El mantenimiento del 'Juan Carlos I' en Navantia Puerto Real: más de 30 millones de inversión, unos 800 trabajadores y una veintena de empresas
El portaeronaves de la Armada española entra en el astillero gaditano para sustituir su sistema de propulsión, entre otras actuaciones
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Navantia acaba de recibir en su astillero de Puerto Real al buque insignia de la Armada española, el portaeronaves Juan Carlos I, para someterlo a una operación de mantenimiento y actualización que incluyen la sustitución del sistema de propulsión, una intervención que tiene una inversión prevista de en torno a 30 millones de euros, sin contar las otras actuaciones. En conjunto se estima que habrá una media de 800 trabajadores, con picos de un millar en determinados momentos, implicados en los trabajos. Más de una veintena de empresas prestarán sus servicios a la compañía pública para este encargo.
Mientras, en otra orilla de la Bahía de Cádiz, la factoría de reparaciones de la capital, otra unidad de la Flota, la fragata Numancia se somete desde hace unos días a labores de revisión y arreglos. Ambas varadas muestran el fuerte vínculo entre la compañía naval y la Armada, que, más allá de las construcciones, implican una importante facturación para los astilleros gaditanos, una periódica carga de trabajo para la zona y, por tanto, generación de actividad para empresas de la industria auxiliar y trabajadores.
Poco después de las 8.30 horas de este jueves, el LHD (Landing Helicopter Dock) de la Armada Española iniciaba la maniobra de atraque en el mayor dique de las instalaciones de Navantia Puerto Real. El también denominado BPE (Buque de Proyección Estratégica) llegaba desde la Base Naval de Rota, donde ha realizado la preparación previa para esta parada de mantenimiento, que ha incluido el desembarco del arma aérea. Con la ayuda de remolcadores ha realizado la operación de aproximación por popa hasta quedar amarrado por estribor al dique, vaciado en esta primera jornada para el desempeño de las tareas encomendadas por la institución.
Durante los próximos tres meses, el buque descansará en este dique de grandes dimensiones, donde se procederá al cambio de su principal elemento de propulsión de dos hélices, suministrado en su momento por el consorcio Schottel-Siemens, que desde hace años ha mostrado fallos por causas técnicas y mecánicas, con ruidos y vibraciones que afectan a otros equipos sensibles del buque. Tras el análisis de la situación se definió que la mejor solución era el cambio del sistema, que proporciona en esta ocasión la firma ABB.
Tres cesáreas al casco
Desde la empresa pública advierten de la complejidad de la actuación, para que la que resulta necesario ejecutar "tres grandes cesáreas en el casco" y fabricar nuevos bloques de acero para el anclaje de los propulsores. El nuevo sistema pasará de tener dos hélices a una, que forma parte del azipod (o pod), un tipo de sistema de propulsión azimutal, que también alberga el motor eléctrico en su interior y que se ubica fuera del casco. La maniobra de bloques está planificada para agosto. Entonces se colocarán esas nuevas estructuras, tras cortar el casco por la zona de popa y parte del lateral, y se montará el pod en la parte inferior.
Los trabajos incluyen la reconexión de más de 66 kilómetros de cables, de los que 40 kilómetros serán completamente nuevos, aclara la compañía, y la instalación de una nueva versión software del Sistema Integrado de Control de Plataforma (SICP) para recoger estos cambios. Esta modernización cuenta con la aprobación del Consejo de Ministros y se ejecuta bajo el paraguas de un acuerdo marco con un valor estimado de 30 millones de euros.
Este cambio de los pods y sus periféricos se incluye en el plan de inmovilización programada (PIPs) previsto por la Armada para el Juan Carlos I, para obras de mantenimiento y trabajos de actualización de nuevos sistemas; renovación del sistema de ventilación y climatización (HVAC), que sufrió una avería en el último despliegue del grupo de combate Dédalo, así como el mantenimiento integral y puesta en operación de sus grupos diésel mediante un W7, entre otras, lo que implica la coordinación de las actividades de los negocios de Motores, Reparaciones Cádiz y de Sistemas.
Sin que se hayan dado cifras acerca del coste de estas labores de actualización más habituales, el acuerdo marco que sirve de paraguas para el cambio de propulsión supone una inversión que ronda los 30 millones de euros, que a finales de 2022 fue aprobada por el Consejo de Ministros. Las necesidades de la Armada, de operaciones, despliegues y maniobras, ha retrasado esta sustitución hasta ahora.
Para llevar a cabo el conjunto de los trabajos planificados en esta inmovilización programada, se calcula que se ocupará a una media de 800 operarios que simultanearán su labor buena parte del tiempo, con picos de cerca de un millar de trabajadores en algunas fases de la intervención. Eso conlleva, además, la participación de más de una veintena de empresas de la industria auxiliar, que atenderán las necesidades del buque: desde labores de marinería, andamiaje y de grúas, a actuación en la refrigeración, electricidad o la mejora de los sistemas.
En Puerto Real, en Rota, en Cádiz
El grueso del mantenimiento se ejecutará en Puerto Real, donde su estancia se prolongará en torno a 3 meses aproximadamente. Otras mejoras se desarrollarán ya en la Base de Rota. Desde allí partirá en el mes de diciembre para realizar pruebas de mar. Serán casi seis meses de varada para esta puesta a punto. A este tiempo hay que sumar las fases de ingeniería y compras que se han prolongado durante 3 años, tiempo en el que han llegado a celebrarse hasta 21 reuniones de seguimiento con la Marina española, la última el pasado 10 de julio.
Menos tiempo de producción ocupará a los operarios la intervención en la fragata Numancia. En concreto, son unos 45 días para realizar la revisión del sistema de gobierno, propulsión, cadena, caja de mar y trabajos de pinturas, además de las pequeñas reparaciones de acero que se observen, con una previsión de dar trabajo a entre 400 y 500 personas.
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