
Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
Recortes con escarpelo, no con sierra
Las relaciones comerciales a nivel europeo o mundial están llenas de incertidumbres y miedos, lo cual constituye el mayor peligro para su buen funcionamiento. La política de los EEUU con los aranceles y otras circunstancias han establecido nuevas reglas económicas, de modo que los distintos países tratan de posicionarse de la mejor manera para no verse perjudicados. La Unión Europea se ha dado cuenta de su gran debilidad y dependencia en materia de defensa, energética y tecnológica, por lo que está tomando una serie de medidas a costa, seguramente, de más deuda y menos estado del bienestar. Al final, cada país se ha vuelto más proteccionista y las relaciones globales son mas complicadas.
En paralelo a esta situación dominada por un capitalismo basado en el poder y el egoísmo, sin valores éticos, existe otro modelo de organización de empresas que es la economía social llamada de “rostro humano”, más igualitaria, equitativa e inclusiva. Sin olvidar la obtención de beneficios, compatibiliza su actividad con una serie de principios, como la protección y el bienestar de los trabajadores, salarios dignos, relaciones laborales satisfactorias, flexibilidad horaria, conciliación, participación en las decisiones y beneficios de la empresa, finanzas solidarias, sostenibilidad y unidad por el interés común.
Incluye diversos tipos, siendo las más numerosas en Andalucía las entidades cooperativas, las sociedades laborales, las empresas de inserción, las cofradías de pescadores, las sociedades agrarias de transformación, los centros especiales de empleo, las fundaciones y asociaciones de economía social y las mutualidades. En sentido amplio se pueden incluir las empresas con una manifiesta responsabilidad social corporativa y otras de carácter social, las ONGES, las comunidades de vecinos, de regantes y energéticas o las asociaciones para la protección del medio ambiente.
Según la confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES), Andalucía cuenta con 6.218 empresas cooperativas que aportan más del 10% del PIB regional y más del 12% del empleo, repartidas por el 85% de los municipios, lo cual favorece la cohesión social, el equilibrio territorial y la fijación de la población en el medio rural. Entre las cien más importantes de España se encuentran 25 empresas andaluzas, casi todas del sector agroalimentario, excepto tres que pertenecen al sector servicio: Una de distribución de medicamentos con sede en Sevilla, otra de supermercados con sede en Granada y otra de cuidados a domicilio y centros de mayores con sede en Mengibar (Jaén).
Por su importancia nos vamos a centrar en las entidades cooperativas agrarias que, en su mayoría, están formadas por la agrupación de socios agricultores y ganaderos que entregan su producción para su transformación y comercialización en común, así como para la compra de los suministros y, de este modo, competir en el mercado y obtener mejores precios y beneficios.
La práctica totalidad de estas pertenecen a la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía que incluye a 617 que facturan 12.300 millones de euros, suman unos 340.000 socios y cuentan con 34.000 trabajadores, lo que supone un tercio del cooperativismo nacional. Su objeto principal son las frutas y hortalizas, olivar, suministros, vinos, ganadería, frutos rojos y subtropicales, frutos secos, cereales, algodón, miel, arroz, pesca etc.
Las cooperativas agrarias hicieron posible la continuidad y viabilidad de la actividad y facilitaron la emigración en muchos pueblos, dada la dificultad del relevo generacional. Muchos medianos y pequeños propietarios, a partir de los años 50 del pasado siglo se marcharon de las zonas rurales y arrendaron las tierras cuya producción se entregaba a una cooperativa.
En la búsqueda de mayor competitividad y capacidad de innovación la ley 13/ 2013, para el fomento de la integración de cooperativas, crea la figura de la Entidad Asociativa Prioritaria (EAP), formada por varias entidades de carácter supra autonómico de las que, según el Registro hay 17 y no llegan a cinco las que tienen su sede en Andalucía. Se trata de una mayor concentración de la oferta de productos y de la demanda de suministros para reducir costes.
En Andalucía, el Decreto 188/2017 regula las entidades asociativas prioritarias de ámbito regional (EAPA) y crea el registro correspondiente con una serie de ventajas en su constitución y en las distintas convocatorias anuales que se celebran. Los requisitos son parecidos a los de la Ley del Estado, como la transformación y comercialización conjunta de toda la producción, volumen mínimo de facturación, gestión democrática en la toma de decisiones y colaboración mutua. Hasta ahora hay registradas unas doce y sería muy conveniente un mayor impulso y ayudas a estas entidades por parte de las administraciones para poder competir en el mercado mundial, dominado por enormes conglomerados asociativos.
Por otra parte, queremos mencionar el importante papel que desempeñan las fundaciones, tanto las de tipo asistencial como cultural, científica, investigadora o docente, de las que constan en España con actividad 10.510 y que vienen a complementar las políticas públicas del Estado. La mayoría son privadas de grandes patrimonios o de grandes empresas que se rigen por los principios de generosidad, filantropía y mecenazgo.
Asimismo, mencionar a las cooperativas de viviendas donde sus socios son los residentes, lo cual evitaría la especulación y los altos precios. Por último, señalar la importancia de las comunidades energéticas en áreas urbanas y polígonos industriales. En los tres casos los poderes públicos deberían facilitar su creación con toda clase de incentivos financieros y administrativos.
En definitiva, creemos que un mayor desarrollo de la Economía Social, por sus valores éticos e intereses comunes, reduciría parte de los problemas de la actual situación, caracterizada por un crecimiento extensivo de tipo macro económico que apenas llega a la gran mayoría de los hogares, dado los bajos salarios, poca productividad y relaciones
laborales poco satisfactorias, así como con poca motivación por el trabajo bien hecho, un cierto malestar y un fuerte absentismo laboral.
Este desarrollo ya se está produciendo mediante la creación progresiva de una Red de Cátedras en la universidad pública, de las que ya hay diez, y con la celebración en Murcia los días 15 al 19 de septiembre de la Primera Cumbre Europea de la Economía Social que puede dar respuestas a los grandes desafíos de la reindustrialización y de la transición ecológica y digital.
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