La 'stablecoins' y 'CBDCs': ¿Dos caminos hacia el dinero digital del futuro?

ANÁLISIS

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. / EFE/Armando Babani

04 de octubre 2025 - 06:01

El sistema financiero global vive una transición sin precedentes. Tras décadas de hegemonía de la banca tradicional y los sistemas de pago centralizados, la digitalización ha impulsado nuevas formas de dinero que cuestionan las reglas establecidas. Entre ellas destacan las stablecoins, activos digitales privados que mantienen paridad con un valor estable, como las monedas fiduciarias, (dólar, euro), materias primas (oro) o un conjunto de activos, para minimizar su volatilidad. Por su lado, las CBDCs (Central Bank Digital Currencies) son monedas digitales emitidas por bancos centrales. Aunque ambos buscan estabilidad y confianza, representan visiones opuestas: una impulsada por la innovación privada y otra por el poder soberano de los Estados. El debate ya no es académico. Tanto en Estados Unidos como en Europa se están tomando decisiones estratégicas que definirán el futuro de pagos, finanzas y geopolítica monetaria.

Las stablecoins están respaldadas por depósitos en efectivo, bonos del Estado o activos líquidos. Asimismo, tienen mecanismos algorítmicos que ajustan la oferta y demanda automáticamente. Su uso se ha expandido en pagos internacionales, plataformas DeFi (finanzas descentralizadas) y están sirviendo como “puente” entre el mundo cripto y el financiero tradicional. La estabilidad percibida los convierte en herramientas atractivas, aunque con riesgos claros: falta de transparencia en reservas, vulnerabilidad a pánicos digitales y dependencia de emisores privados. Por su lado, una CBDC es dinero digital emitido directamente por un banco central, respaldado al 100 por cien por los Estados. Representa una obligación soberana, equivalente a los billetes y monedas en circulación, pero en formato digital. Existen dos modalidades. Por un lado, la minorista, diseñada para ciudadanos y empresas, como una alternativa al efectivo. Y por otro lado, la mayorista, enfocada en transacciones interbancarias y mercados financieros. Las CBDCs prometen pagos más eficientes, mayor inclusión financiera y reducción de costes de intermediación. Sin embargo, generan inquietudes: pérdida de privacidad, riesgos de fuga de depósitos desde las entidades de crédito hacia el banco central, y posibles usos políticos en el control de las finanzas ciudadanas (el ejemplo más claro de esto último sería China).

Como ocurre en tantos otros campos, sobre todo en los últimos tiempos, la Unión Europea y EEUU comparten visiones muy distintas sobre estos activos digitales. Estados Unidos rechaza la CBDC y apuesta por las stablecoins. El giro más radical en ese país recientemente fue la prohibición del desarrollo de una CBDC federal. El gobierno, bajo la presidencia de Donald Trump, vetó oficialmente cualquier intento de crear un "dólar digital", argumentando riesgos de vigilancia estatal y concentración de poder en la Reserva Federal. En paralelo, el Congreso aprobó el GENIUS Act, un marco legal para regular las stablecoins. Sus puntos más importantes incluyen el respaldo 1:1 con dólares o activos de bajo riesgo, auditorías periódicas y transparencia en reservas y supervisión federal y estatal conjunta. El mensaje es claro: EEUU no quiere un dólar digital estatal, pero sí busca liderar la innovación financiera a través de stablecoins privadas reguladas. Esto ayuda a mantener el rol dominante del dólar como moneda global. No obstante, la estrategia no está exenta de tensiones. Si los usuarios migran masivamente sus depósitos a stablecoins, los bancos podrían ver reducida su base de financiación. A la vez, se abre un nuevo espacio competitivo entre emisores privados que buscan posicionarse como la "capa digital oficial del dólar".

Europa se mueve en sentido contrario. El BCE avanza en la fase de preparación del euro digital, que podría lanzarse a finales de esta década. El objetivo es ofrecer un instrumento de pago seguro, respaldado por el BCE, complementario al efectivo. Las prioridades actuales del euro digital son la privacidad reforzada, aunque limitada frente al efectivo, el acceso universal, y el empleo de un odelo híbrido, donde bancos y fintech actúen como enlace para no desintermediar el sistema financiero. Sin embargo, el euro digital enfrenta escepticismo ciudadano. Muchos europeos no ven un beneficio inmediato y temen una mayor vigilancia. A ello se suma la complejidad política: 20 países de la eurozona deben ponerse de acuerdo en diseño, gobernanza y usos concretos. Asimismo, la Unión Europea ya ha desplegado el reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets), en vigor desde 2024. Establece reglas estrictas para emisores de stablecoins, unos límites de volumen para evitar riesgos sistémicos y obligación de auditorías y transparencia de reservas. Con MiCA, Europa se convierte en pionera en regulación integral de criptoactivos, marcando un contraste con el enfoque fragmentado estadounidense.

El contraste no puede ser mayor. EEUU apuesta por el dinamismo privado con stablecoins reguladas, pero rechaza el dólar digital estatal. Y la UE avanza en un euro digital como proyecto soberano, mientras regula con firmeza las stablecoins. No obstante, ambos comparten un objetivo implícito: defender la estabilidad financiera y la soberanía monetaria frente a la disrupción tecnológica. El resultado es un ecosistema híbrido donde stablecoins y CBDCs podrían coexistir, cada uno con su papel. Los primeros como catalizadores de innovación y eficiencia y las segundas como pilares de confianza y respaldo institucional.

El futuro del dinero digital está en disputa. Estados Unidos y Europa han elegido caminos opuestos, pero, de algún modo se complementan entre sí: uno privilegia la innovación privada (EEUU) y el otro la solidez institucional (UE). En ambos casos, la clave estará en cómo equilibrar innovación, estabilidad y confianza social. Lo que está claro es que el dinero ya no será igual: será más digital, más programable y, probablemente, más disputado que nunca.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Francisco Aranda Manzano | Presidente de Uno Logística

“La logística en Andalucía es una gran palanca para generar riqueza y empleo”