Glovo ejecuta el cambio de modelo laboral y contrata a 14.000 repartidores
La empresa comenzó a enviar a principios de junio propuestas para formalizar la contratación a más de 34.000 repartidores en España, de los cuales algo menos de la mitad han aceptado por ahora la oferta.
Un juzgado de Barcelona condena a Glovo por mantener en situación irregular a 3.572 repartidores

BARCELONA/La empresa de reparto a domicilio Glovo ha anunciado este martes que ha ejecutado el cambio de modelo laboral que avanzó en diciembre y ha contratado a 14.000 repartidores que hasta ahora eran autónomos.
Desde este 1 de julio, colaborar como repartidor autónomo con Glovo "ya no es una opción", han señalado a EFE fuentes de la compañía, que decidió modificar su estratégica después de que un juez de Barcelona abriera una investigación para determinar si estaba vulnerando los derechos de los trabajadores.
Glovo, propiedad del grupo alemán Delivery Hero, comenzó a enviar a principios de junio propuestas para formalizar la contratación a más de 34.000 repartidores en España, de los cuales algo menos de la mitad han aceptado por ahora la oferta.
Aquellos que lo han hecho, continúan operando de la "forma habitual" en las más de 900 ciudades en las que ya estaban repartiendo, detalla la compañía.
Para aquellas ciudades en las que el número de repartidores con vínculo laboral directo no sea suficiente, Glovo prevé trabajar con flotas de otras empresas subcontratadas, un modelo habitual en otras plataformas de reparto y que la compañía ya ha estado poniendo a prueba en los últimos meses. La empresa, fundada en Barcelona en 2015, asegura que velará por que los riders que trabajen para esas flotas estén vinculados a ellas a través de un contrato.
Cuando avanzó su intención de modificar su modelo, Glovo recalcó que la nueva manera de operar no afectará a la disponibilidad de los repartidores, que harán entregas "en cualquier momento del día".
Unos 20.000 'riders' activos
Desde el sindicato UGT apuntan a que en Glovo había hasta ahora unos 20.000 riders activos" y sostienen que en las próximas semanas se ampliará previsiblemente el número de contratos formalizados.
Las 34.000 ofertas se corresponden al número de cuentas que han canalizado pedidos en los últimos años, pero dentro de esa cifra hay personas que ya habían abandonado la actividad, señala a EFE Fernando García, repartidor y miembro del sindicato. Entre las cuentas que estaban en funcionamiento, la casuística también es variada: "Había gente que hacía cien horas a la semana y gente que hacía cero. Había cuentas compartidas entre tres y cuentas de una sola persona", sostiene.
El representante sindical se muestra asimismo contrario al modelo de flotas subcontratadas, aunque asegura que Glovo está en proceso de "reabsorber" a repartidores que hasta ahora trabajaban en compañías externas. A algunos riders de esas flotas, la compañía les ha ofrecido un contrato que conserva su antigüedad, sostiene García.
"No queremos subcontratas", afirma el repartidor, que sin embargo señala que la empresa les ha trasladado que son una herramienta "provisional, durante el proceso de transformación, para tener algo de margen y que no haya caídas en el servicio".
Sentencia condenatoria
La semana pasada, un juzgado de Barcelona condenó a Glovo a regularizar a un total de 3.572 repartidores que trabajaban para ella como falsos autónomos entre 2015 y 2018 al concluir que existía una relación laboral por cuenta ajena.
El titular del juzgado aseguraba en su escrito que "los repartidores no desarrollaban su actividad conforme a sus propios criterios organizativos, sino que actuaban siguiendo de manera estricta las directrices establecidas por Glovo". Así, destacaba que "Glovo decidía el precio del servicio, el método de pago y la remuneración", y los repartidores "no cobraban de los clientes" sino de la plataforma que, además, era la que "se beneficiaba directamente del trabajo" de éstos, que "no participaban en acuerdos con comercios ni clientes, sino que solo ejecutaban encargos bajo condiciones impuestas por la empresa".
En esta línea, la sentencia insistía en que "la empresa fijaba todos los aspectos del servicio: forma, precio, condiciones de pago y control de calidad; y, mediante algoritmos, valoraciones y geolocalización, ejercía una supervisión continúa".
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