Las enfermedades cardíacas siguen liderando la mortalidad mundial: las claves para evitarlas
contenido ofrecido por Quirónsalud
Son la primera causa de muerte en el mundo, con casi 18 millones de fallecimientos cada año, pero no se deja de avanzar: ahora con la inteligencia artificial se analizan miles de datos clínicos e imágenes en segundos, identificando patrones que antes pasaban desapercibidos y mejorando la detección precoz
A pesar de décadas de avances médicos, de innovaciones tecnológicas, y de un mayor conocimiento social sobre la salud, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en el mundo, con casi 18 millones de fallecimientos cada año. La combinación de sedentarismo, de obesidad, con malos hábitos alimentarios, tabaquismo, y con una falta de control de la hipertensión sigue alimentando un problema que, en la mayoría de los casos, es prevenible.
Así, expertos en Cardiología advierten de que reconocer a tiempo los síntomas, acceder a chequeos básicos, y aprovechar las nuevas herramientas diagnósticas, desde wearables hasta técnicas mínimamente invasivas, son claves para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En este sentido, el doctor Manuel González Correa, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla, comenta que, aunque técnicas como la revascularización coronaria y las nuevas terapias hipolipemiantes han mejorado el pronóstico tras un primer episodio, la clave sigue siendo evitar llegar a desarrollar estas patologías: “La mayoría de sus factores de riesgo —hipertensión, sedentarismo, tabaquismo, diabetes, y obesidad— son prevenibles mediante cambios sostenidos en la conducta alimentaria y en la actividad física, pero adoptar estos hábitos aún sigue siendo complicado”.
Dice que el 43% de la población presenta sobrepeso u obesidad, y aunque la dieta mediterránea gana peso en España, el consumo de ultraprocesados continúa siendo elevado, favoreciendo la aparición de patologías cardiometabólicas; a lo que se suma que el 60% de la población mundial no realiza suficiente ejercicio físico, o que el tabaquismo, aunque en descenso, aún afecta al 22% de la población.
El gran avance la tecnología médica
No obstante, una buena noticia en este escenario, tal y como destaca el cardiólogo intervencionista de Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla Rafael García de la Borbolla, es que la tecnología médica está transformando a gran velocidad el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades cardíacas: “La incorporación de la inteligencia artificial permite analizar miles de datos clínicos e imágenes en segundos, identificando patrones que antes pasaban desapercibidos, y mejorando la detección precoz de diferentes patologías cardiovasculares”.
Paralelamente, subraya que los ‘wearables’ cardíacos, como los relojes inteligentes y los parches de monitorización continua, proporcionan información en tiempo real sobre el ritmo, la presión arterial, o la saturación de oxígeno, facilitando un seguimiento más estrecho y personalizado de los pacientes, incluso fuera del hospital.
Al mismo tiempo, García de la Borbolla apunta que los avances en cirugía mínimamente invasiva, en intervencionismo estructural, y en técnicas guiadas por imagen han reducido de manera “notable” los riesgos, el tiempo de recuperación, y la necesidad de cirugía abierta. “Procedimientos como la TAVI, la reparación valvular percutánea, o las terapias endovasculares complejas permiten ofrecer tratamientos antes impensables a pacientes frágiles o de alto riesgo”, asegura el cardiólogo, quien subraya que, combinando la tecnología, la precisión diagnóstica, y las terapias menos invasivas, “se está redefiniendo la cardiología moderna, y abriendo la puerta a una medicina más segura, eficiente, y accesible para todos”.
Tu salud cardiovascular, a examen
Para conocer el estado de nuestra salud cardiovascular, el doctor Antonio Esteban, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Málaga, mantiene que la recomendación razonable para una persona sin síntomas y con bajo riesgo es un chequeo anual o cada dos años; mientras que, si tiene factores de riesgo, como hipertensión, colesterol alto, antecedentes familiares u obesidad, es probable que convenga hacer chequeos más frecuentes, y al menos una vez al año.
“Un chequeo cardiológico completo incluye análisis de sangre, ECG, ecocardiograma y prueba de esfuerzo. Se trata de pruebas muy útiles para evaluar el riesgo cardiovascular”, añade, al tiempo que destaca que la clave de la prevención de este tipo de patologías se basa en vigilar los factores de riesgo (peso, presión, glucosa, colesterol), y en adoptar un estilo de vida saludable.
Aquí la experta Rosa Fernández, de Quirónsalud Córdoba, recuerda la prevalencia actual de la hipertensión en nuestra sociedad, una patología frecuente que suele ser asintomática, pero no por ello menos importante para nuestra salud, y para la que es idónea un control periódico, idealmente con un tensiómetro validado.
Además, señala en este contexto que los hábitos preventivos —actividad física regular, reducción de sodio, evitar el tabaquismo, manejo del estrés, y control del peso— no sólo ayudan a mantener la presión en rangos saludables, sino que reducen el riesgo acumulado a largo plazo. “En hipertensión, la clave no es esperar los síntomas, sino monitorizar, y actuar de forma anticipada. Las cifras que nos tienen que poner en alerta son aquellas que superen 140/90, en ese caso hay que consultar con un profesional médico”, agrega.
En el plano de la alimentación saludable, Fernando López Sánchez, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Huelva, subraya que “los estudios más recientes señalan que el verdadero enemigo son los alimentos ultraprocesados, unos productos que representan a la ‘tormenta perfecta’, al combinar grasas trans industriales, grasas saturadas de mala calidad, con altos niveles de sodio y grandes cantidades de azúcares añadidos.
“Durante años se han evitado alimentos con la mejor de las intenciones, pero con información desactualizada. En el caso del huevo, por ejemplo, la evidencia actual indica que el consumo de huevo tiene un impacto mínimo en el colesterol sanguíneo. La mayoría de las personas sanas pueden consumir huevos diariamente sin aumentar su riesgo cardiovascular, siempre que el resto de su dieta sea saludable”, aclara.
Al mismo tiempo reseña sobre las grasas que las dietas bajas en éstas han sido siempre la norma para quienes padecen una enfermedad cardiovascular, si bien la evidencia demuestra que cuando eliminamos la grasa, tendemos a sustituirla por carbohidratos refinados y azúcares, lo cual es mucho peor para la salud cardiovascular. “Hay que priorizar las grasas saludables (AOVE, frutos secos, aguacate) y ser estricto con las grasas que provienen de alimentos procesados de baja calidad”, resalta este especialista.
Cuando la enfermedad da la cara
En última instancia, el doctor Javier Alzueta, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Marbella advierte de que no cuidar de la salud cardiovascular puede tener consecuencias graves como la aparición de anginas de pecho o de infartos de miocardio, dos eventos cuyo síntoma más característico es un dolor opresivo en el pecho, que puede irradiarse a los brazos, a la espalda, o a la mandíbula.
“La principal diferencia entre ambos es la duración. En la angina de pecho, el dolor suele ser más breve; mientras que en el infarto de miocardio se prolonga durante más tiempo. Clínicamente, la angina de pecho es un proceso transitorio que no deja daño en el músculo cardíaco, mientras que el infarto provoca una falta de riego sanguíneo en una zona del corazón durante un tiempo prolongado, lo que causa secuelas. Si no se trata de forma precoz, esa parte del corazón puede quedar dañada de manera irreversible, formando una cicatriz. La gravedad dependerá de la extensión del área afectada”, revela este cardiólogo, y por eso, remarca que, ante cualquier dolor sospechoso en el pecho, lo recomendable es acudir siempre a Urgencias.
No obstante, y después de un evento cardíaco, el doctor Manuel Ruiz, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, señala que la rehabilitación cardiaca y el ejercicio físico desempeñan “un papel fundamental” en la prevención de recurrencias tras un evento cardiaco, reduciendo la mortalidad posterior “hasta en un 35%”. Estas prácticas dice que pueden ponerse en marcha incluso antes del alta hospitalaria, o en la primera visita ambulatoria, con un respaldo muy robusto por parte de las sociedades científicas internacionales.
“El ejercicio físico, que es un componente central de la rehabilitación, mejora la capacidad funcional, controla los factores de riesgo, favorece la adherencia a la terapia. Existe una relación dosis-respuesta, es decir, a mayor número de sesiones, menor riesgo de eventos recurrentes y de muerte, por lo que se recomienda, de manera general, 150 minutos semanales de actividad física moderada, o 75 minutos de ejercicio vigoroso; todo ello siempre adaptado a la capacidad del paciente”, concluye
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