Los españoles aumentan un 45% sus inversiones en acciones y fondos en los últimos cinco años
Se reduce significativamente la dependencia hacia los depósitos y cuentas remuneradas
La economía andaluza crece por encima de Europa pero arrastra desequilibrios estructurales
 
            En apenas cinco años, el comportamiento financiero de los hogares españoles ha dado un giro significativo. Tradicionalmente inclinadas hacia el ahorro más conservador, principalmente depósitos bancarios y cuentas remuneradas, las familias han comenzado a mover su dinero hacia productos con mayor potencial de rentabilidad, como acciones y fondos de inversión.
Entre junio de 2020 y junio de 2025, el ahorro en efectivo y depósitos pasó de 996.800 millones a 1,131 billones de euros, lo que supone un crecimiento del 13,4%. Un avance notable, pero muy inferior al que han registrado los activos vinculados a los mercados financieros. En ese mismo periodo, las inversiones en participaciones y fondos de inversión se dispararon desde 1,094 billones hasta casi 1,7 billones (1,685), lo que representa un alza del 45%.
Aunque los depósitos siguen siendo el principal refugio del ahorro -con un peso del 34,4% en la riqueza financiera de los hogares-, la tendencia es clara: la bolsa y los fondos ganan terreno. En 2020, estos activos representaban el 58% del patrimonio financiero. Cinco años después, ascienden al 63,4%.
El crecimiento más llamativo se registra en los fondos de inversión. Los hogares han incrementado su exposición en un 51%, pasando de gestionar 359.096 millones a casi 544.000 millones. Así, el peso de estos vehículos dentro de la riqueza financiera familiar ha subido del 19% al 22%.
La dinámica se ha visto acompañada por un fuerte flujo inversor. Solo en el segundo trimestre de 2025, los hogares destinaron 49.551 millones a nuevas inversiones, de los cuales 11.408 millones se dirigieron a fondos, según datos de Inverco.
Detrás de este cambio está la evolución de la política monetaria del Banco Central Europeo. Tras elevar los tipos del -0,5% al 4% entre 2022 y 2023, y mantenerlos durante nueve meses, el BCE inició bajadas hasta situarlos en el 2% en junio de 2025. Este contexto ha reducido la rentabilidad de los depósitos, empujando a los ahorradores a buscar alternativas con mayores expectativas de retorno.
En un país históricamente volcado en la vivienda como instrumento de ahorro, este viraje financiero refleja un cambio cultural, impulsado tanto por la necesidad de proteger el poder adquisitivo como por la mayor madurez inversora de las familias. El resultado: un salto claro desde la prudencia absoluta hacia una estrategia más diversificada y orientada a los mercados.
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