¿Por qué tenemos tantas molestias digestivas? Estas son las señales que indican algo serio
contenido ofrecido por Quirónsalud
El aumento del estrés, los ultraprocesados y la automedicación están detrás de las consultas más frecuentes en Aparato Digestivo, según advierten los especialistas
El reflujo, la gastritis, la hinchazón abdominal, y las digestiones pesadas se han convertido en algunos de los motivos de consulta más frecuentes en los servicios de Aparato digestivo. Lejos de ser dolencias aisladas, los especialistas explican que su aumento responde a una combinación de factores cada vez más presentes en la vida moderna: dietas ricas en ultraprocesados, estrés sostenido, sedentarismo, sobrepeso, y un mayor consumo de medicamentos que irritan la mucosa gastrointestinal.
A ello se suman diagnósticos emergentes que circulan por redes, como el SIBO, cuyos síntomas son comunes a otras patologías y podrían confundirse sin una valoración médica adecuada. Reconocer qué molestias son benignas y cuáles requieren atención, evitar la automedicación, y comprender el papel de los hábitos, resulta clave para prevenir complicaciones y proteger la salud digestiva.
En concreto, los problemas digestivos más comunes entre los españoles abarcan una amplia gama de trastornos funcionales y orgánicos que afectan al aparato digestivo, según apunta el doctor Luis Casáis, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Málaga: El síndrome de intestino irritable, la dispepsia (digestiones pesadas), el estreñimiento, la diarrea, la acidez, el reflujo, y la distensión abdominal.
“Este tipo de síntomas son cada vez más frecuentes debido a factores multifactoriales como el aumento del estrés, los hábitos alimentarios poco saludables (dieta alta en ultraprocesados y baja en fibra), el sedentarismo, y el sobrepeso, que alteran la motilidad intestinal y la microbiota. Además, las intolerancias alimentarias, el uso frecuente de fármacos, como los antiinflamatorios, y la exposición a estilos de vida poco equilibrados, contribuyen a que muchas personas presenten malestares digestivos recurrentes que requieren una consulta con el especialista”, advierte este experto.
Síntoma de malestar digestivo y señales de alarma
Por su parte, el doctor Andrés Sánchez Yague, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Marbella, resalta que un malestar digestivo puntual suele ser leve, breve, y autolimitado; si bien advierte de que cuando se presenta con síntomas más intensos, persistentes, o progresivos, hay que sospechar de un cuadro subyacente: “En particular, la presencia de síntomas de alarma (dolor muy intenso, pérdida de peso, vómitos recurrentes, disfagia, sangrado, o fiebre) sería indicación de evaluación médica para descartar patología orgánica o inflamatoria”.
Por su parte, Javier Romero Vázquez, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, destaca la importancia de reconocer las señales de alarma en patología digestiva, ya que pueden indicar la existencia de una afección que requiera una atención precoz, como la apendicitis o pancreatitis aguda, o bien la existencia de enfermedades de mayor gravedad como las neoplasias.
Apunta, en concreto, a tres grupos de síntomas a los que se les debe prestar atención:
• Las señales agudas, cuando aparecen de forma súbita en 12–48 horas: dolor abdominal intenso, abdomen endurecido, fiebre, o vómitos.
• Las señales crónicas, cuando se desarrollan durante semanas o meses, incluyendo: hemorragias digestivas, pérdida de peso no explicada, dificultad para tragar, ictericia, o vómitos persistentes.
• Cuadros intermedios, que ocurren a lo largo de varios días.
• Otro tipo de posibles alteraciones en las pruebas analíticas: anemia, elevación de transaminasas o bilirrubina, entre otras.
El caso del reflujo
Pero sin duda, entre los episodios más frecuentes en las consultas de Aparato Digestivo, el reflujo y la gastritis se llevarían la palma, unas afecciones que suelen relacionarse con factores que irritan la mucosa gástrica o aumentan la producción de ácido, así como su ascenso hacia el esófago. Como recuerda el jefe del departamento de Digestivo del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, el doctor Manuel de Sola, entre los más frecuentes está el abuso de ciertos alimentos como las comidas grasas, los fritos, los picantes, los cítricos, el café, el chocolate, la menta, el alcohol, y las bebidas carbonatadas, ya que facilitan la relajación del esfínter esofágico inferior e incrementan la acidez.
“Las comidas copiosas o muy tardías, acostarse justo después de comer, fumar, el sobrepeso, o el estrés, que altera la motilidad gastrointestinal y puede intensificar la percepción de ardor o dolor; además de determinados medicamentos y factores anatómicos, como la existencia de una hernia hiatal por deslizamiento, pueden igualmente facilitar el reflujo”, subraya este experto.
En el caso de la gastritis, dice que no podemos olvidar los agentes infecciosos, pues la infección por la bacteria Helicobacter Pylori produce irritación mucosa, siendo la causa más frecuente de úlceras, tanto gástricas como duodenales.
Por su parte, la doctora María Calderón Chamizo, especialista en el aparato digestivo del Hospital Quirónsalud Huelva afirma que en el reflujo gastroesofágico, numerosos factores de riesgo juegan un papel fundamental, tales como la edad, la obesidad, el consumo de tóxicos como alcohol y el tabaco, e inadecuados hábitos dietéticos, que contribuyen a la disminución del tono del esfínter esofágico inferior, y al enlentecimiento del vaciamiento gástrico. “Además, si unimos a estos factores el sedentarismo y los cambios hormonales de ciertos grupos poblacionales, se favorece también cierto aumento de la presión intraabdominal y de la hipersensibilidad esofágica”, aclara.
Cómo confirmar el diagnóstico
A la hora de confirmar la sospechas de estas afecciones, la doctora Marta Jaquotot, jefa de servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Córdoba indica que para el diagnóstico en estos casos existen diferentes escenarios. En el reflujo, “si hay síntomas sin datos de alarma, puede hacerse un tratamiento empírico sin necesidad de pruebas diagnósticas que lo confirmen de forma inicial”; ahora bien, cita que en algunos síntomas gástricos como la dispepsia (digestiones pesadas, dolor tras las comidas), en pacientes jóvenes y sin síntomas preocupantes, puede realizarse un test indirecto para determinar la presencia del helicobacter pylori, una bacteria presente en casi la mitad de la población que puede ser causa de esta sintomatología.
Eso sí, cuando no se responde al tratamiento, no hay presencia de h. pylori, o bien el paciente presenta síntomas de alarma o de larga duración, es preciso la realización de una endoscopia digestiva alta (gastroscopia) para determinar qué patología esófago-gástrica está causando estos problemas (hernia de hiato, esofagitis, gastritis, úlceras gastroduodenales,etc). u otras afecciones.
Posibles vías de tratamiento
En última instancia, el doctor José Manuel García Ortiz, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla aclara que en el caso del reflujo los medicamentos que reducen la producción de ácido —los ‘protectores gástricos’— suelen ser eficaces para controlar el reflujo y a la hora de prevenir complicaciones, y también se emplean en personas con riesgo de úlcera. “Aunque son fármacos muy seguros, tomarlos sin una indicación clara supone asumir riesgos innecesarios, y puede retrasar un diagnóstico adecuado”, advierte.
Pero también pueden ayudar una mejora en las rutinas del paciente y una mejor alimentación, ya que, en muchos casos, esto reduce o, incluso, evita la necesidad de medicación. “Automedicarse con antiácidos o con ‘protectores de estómago’ no es inofensivo y puede enmascarar problemas que deben valorarse médicamente”, recuerda.
También te puede interesar
Lo último