Juan Moya destaca que "las alianzas a largo plazo son la esencia de una empresa familiar como Persán"

El vicepresidente de la compañía comparte que la idea es "contar con muy buenas personas para desarrollar las mejores tecnologías"

La empresa familiar aprueba la situación económica actual, pero muestra preocupación por el absentismo laboral

Juan Moya, vicepresidente de Persán.
Juan Moya, vicepresidente de Persán. / IEF

En la mesa redonda celebrada en el último día del XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar, el vicepresidente de Persán, Juan Moya, defendió que la capacidad de las empresas familiares para establecer socios estables y relaciones duraderas es uno de sus mayores activos. “El partenariado, con objetivos comunes y comunicación abierta, es clave para construir proyectos ganadores a largo plazo”, aseguró, ligando esa filosofía a la identidad propia de este tipo de compañías.

Moya recordó que Persán nació en la posguerra, “al abrigo de la industria del aceite de oliva, aprovechando sus residuos para fabricar jabón”, un ejemplo del ingenio andaluz en tiempos difíciles. De esa etapa, explicó, surgió el pilar que hoy define a la compañía: “contar con muy buenas personas para desarrollar las mejores tecnologías”.

El directivo destacó también la herencia de su padre, quien asumió el timón en un momento de crisis e instauró el principio de “trabajar con la norma y contra la norma”, es decir, entender el cambio como motor de crecimiento. Desde entonces, Persán ha mantenido un espíritu de mejora continua y de búsqueda de soluciones innovadoras.

Entre esas innovaciones, Moya citó la creación de la primera pastilla de jabón que flotaba, pensada para facilitar las tareas del hogar, y el desarrollo de la tecnología monodosis que hoy domina el mercado europeo del lavado de ropa. También destacó la apuesta pionera por la sostenibilidad, como el uso de botellas PET recicladas para fabricar suavizantes, “una idea que parecía impensable y hoy es un estándar mundial”.

Para el vicepresidente de Persán, liderar por valores es lo que da identidad y ventaja competitiva. “Esa fidelidad a lo que somos nos diferencia y genera vínculos sólidos con las personas y los territorios. No es inmovilismo, es saber de dónde venimos”, afirmó. En un mundo cada vez más individualista y estandarizado, consideró que mantener esa singularidad “es la mejor forma de atraer talento y garantizar un futuro estable, aunque implique renunciar a oportunidades cortoplacistas”.

Compromiso, arraigo y visión a largo plazo

La mañana del martes en Burgos reunió también los testimonios de otros empresarios que, desde distintos sectores y territorios, encarnan los valores que dan sentido a este modelo empresarial: el compromiso con el territorio, la apuesta por las personas y la visión a largo plazo.

El presidente del Grupo Pikolín, Álvaro Solans, recordó cómo un pequeño negocio nacido en Zaragoza se ha convertido en el segundo mayor fabricante de productos de descanso de Europa, con presencia en Francia, Vietnam, China y Brasil. Subrayó que, pese al crecimiento, la compañía mantiene el trato cercano con todos los que forman parte del proyecto y “sueña con seguir creciendo sin perder los valores que la han traído hasta aquí”.

Desde Extremadura, Víctor Leal, consejero ejecutivo de CL Grupo Industrial, destacó el papel del arraigo en su empresa familiar ubicada en Jerez de los Caballeros (Badajoz), especializada en soluciones energéticas a medida. “Compartir esta aventura con mis hermanos nos convierte en un gran equipo”, afirmó, resaltando la importancia de la cooperación y la confianza mutua.

Por su parte, Juan Carlos Álvarez, de Bodegas Vega Sicilia, evocó la historia de una marca que ha hecho del detalle y la excelencia su seña de identidad. Recordó cómo la familia cuida cada paso del proceso, desde las viñas hasta la tonelería, en una bodega que conjuga tradición y modernidad “para mantener vivo el legado que nació con las primeras uvas de Vega Sicilia”.

En representación de Eulen, María Álvarez, directora corporativa de Recursos Humanos, incidió en que el éxito del grupo radica en “anticiparse a las necesidades de las empresas y de la sociedad”, apostando por la innovación, la sostenibilidad y las personas como eje de la estrategia.

Finalmente, Ana Álvarez, vicepresidenta del Grupo Armando Álvarez, líder en envases y embalajes sostenibles desde Torrelavega (Cantabria), valoró el proceso de elaboración de su protocolo familiar como “un ejercicio enriquecedor de consenso entre la segunda y tercera generación”. Destacó que en su grupo es requisito que los miembros de la familia trabajen antes en otras compañías: “Esa experiencia externa aporta madurez y una mirada más amplia al incorporarse al proyecto común”.

Estos testimonios, distintos en forma pero coincidentes en fondo, reflejan el papel de la empresa familiar como motor económico y social de España, capaz de combinar crecimiento, innovación y compromiso con sus raíces.

stats