"Estabilidad renovada" y "colaboración estratégica", las dos claves del acuerdo arancelario para la Comisión Europea

Bruselas entiende que el pacto con Trump es la mejor solución para evitar una escalada de problemas en el mercado transatlántico

El acuerdo comercial EEUU-UE impone aranceles a Europa del 15%, pero deja fuera a la aeronáutica y "ciertos productos agrícolas"

El comisario de Comercio y negociador con EEUU, Maros Sefcovic.
El comisario de Comercio y negociador con EEUU, Maros Sefcovic. / Europa Press

Maroš Šefčovič, comisario europeo de Comercio, ha presentado este lunes los detalles del nuevo acuerdo comercial alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos, un entendimiento que, según ha subrayado, aporta una “estabilidad renovada” y abre la puerta a una "colaboración estratégica" de gran alcance.

El pacto, fruto de meses de negociaciones “de alta intensidad”, refuerza el valor del mercado transatlántico, cifrado en 1,7 billones de euros, y pone fin a una crisis comercial que amenazaba con derivar en una guerra arancelaria.

“Hemos realizado hasta diez visitas a Washington para alcanzar un resultado que beneficie a ambas partes”, ha explicado el vicepresidente de la Comisión Europea. En este sentido, Šefčovič ha recordado que, de no haberse logrado un entendimiento, la entrada en vigor de aranceles del 30% habría paralizado el comercio entre ambos bloques, con graves riesgos para empresas y trabajadores. “No queríamos una escalada. El consenso alcanzado ha satisfecho a nuestros socios”, ha subrayado.

Según explicó Šefčovič, las empresas trasladaron un mensaje claro: “Eviten una escalada y busquen una solución que ofrezca un alivio inmediato”. Y, a su juicio, eso es precisamente lo que se ha conseguido.

También lanzó una advertencia a quienes creen que todo podría volver a la situación previa al 2 de abril, cuando Donald Trump anunció por primera vez los nuevos aranceles: “Es bastante evidente que ese mundo ya no existe. Tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad”, afirmó. Desde la Comisión Europea se transmite así un mensaje firme: este acuerdo no solo es positivo, sino que era la única vía posible para evitar una guerra comercial.

Los compromisos

Entre los principales compromisos alcanzados en el acuerdo político se encuentra el establecimiento de un techo arancelario único y global del 15% para los productos de la UE. A partir del 1 de agosto, Estados Unidos aplicará este arancel máximo a la gran mayoría de las exportaciones europeas. Esta tarifa global sustituye el sistema anterior, en el que el arancel de la cláusula de nación más favorecida (NMF) se sumaba a otros aranceles adicionales. Con la nueva medida, el 15% funcionará como tope, excepto en aquellos casos en los que el arancel NMF supere ese porcentaje, en cuyo caso solo se aplicará dicho arancel sin recargos.

La nueva política afectará también a automóviles y piezas de automóvil -actualmente sujetos a un 25% más un 2,5% adicional- lo que implicará un alivio inmediato para este sector. Asimismo, este techo arancelario se extenderá a posibles tarifas futuras sobre productos farmacéuticos y semiconductores, incluidos los contemplados bajo la Sección 232. Hasta que Estados Unidos adopte una decisión definitiva sobre estos productos, únicamente se aplicará el arancel NMF.

Otra medida destacada es el trato especial para productos estratégicos. Desde el 1 de agosto de 2025, los aranceles estadounidenses sobre aviones y piezas de avión europeos, determinados productos químicos, fármacos genéricos y ciertos recursos naturales volverán a los niveles previos a enero. Esta rebaja arancelaria supondrá un respiro inmediato para industrias clave del continente, mientras ambas partes se han comprometido a seguir negociando la inclusión de más productos en esta categoría prioritaria.

En el ámbito industrial, la UE y Estados Unidos han decidido unir fuerzas para proteger los sectores del acero, aluminio y cobre frente a la competencia desleal y distorsionadora. Ante la amenaza que supone la sobrecapacidad global, ambas potencias establecerán contingentes arancelarios basados en niveles históricos para las exportaciones europeas, lo que permitirá reducir los aranceles actuales del 50%. Esta medida busca garantizar una competencia global equitativa, fortaleciendo así la industria en ambos lados del Atlántico.

El acuerdo también contempla una liberalización del comercio de ciertos productos estadounidenses hacia la UE, en áreas de interés mutuo. Se estima que esta apertura permitirá un ahorro anual de unos 5.000 millones de euros en derechos de aduana para los importadores y consumidores europeos, sin comprometer la protección de los sectores industriales y agrícolas más sensibles de la Unión.

En este contexto, la UE eliminará los aranceles residuales que aún se aplicaban a productos industriales estadounidenses, dado que sus tarifas NMF ya eran bajas. Además, se ampliará el acceso al mercado europeo para cantidades limitadas de productos pesqueros procedentes de EE. UU., como el abadejo de Alaska, el salmón del Pacífico y las gambas. Estos productos estarán sujetos a contingentes arancelarios y beneficiarán directamente a la industria europea de transformación.

Asimismo, se facilitará la entrada a Europa de determinadas exportaciones agrícolas no sensibles de Estados Unidos, por un valor estimado de 7.500 millones de euros. Entre los productos que verán mejorado su acceso al mercado comunitario se encuentran el aceite de soja, semillas para siembra, cereales, frutos secos y alimentos procesados como kétchup, cacao y galletas. Todos estos productos estarán también regulados mediante TRQs, lo que permitirá reducir los costes para agricultores e industrias agroalimentarias, al tiempo que se preservan los intereses agrícolas más delicados de la UE.

Más allá del aspecto arancelario, ambas partes se comprometen a reducir las barreras no arancelarias, promoviendo la cooperación en normas automovilísticas y en medidas sanitarias y fitosanitarias. También se trabajará en el reconocimiento mutuo de evaluaciones de conformidad en sectores industriales adicionales, facilitando así los intercambios comerciales.

En materia de seguridad económica, el acuerdo refuerza la cooperación para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro y abordar prácticas comerciales no equitativas. Además, se mantendrá la colaboración en aspectos clave como el control de inversiones y las restricciones a la exportación.

Otro pilar del compromiso alcanzado es garantizar un acceso fiable a energía crítica y suministros estratégicos. La UE prevé adquirir a Estados Unidos gas natural licuado, petróleo y productos de energía nuclear por un valor de 750.000 millones de dólares (unos 700.000 millones de euros) durante los próximos tres años, como parte de su estrategia para reemplazar el gas y el petróleo rusos. Adicionalmente, la UE tiene la intención de comprar chips de inteligencia artificial por un valor de 40.000 millones de euros, esenciales para mantener su ventaja tecnológica en sectores clave.

Finalmente, el acuerdo incluye un impulso a las inversiones mutuas. Las empresas europeas han manifestado su intención de invertir al menos 600.000 millones de dólares (unos 550.000 millones de euros) en diversos sectores de la economía estadounidense hasta 2029. Esta nueva ola inversora se suma a los 2,4 billones de euros de inversión ya existentes, consolidando así una de las relaciones de inversión más robustas del mundo.

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