Clientes de La Cartuja Pickman presentan las primeras denuncias y piden la intervención de Consumo

Aseguran que la fábrica siguió recibiendo pedidos y cobrando hasta el pasado mes septiembre aunque en julio sabían que no podrían cumplir el convenio de acreedores y que irían a liquidación

La familia Zapata cierra la emblemática fábrica de loza La Cartuja Pickman

Fábrica de La Cartuja Pickman, situada en Salteras (Sevilla) / M. G.

La emblemática firma sevillana La Cartuja Pickman, símbolo de la cerámica andaluza desde el siglo XIX, atraviesa una de las crisis más delicadas de su historia. A los impagos acumulados con Hacienda, la Seguridad Social, el Fogasa y los trabajadores, se suma ahora la reclamaciones de clientes particulares de toda España que aseguran haber abonado vajillas y juegos de café que nunca recibieron.

Los afectados acusan a la sociedad Ultralta, propietaria de la fábrica y controlada por la familia Zapata, de haber seguido aceptando pedidos y cobros a través de su página web y en la propia fábrica tras la paralización de la producción el pasado 31 de julio. El 28 de agosto, la plantilla fue enviada a un ERTE de seis meses, presuntamente para realizar obras en el tejado de las instalaciones, aunque la empresa ya arrastraba graves dificultades financieras y se encontraba al borde de incumplir su convenio de acreedores por un embargo de Hacienda.

Las primeras denuncias ya se han presentado ante la Policía Nacional y ante la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía. Los consumidores reclaman importes que van desde los 90 hasta los 1.400 euros por pedido, mientras se organizan a través de grupos de WhatsApp e Instagram para canalizar las reclamaciones colectivas. La situación amenaza con agravar la ya delicada reputación de una de las marcas más emblemáticas de la industria cerámica española. Los clientes temen que las existencias de la fábrica se liquiden a través de mercadillos o subastas. “Lo mínimo sería que se entregara el stock a quienes ya hemos pagado”, reclama Alejandra S., afectada de Barcelona.

Encarnación Rodríguez no ha recibido la vajilla de 490 euros que pagó a La Cartuja Pickman, cuya fábrica ha cerrado / M. G.

Actuar de mala fe

Algunos afectados acusan a la empresa de haber actuado con “mala fe” al mantener activa su tienda online “a sabiendas de la imposibilidad de cumplir las entregas”. Virginia M., cliente madrileña que abonó 706 euros en julio, ha presentado una reclamación formal ante Consumo alegando “presunta estafa en fase concursal”. Si no obtiene respuesta, presentará denuncia por un posible delito de estafa tipificado en el artículo 248 del Código Penal.

Fuentes de la familia Zapata sostienen que su intención es devolver el dinero a todos los clientes y aseguran estar en conversaciones con el administrador concursal para buscar una solución. Sin embargo, admiten desconocer el número exacto de afectados o el importe total de las devoluciones pendientes: “En ello están los contables”, señalan. La empresa, que se encuentra en liquidación en el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Sevilla, también adeuda alrededor de 45.000 euros en nóminas de agosto a su plantilla, pagos que —según la dirección— se realizarán “esta semana”. El Juzgado Mercantil 3 de Sevilla ha aprobado el concurso de Distribución La Cartuja, que comercializaba esta loza, pero aún está pendiente el de Ultralta, ambas sociedades vinculadas al la familia Zapata.

Fuentes jurídicas consultadas por este diario explican que los clientes podrían ver reconocidas sus reclamaciones como créditos contra la masa, al haberse generado después de la declaración del concurso. En teoría, esto les situaría por delante de los acreedores privilegiados, como Hacienda o la Seguridad Social. No obstante, las mismas fuentes advierten de que la falta de liquidez de Ultralta hace poco probable que las devoluciones se materialicen.

Pérdida de confianza

Los testimonios de los afectados reflejan una profunda decepción con una marca de fuerte arraigo emocional. La sevillana Encarnación Rodríguez pagó 490 euros por una vajilla del modelo Ceilán como regalo de cumpleaños: “Siempre había comprado en El Corte Inglés, pero esta vez lo hice por la web. No me cogen el teléfono ni contestan los correos”. Otros clientes como Juan Jesús S., que abonó 865 euros a principios de septiembre, denuncian haber sido engañados: “Nos dijeron que no podían entregar por obras en el tejado, pero la fábrica ya estaba parada”. Desde Zaragoza, diez amigos que compraron una vajilla de boda por 1.322 euros aseguran que el número que les habían dado para el seguimiento online del pedido desapareció de la web cuando comenzaron los problemas.

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