La fábrica de loza La Cartuja Pickman, otra vez al borde de la liquidación
La empresa propietaria podría echar el cierre si no llega a un acuerdo de pago de sus deudas con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria
Así fue como se creó la cerámica de la Cartuja de Sevilla, conocida en todo el mundo

Sevilla/La casi bicentenaria fábrica de loza La Cartuja Pickman, ubicada en el término sevillano de Salteras, vuelve a estar en la cuerda floja después de haber esquivado la liquidación en 2023, cuando el Tribunal Supremo no admitió el recurso presentado por la Seguridad Social para derivarle una deuda de 6,6 millones de euros generada por el anterior propietario. Ahora sus acreedores ordinarios han aprobado el convenio para abonar la deuda restante en diez años pero Utralta, la sociedad propietaria, no ha llegado un acuerdo de pago con la Seguridad Social o la Agencia Tributaria, acreedores con privilegio especial, lo que podría impedir el cumplimiento del convenio e ir a liquidación, según ha advertido al Juzgado Mercantil de Sevilla la administración concursal.
Son propietarios actualmente de Ultralta Ana Zapata (86,50%) y Mario Vázquez Iriberri (13,50%), mientras que la comercializadora de sus productos es la sociedad mercantil La Cartuja Distribución 1841, propiedad de European Lifting Company (86,5%), vinculada también a la familia Zapata y Mario Vázquez. De igual forma, los suelos de Salteras donde se ubica la fábrica pertenecen a una sociedad mercantil vinculada a la familia Zapata.
Al no tener que asumir Ultralta la derivación de la deuda con la Seguridad Social del anterior propietario, su pasivo es de unos 2,9 millones de euros, de los que 1,7 millones corresponden a acreedores ordinarios y 1,2 millones a deudas de acreedores con privilegio de pago, como la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y trabajadores de la compañía.El convenio, al que se ha opuesto Hacienda, incluye la condonación del 50% de la deuda y una espera de diez años para el cobro del resto de la deuda. Con el voto de acreedores ordinarios a los que se debían 1,2 millones de euros, más del 65% del total, se aprobó finalmente el convenio, al que se adhirieron algunos acreedores privilegiados, entre ellos trabajadores.
Como el convenio se aprobó en abril pasado y la evaluación del mismo por la administración concursal fue en diciembre de 2022, el juzgado Mercantil de Sevilla pidió una actualización, estando ahora el proceso pendiente de que se dicte la sentencia de aprobación definitiva o no del convenio. El concurso se declaró en 2019 y desde entonces ha pasado por las manos de tres jueces: Miguel Ángel Navarro, ahora en la Audiencia de Sevilla; Jesús Ginés, actualmente en la Audiencia de Huelva, y ahora está en manos de Ana Marín Herrero.
La situación no pinta bien para esta empresa. Si el Juzgado no aprueba el convenio de acreedores, la compañía irá a liquidación, y si le da luz verde, la fábrica podría estar en un aprieto porque no ha conseguido por ahora acuerdos de pago con la Agencia Estatal Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad Social, de modo que si éstos reclaman por la vía de apremio sus deudas, Ultralta podría tener dificultades para cumplir el convenio y terminaría echando el cierre.

Compraventa de la marca
Entre los principales activos de la compañía estaban sus marcas, como La Cartuja de Sevilla, que puede ser usada en España en productos de loza y toda clase de artículos de cerámica, así como cristales o porcelana. En toda la Unión Europea tenía la marca La Cartuja de Sevilla desde 1841 para productos de cuero, imitaciones de cueros, utensilios para la casa y la cocina; y La Cartuja de Sevilla Pickman y Fábrica de Loza la Cartuja de Sevilla, para Alemania, Austria, Benelux, rusia, Francia, Italia, Marruecos, Mónica, Portugal y Suiza, para artículos de loza y cerámica.
Con autorización del Juzgado Mercantil, la empresa vendió en 2022 sus marcas de la fábrica de loza sevillana, destinando los 800.000 euros obtenidos con la operación a pagar los créditos contra la masa, pagar atrasos salariales y pagos pendientes a Hacienda. La marca quedó en manos de Nox Industrial, domiciliada en Madrid y propiedad de Juan Manuel Martín Buendía, según la herramienta Insight View, de Iberinform. Nox Industrial y Ultralta acordaron que la actual propietaria de la fábrica de loza podría recomprar la marca en los siguientes cuatro años, es decir, hasta 2026, si la empresa lograba superar el concurso y aprobar el convenio, acordándose un precio de compra diferente en función del año en que se ejerza ese derecho.
La fábrica, cuya fundación data de 1841, ha cumplido 184 años y continúa funcionando, aunque después de múltiples avatares que han hecho menguar sus recursos. De hecho, la fábrica llegó a tener 22 hornos y 500 operarios, mientras que hoy tiene cuatro hornos y poco más de 30 empleados. En cuanto su volumen de negocio, ha pasado de facturar 8 millones de euros en 1991 a sólo 865.999 euros en 2022, una caída de ingresos en la que ha influido notablemente la aparición del Covid en 2020, la huelga general del transporte en 2021 y el incremento de hasta el 300% del precio de la energía que provocó la invasión de Ucrania. Sus previsiones pasan por salir a flote tras aprobar el convenio y llegar a un volumen de negocio de 5,6 millones en 2032, según el convenio, que prevé la obtención de financiación externa mediante un préstamo a largo plazo por 1,2 millones de euros.
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