Empresas tecnológicas que empiezan

Tribuna Económica

20 de mayo 2025 - 03:59

EN un informe reciente, Financial Times (FT) clasifica las incubadoras de empresas en Europa viendo cinco aspectos; en la primero y segundo, los mejores espacios de oficinas y laboratorios y apoyo a las empresas, el BIC Euronova en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) en Málaga, ocupa el puesto 6 y 4. Sin embargo, desaparece de los ranking en las otras tres cuestiones: red de conexiones, proyectos con otros centros similares, y un historial de empresas con éxito. La primera idea que viene a la mente es que tenemos un centro de referencia en tecnología, que en el ranking de 150 europeos ocupa el lugar 22, pero su concreción en el desarrollo de empresas es débil.

Una segunda idea que surge de este informe es que faltan en él centros importante como el de aeronáutica en Sevilla, o salud en Granada; de hecho el BIC no figuraba en el informe del FT del año pasado, y seguramente habrá nuevas propuestas de inclusión el año próximo. En tercer lugar, vemos centros vinculados a sectores concretos como la salud o el automóvil, en Pamplona, Vigo y Barcelona, lo que indica que la conexión con una industria local es relevante; sin embargo, el que más destaca en España, Lanzadera, impulsado por el empresario Juan Roig, promueve todo tipo de empresas, con 698 espacios de trabajo frente a los 250 del BIC. Un cuarto punto es que Lanzadera fundada en 2013 se ha situado en cabeza, mientras que BIC se remonta a 1991, cuando José Asenjo, José Pérez Palmis y Felipe Romera impulsaron el PTA con fondos europeos. El que BIC Euronova sea un centro magnífico pero sin una proyección correspondiente, puede deberse a factores como son: inexistencia de inversión local; falta de trabajadores locales con dominio de la tecnología; condiciones laborales y dificultades como la vivienda que impiden retener el talento local; y que no se ha producido aún la eclosión generacional de empresarios con éxito que impulsen nuevas empresas.

Dos experiencias recientes relacionadas con el tema me han resultado de interés. Una fue la lectura en la ETS de Ingeniería Informática y Telecomunicaciones de una tesis doctoral por la investigadora Antonia Torres-Cubillo sobre sensores electrónicos, que integraba ingeniería, física y química, contando en el tribunal con tres catedráticos, dos de ellos extranjeros, de estas materias. Ante una exhibición tal de conocimientos por una persona tan joven, y junto al orgullo de que la universidad contara con profesionales como los directores de la tesis, profesores Molina y Halir, me preguntaba por las oportunidades que jóvenes investigadores de altísimo nivel tiene realmente en nuestra tierra. Sin embargo, en la investidura como doctor honoris causa de Bernardo Quintero, que a sus méritos profesionales añade haber traído el centro de ciberseguridad de Google, profesores de la Escuela me comentaban que poco a poco se van creando vínculos con empresas y abriendo posibilidades profesionales. Todo esto lleva, una vez más, a plantear una doble exigencia, a las empresas establecidas e inversores, para que arriesguen en las que empiezan; y al gobierno local y regional para que concreten su fervor tecnológico en apoyos como puede ser vivienda para investigadores, o una Universidad pública bien dotada.

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