Los arroceros del Bajo Guadalquivir confirman la previsión de una "buena cosecha" en el inicio de la recolección

Mantienen la estimación de 370.000 toneladas para Andalucía en la primera campaña con el 100% de la superficie sembrada tras cuatro años de sequía

El sector insiste en reclamar medidas a la UE frente a las importaciones masivas para paliar los bajos precios y la falta de rentabilidad

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Inicio de la campaña de siega del arroz en el Bajo Guadalquivir.
Inicio de la campaña de siega del arroz en el Bajo Guadalquivir. / Antonio Pizarro

Los arroceros del Bajo Guadalquivir han dado el pistoletazo de salida a la campaña de recolección, la primera en cuatro años con el 100% de la superficie sembrada tras las restricciones por la sequía y para la que mantienen la previsión de una “buena cosecha”.

Tras la entrada de las primeras máquinas en los arrozales de la margen izquierda del Bajo Guadalquivir, el sector espera alcanzar las 350.000 toneladas en las 36.500 hectáreas sembradas en la provincia de Sevilla, la principal zona productora de Andalucía, donde la estimación de producción total asciende a 370.000 toneladas, incluidas las 20.000 toneladas previstas en las 3.000 hectáreas cultivadas en Cádiz.

Desde la Federación de Arroceros de Sevilla destacan la recuperación de la totalidad de la superficie de siembra por primera vez desde 2020, ya que en la campaña anterior se limitó al 68% por los efectos dela sequía tras un año en blanco, el de 2023 en el que no se sembró nada, mientras que en 2021 y 2022 se quedaron en barbecho el 50% y el 70% de las tierras, respectivamente, a causa también de la escasez de agua.

A diferencia de otras zonas productoras, principalmente Valencia, que se ha visto afectada por las plagas y la dana, el gerente de la federación de arroceros, Eduardo Vera, se congratula de la ausencia de incidencias en el Bajo Guadalquivir: “Parece que la campaña ha ido bien, hay kilos y se espera una producción buena, aunque aún hay que ser prudentes”.

El responsable de los arroceros confía en que la meteorología respete la campaña de siega, que se prolongará hasta el mes de noviembre, dependiendo de la variedad de arroz, por el retraso en las siembras debido a las abundantes precipitaciones de la primavera pasada.

Vista aérea de las labores de recolección en el Bajo Guadalquivir.
Vista aérea de las labores de recolección en el Bajo Guadalquivir. / Antonio Pizarro

“Esperamos poder completar la recolección antes de que lleguen tormentas y lluvias intensas” que puedan afectar al cultivo, pero, de momento, “este año no estamos teniendo grandes problemas, las condiciones meteorológicas han sido favorables a pesar de las altas temperaturas durante el verano, la calidad del agua del río es buena y no hemos tenido restricciones en la dotación para riego”.

Más de 5.000 empleos y 320.000 jornales

Al hilo de la siembra en la totalidad de la superficie, en la presente campaña se han recuperado los 5.000 empleos indefinidos en el sector, que según un estudio reciente, genera 320.000 jornales. El arroz, sin embargo, no es ajeno al problema de la falta de mano de obra que afecta al campo, en general, aunque agravada en este cultivo por la realización de prácticas artesanales, como la escarda, propias de la producción integrada.

Andalucía lidera la producción española de arroz, con entre el 33% y el 40% del total nacional, y que, según los datos facilitados por Vera, factura 700 millones de euros al año, el 5,3% del total de la agricultura, ganadería y pesca andaluza, lo que da una idea de su impacto económico. Además, el sector representa un 4,8% de la remuneración de los asalariados de la comunidad.

Arroceros junto a las cosechadoras empleadas para las labores de siega.
Arroceros junto a las cosechadoras empleadas para las labores de siega. / Antonio Pizarro
La facturación del sector en un año normal ronda los 700 millones de euros, el 5,3% del total del sector agrícola en Andalucía

Estas cifras se corresponden con una campaña normal, como la de este año, si bien el gerente de los arroceros advierte de que la amenaza de la sequía “no se ha solucionado aun”, ya que “los embalses de la cuenca del Guadalquivir están al 32% y tiene que llover para garantizar las siembras del año que viene”.

Competencia desleal

Pero al margen del clima, la falta de rentabilidad se ha convertido en los últimos años en el principal caballo de batalla del sector, que reclama que el arroz sea considerado un producto sensible frente a los bajos precios motivados por las importaciones masivas desde países terceros, principalmente de Camboya y Myanmar, a los que no se aplican aranceles en la Unión Europea por el acuerdo EBA (‘Everything But Arms’ o ‘Todo menos armas’).

“El arroz de estos países invade Europa, donde entran más de medio millón de toneladas, el doble de lo que consume, y tiran los precios por el suelo, sin que además se les exija los requisitos medioambientales y laborales que tienen que cumplir los productores europeos”, explica Vera, quien subraya la imposibilidad de competir por los mayores costes que implica la normativa comunitaria.

Las importaciones masivas de arroz de países como Camboya y Myanmar por el acuerdo 'Todo menos armas' pone en riesgo la rentabilidad del cultivo

Además, en el sector también preocupa la reactivación en 2026 del acuerdo con Mercosur, donde hay gigantes de la producción de arroz como Brasil o Argentina, así como las "prisas” de la UE por firmar acuerdos con India, a la que EEUU ha impuesto aranceles del 50%, o Pakistán, grandes productores también de este cultivo.

Gaviotas en los arrozales sevillanos en el arranque de la campaña.
Gaviotas en los arrozales sevillanos en el arranque de la campaña. / Antonio Pizarro

En este contexto, los arroceros insisten en la necesidad de activar cláusulas espejo o de reciprocidad para que "lo que entra de fuera cumpla los mismos requisitos de lo que se produce en la UE”, así como cláusulas de salvaguarda, que permitan la aplicación de aranceles para las importaciones a partir de determinados volúmenes.

Vera recuerda, en este sentido, que la Comisión Europea sigue sin atender esta última demanda del sector pese a su aprobación por parte del Parlamento Europeo hasta en dos ocasiones y por unanimidad desde el año 2022.

"Estamos preocupados porque todavía no hay precios oficiales, pero también por el auge de enfermedades y plagas debido a las restricciones en el uso de fitosanitarios, que no se renuevan porque las grandes casas han dejado de apostar por Europa", indica el gerente de los arroceros, quien recuerda que también vienen reclamando desde hace tiempo, aunque sin éxito, la obligatoriedad de incluir en el etiquetado el origen del arroz.

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