Lico Cosmetics salta a Portugal y prevé crecer a doble dígito hasta un negocio récord de 15 millones en 2025

El laboratorio de ingeniería cosmética con sede en Sevilla dispone en la actualidad de una gama de 37 productos que comercializa a través del canal ‘online’

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La fundadora y consejera delegada de Lico Cosmetics, Estefanía Ferrer, en la sede de la compañía en Sevilla.
La fundadora y consejera delegada de Lico Cosmetics, Estefanía Ferrer, en la sede de la compañía en Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

“El crecimiento ha sido sorprendente y las perspectivas son muy positivas”. Con estas palabras resume la fundadora y consejera delegada de Lico Cosmetics, Estefanía Ferrer, la trayectoria de la compañía en sus apenas cinco años de existencia y las previsiones de 2025. Precisamente el actual ejercicio marcará dos hitos claves: el debut en el exterior, con un primer salto que acaba de dar a Portugal, y una previsión de aumento de las ventas del 50% hasta el récord de 15 millones de euros.

La firma especializada en ingeniería cosmética con sede en Sevilla se abre así a su expansión internacional con el punto de partida en el mercado portugués -donde ha entrado por cercanía y por volumen- y apuntalará el ritmo de crecimiento que viene registrando desde su nacimiento en 2020. Un ascenso meteórico con un repunte de casi el 10.000% de la facturación en cuatro ejercicios, al pasar de los 100.000 euros con los que cerró el primer año a los diez millones de 2024.

Actualmente, la marca comercializa a través del canal online un total de 37 referencias de elaboración propia, entre las que se encuentran algunos productos “pioneros”, apunta Ferrer, como los tratamientos específicos para levantar el párpado caído, eliminar arrugas del surco nasogeniano, aumentar la densidad capilar o reducir la rosácea. Otras líneas innovadoras de su gama son un nuevo regenerador labial o protectores solares con filtros biológicos, que actúan como guardianes del ADN.

La clave del éxito “es que se han hecho muchas cosas bien: lo primero ha sido poner el foco en las clientas, nuestras licolovers -en femenino, porque el 90% son mujeres-, intentando entender qué necesitan o qué quieren; y luego, por supuesto, hay muy buen producto”, subraya la CEO. “También hemos querido hacer las cosas bien, asentar las bases y profesionalizar el equipo”, añade esta ingeniera química que en plena pandemia decidió convertir su hobby en un proyecto empresarial.

Proyecto en Lanzadera

“La formulación cosmética siempre ha sido mi pasión, empecé con pequeños lotes de productos tanto para mí y mi entorno, como para quien estuviera interesado, pero durante los tres meses de confinamiento en 2020 le fui dedicando cada vez más tiempo, le vi la punta y me lancé”, recuerda la fundadora de Lico Cosmetics, que ese mismo año dejó su trabajo en el gigante aeronáutico Airbus, donde era manager de calidad en procesos y materiales en la rama de defensa.

En septiembre de 2020 este laboratorio de ingeniería cosmética nacía a pulmón con 15.000 euros de los ahorros de Ferrer, quien durante un año y medio escaló su iniciativa en Lanzadera, una incubadora ubicada en Valencia y respaldada por el dueño de Mercadona, Juan Roig. “Ahí se accede por pura meritocracia y me seleccionaron”, destaca la directiva, que valora que fue “una experiencia muy enriquecedora en la que aprendí muchísimo porque puedes usar muy bien el networking”.

Océano rojo

“El sector de la cosmética es un océano rojo (como se conoce en el argot empresarial a mercados altamente competitivos) y está ocupado por grandes players, pero yo veía que existía un hueco y estamos intentando coger un trozo del pastel”, subraya la fundadora de la compañía, que suma en estos momentos una plantilla de 45 empleados distribuidos entre sus oficinas centrales de Sevilla, así como en sus centros de producción industrial ubicados en Granada y Madrid.

También ha sido clave en el proyecto empresarial la entrada en 2023 del fondo de inversión Bewater con un 15%, “una buena decisión porque nos ha aportado un punto de profesionalización muy importante”, explica la CEO, que mantiene en sus manos el 85% restante junto con su marido, Juan Sabaté, ingeniero de Telecomunicaciones, quien se embarcó en Lico Cosmetics en 2021, dejando atrás sus responsabilidades como alto directivo en Europa de la multinacional americana General Electric.

Laboratorio de I+D

Para ampliar su catálogo, Lico Cosmetics mantiene activas de forma permanente la investigación de su laboratorio, donde un equipo formado por cinco personas, entre ingenieros químicos y farmacéuticos especializados en dermocosmética, aborda el lanzamiento de nuevas soluciones siempre “a partir de los retos que plantean las clientas”, asegura la fundadora de la firma, que avanza que “ahora mismo tenemos abiertas diez líneas de I+D, de las que el año que viene saldrán dos o tres productos”.

Ferrer incide en que “somos muy serios y los valores de la ingeniería se trasladan a toda la empresa”. De hecho, cada tratamiento se somete a testeos y a ensayos más allá de los obligatorios por la normativa española, además de que la elección de los componentes se hace bajo la directiva comunitaria REACH de seguridad química. “Estamos muy por encima del cumplimiento hasta el punto de que, si este reglamento europeo limita en algo una sustancia, directamente no la usamos”, enfatiza.

Respecto a los planes de crecimiento, la consejera delegada de Lico Cosmetics apuesta por “ir poco a poco” y por “seguir asentando las bases”. “No me gusta adelantar acontecimientos porque nunca se sabe, vivimos en un mundo muy volátil en el que, con cualquier acontecimiento, todo se puede ir al traste”, afirma Estefanía Ferrer, si bien reconoce que “la ambición es grande”. “Quiero posicionar a la cosmética sevillana en el mapa y convertirla en un referente”, concluye.

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