Feijóo critica que el 90% de los españoles ha perdido poder adquisitivo pese al aumento de los ingresos públicos
Frente a las empresas familiares, el líder del PP recalca que los ciudadanos pagan más y viven peor
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Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, lanzó un mensaje directo al sector empresarial en el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar: “En España tiene que merecer la pena trabajar”. Considera que ese debería ser el punto de partida de cualquier proyecto nacional, y advirtió de que hoy, “cada vez más gente siente que cumplir cuesta más que incumplir y que prosperar levanta sospechas”.
El líder del PP aseguró que, más allá de discursos “triunfalistas”, la economía española afronta problemas profundos en el mercado de trabajo. Las horas efectivamente trabajadas han caído un 8,9% desde 2018, hay más de dos millones de personas que querrían trabajar más horas, casi 600.000 con dos o más empleos, y más de un millón de trabajadores falta cada día a su puesto, cuando hace seis años no llegaban a 480.000. A esto sumó que el 80% de las pymes no encuentra personal cualificado y que España sigue liderando la tasa de paro general, femenino y juvenil de la Unión Europea.
Identificó seis motivos de “desafección hacia el trabajo y la iniciativa empresarial”. El primero, la presión fiscal: “Llevamos 97 subidas de impuestos en los últimos años, seis en Sociedades, 16 nuevos tributos que afectan a empresas y 15 incrementos de cotizaciones sociales. Ahora llega la décima para los autónomos”. Según comentó Feijóo, los españoles han pagado 142.000 millones más en impuestos que en 2018, un 42% más, y solo en los primeros meses de 2025 aportaron 28.000 millones adicionales. “Recaudar más no es un éxito, es un síntoma de abuso”, afirmó.
El segundo factor es que “pagamos más y recibimos menos”. Feijóo denunció que, pese al aumento de ingresos públicos, el 90% de los españoles ha perdido poder adquisitivo y “llevamos tres años sin Presupuestos Generales del Estado”. Recordó que ninguna empresa puede funcionar tres ejercicios sin cuentas aprobadas y reprochó que “en política, no pasa nada”.
Como tercer motivo apuntó a la impunidad y la corrupción, que “castiga al que cumple y premia al que abusa”, lo que no solo daña la ética pública, sino también la economía “porque roba energía moral”. El cuarto, la desconfianza hacia el emprendedor: “Se mira al empresario como si el beneficio fuera un delito”. Reclamó una alianza “honesta” entre trabajadores, empresas y Estado, con reglas claras, impuestos razonables y seguridad jurídica.
El quinto problema, dijo, es la burocracia, una “maraña que convierte cada proyecto en una odisea”. Citó que en 2024 se publicaron 1,3 millones de páginas de normativa, unas 3.500 páginas al día. Propuso una regla: “Por cada nueva norma, eliminar tres. Menos BOE y más PIB”.
Finalmente, criticó el intervencionismo del Estado en las empresas: “Un gobierno que quiere ser juez, árbitro y jugador a la vez no promueve el crecimiento, lo domestica”. Defendió que la libertad económica es condición de la libertad individual.
Todo ello, advirtió, desemboca en “una cultura del desánimo”, donde trabajar o no hacerlo “parece dar igual”. Rechazó el subsidio como modelo político: “El Estado debe ayudar, pero la ayuda debe ser un impulso, no una rendición. Un país subsidiado no es igualitario, es un país sin futuro”.
Concluyó que la verdadera inclusión social “no se construye desde la dependencia, sino desde el empleo”, porque el trabajo es “autonomía, respeto y dignidad” y que cuando un país deja de respetarlo, “empieza a descomponerse”.
Jordi Hereu pide que se apueste por la industria
Tras la intervención de Feijóo, tomó la palabra el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, quien destacó que es “un honor” representar al Gobierno en un encuentro que reconoce el valor de las empresas familiares, a las que calificó como “motores de la economía española en un contexto complejo”. Subrayó que sus principales fortalezas son la visión estratégica a largo plazo y los valores compartidos, y defendió que el arraigo territorial no está reñido con crecer, internacionalizarse y ganar dimensión. “Solo desde el fortalecimiento industrial podremos seguir defendiendo nuestro modelo económico y social”, afirmó, reivindicando además la autonomía estratégica de Europa y el papel del turismo como sector complementario.
Hereu aseguró que el Gobierno puede impulsar política económica, “pero el protagonismo lo tienen las empresas, especialmente las familiares, que visito cada semana y son ejemplo de vida y éxito empresarial”. Recalcó que son “imprescindibles” y se comprometió a seguir acompañándolas desde el Ejecutivo. Como aval del momento económico, citó las previsiones del FMI, que elevan al 2,9% el crecimiento de España en 2025, más del doble que la Eurozona (1,2%). También destacó que la prima de riesgo ronda los 50 puntos básicos y que el país está “en récord de creación de empleo”.
El IEF apuesta por Mercosur
En esa misma línea, aunque con tono más advertente, intervino Ignacio Rivera, presidente del Instituto de la Empresa Familiar. Alertó de que “nada está garantizado” en un mundo marcado por guerras, aranceles como los impuestos por Trump y una multipolaridad dominada por Estados Unidos, China y potencias emergentes como India. Recordó que Europa representa solo el 14% del PIB mundial y el 6% de la población, pero sigue siendo “democracia y libertad”, y defendió potenciar alianzas como la iberoamericana y aprovechar oportunidades como el acuerdo UE-Mercosur.
En clave nacional, señaló “dos nubes negras sobre España: el absentismo y la falta de talento”, problemas que urgió a abordar. Frente a ello, reivindicó el impacto positivo de la empresa familiar: contribuye al territorio, genera más empleo directo, crece más del doble que las compañías del mercado continuo, asigna mejor los recursos y es “tres veces más sostenible que el resto de empresas”.
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