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Análisis
Las relaciones comerciales entre España y China han ido ganando en intensidad durante los últimos cinco años, pero aún mantienen un volumen reducido comparado con otros países.
En 2024, España importó una cifra superior a los 45.000 millones mientras que exportó 7.000 millones. Una tasa de cobertura de solo el 16%. Esas importaciones representan el 9% del total. Por el contrario, las exportaciones a China solo representan el 2% del total de España.
En las exportaciones cabe destacar el sector agroalimentario, especialmente carne de cerdo, en la que España ocupa el primer lugar.
Respecto del aceite de oliva, aunque no es tan elevado como en otros mercados, China ha sido uno de los de mayor crecimiento para el aceite español. Otros productos parten de un bajo nivel pero están acelerando su penetración: minerales, productos farmacéuticos, plásticos y maquinaria industrial.
En cuanto a inversión directa, la inversión española en China ha sido moderada –aunque ya hay 600 empresas españolas operando– y la China en España también es limitada comparada con otras economías europeas.
En abril de 2025, España y China firmaron acuerdos para facilitar la exportación española de alimentos (cerdo, cerezas) a China, y profundizar la cooperación en ciencia, educación, innovación y energía verde.
La cooperación industrial se ha materializado en energías renovables, electromovilidad y digitalización. Especialmente en el sector energético, China ve en España una puerta de entrada para inversiones en energías limpias.
El gran desequilibrio comercial plantea riesgos en términos de dependencia. Una mayor reciprocidad para que España exporte más mejoraría sustancialmente el acceso al mercado chino. Además, esa reciprocidad debería materializarse en productos industriales y servicios, no solo en agrícolas y ganaderos. Se han ido creando cadenas de suministro que han aumentado la dependencia de España y la vulnerabilidad respecto de China.
La relación triangular España-UE-China es una fuente de conflictos que el Gobierno tiene que manejar con diplomacia, evitando choques entre esas tres áreas. Debemos estar alineados con la política comercial europea conjugando la relación bilateral con la política comercial de la UE.
Lógicamente, el volumen de las relaciones comerciales entre Andalucía y China es significativamente más reducido que el de España.
En 2024, las exportaciones andaluzas a China crecieron un 16,2%, hasta 1.317 millones de euros, mientras que las importaciones alcanzaron los 2.069 millones. Nuestra tasa de cobertura es del 63%.
Andalucía representa cerca del 17,6% de todas las exportaciones españolas a China, mayor que su peso en el PIB. En turismo, la comunidad recibió más de 265.000 visitantes chinos en 2024 y presenta un perfil rápidamente creciente.
Respecto de las inversiones, la cifra china comprometida en Andalucía se eleva a 2.500 millones de euros en proyectos industriales e infraestructuras. Esas iniciativas anclan a las dos economías con mayor fuerza, más allá de los flujos comerciales.
Creemos que los productos españoles y andaluces tienen claras posibilidades de mejorar su presencia en el mercado chino: productos diferenciados de alto valor añadido en los sectores agroalimentario, farmacéutico y tecnológico. Los diversos protocolos firmados entre las autoridades chinas y españolas deben facilitar nuestra presencia en ese mercado asiático.
Debemos aprovechar la demanda china de economía verde en energías renovables y movilidad eléctrica. Andalucía y España pueden ofrecer una experiencia muy importante en algunas de estas áreas. El desarrollo del hidrógeno como energía verde está atrayendo la atención de empresas chinas.
Globalmente, una mayor cooperación industrial aumentando el número de empresas españolas presentes en China y el establecimiento de cadenas de producción conjuntas pueden abrir nuevas vías de cooperación.
España es un socio estratégico integral de China que debería impulsar las relaciones comerciales e industriales. En este año 2025 se ha modificado el formato de contactos entre gobiernos justamente para reforzar las relaciones.
España considera a China como un socio estratégico en el marco de su asociación estratégica integral.
En el contexto global, la relación España-China debe gestionarse también con la mirada puesta en la política de la UE, las tensiones comerciales globales y la seguridad económica.
La intensificación de las relaciones de los gobiernos español y andaluz con el gobierno chino contribuye a equilibrar las relaciones comerciales y de inversión. A las dos visitas llevadas a cabo por el presidente del Gobierno durante los últimos tres años se añade estos días pasados la del Rey Felipe VI.
Actualmente se está negociando una operación con la empresa Envision, que ha comprometido una inversión de 1.000 millones para la producción de hidrógeno verde. Aunque oficialmente no se ha desvelado su localización, todo apunta a que será en Andalucía donde se ubique la inversión. Tanto para este proyecto como para la instalación de empresas andaluzas en China, resulta imprescindible el acompañamiento de inversiones privadas. Solo así se podrá conseguir el máximo aprovechamiento de las relaciones de España y China.
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