macro sin marco, lo que obligará al Gobierno a prorrogar los actuales Presupuestos por tercer año consecutivo. Algo que parece no preocuparle mucho a la ministra. "La prórroga presupuestaria no ha paralizado el crecimiento ni el mercado laboral ni ha mermado la confianza de los inversores en nuestro país", afirmó Montero apelando al crecimiento previsto para este año que el Gobierno revisó al alza por tercera vez para colocarlo en el 2,9%.
Mientras, enviaba un mensaje a PP, Vox y Junts. "Las comunidades autónomas perderían 5.485 millones en los próximos tres años. Espero que los partidos, en especial el PP, no perjudiquen a los ciudadanos. Si las comunidades renuncian a esos recursos, la Administración General del Estado estará encantada de acoger esos ingresos para desarrollar sus propias políticas", señaló en tono retador.
La partida, por tanto, está planteada. Ahora toca jugarla, aunque las cartas están bastante marcadas. El techo de gasto bajo el que disputa fija el tope que no pueden rebasar los desembolsos del Estado. Se calcula sobre los ingresos previstos, para los que se prevé un crecimiento del 2,2% en 2026. El titular de Economía, Carlos Cuerpo, conjetura que el efecto arrastre de este año va a suponer un colchón de partida del 1,1%. Una buena senda para, asimismo, recortar el déficit del 2,5% al 2,1% del PIB, así como la deuda, que se aproximará al 100%. En esta mejora influye el tirón del consumo de los hogares, impulsado por la inmigración. Eso hace, además, que haya cifras récord de ocupación y el paro disminuya, con una previsión del 9% en 2028, como hace 20 años, cuando estalló la gran crisis.
Este año, el Ejecutivo ha puesto el acento en la lucha contra la pobreza y ha incluido en la senda de crecimiento tres índices para medirla (el Gini, el 80/20 y el riesgo de pobreza). Es importante aplicarlo para prosperar y que los hogares españoles mejoren su capacidad de supervivencia. Todos reflejan mejoras, según Cuerpo. El del riesgo de pobreza, que incluye a los que están por debajo del 60% de la mediana de los ingresos (es decir, si la economía familiar de la mayoría mejora, aumenta la población en riesgo aunque haya mejorado o no haya cambiado su renta al subir el número intermedio que sirve para comparar), ha caído el 1,8% desde 2018 y se sitúa en los niveles de 2007. Pues eso: un cuadro al será difícil ponerle un marco.
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