Una garrapata con presencia en Andalucía Occidental podría agravar la peste porcina si llega a la región
El programa de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Agricultura admite la posibilidad de que, si se propaga, la enfermedad pueda ser endémica entre otras cosas por este factor
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Es muy improbable que pase, pero si la peste porcina africana llegara a Andalucía el problema sería mayúsculo, mucho más que en otras zonas, y no solo porque buena parte de los cerdos están al aire libre en la dehesa, en convivencia con la fauna salvaje.
Según consta en el Programa Nacional de Vigilancia Epidemiológica de Peste Porcina Africana, publicado por el Ministerio de Agricultura, en el suroeste de la península ibérica están presentesen mayor medida las garrapatas del género Ornithodoros spp (y, en concreto Ornithodoros erraticus), que son depositarias del virus y que, cuando están presentes como suced en el caso de Andalucía, son uno de los principales factores de transmisión de la enfermedad, que, recordemos, no afecta en ningún caso (ni por transmisión ni por consumo) a los humanos o a otros animales.
Por tanto, si llegara, el riesgo de propagación sería mayor en el sur de España, y en particular en la zona occidental, y de hecho la última vez que llegó la peste porcina africana a España lo hizo a través de Portugal en 1960. Ahora, tras su erradicación en nuestro país en 1995, ha llegado por el norte, después de que apareciera en la región del Cáucaso y en la Federación Rusa en 2007. Desde ahí se ha extendido por Lituania, Pololina, Letonia, Alemania, Rumanía, Bulgaria, Croacia o Italia, entre otros. Y ha saltado a Cataluña presuntamente por el transporte de un embutido que ya estaba contaminado.
Expansión en Europa sin que haya garrapatas transmisoras
El texto del programa de vigilancia afirma que la enfermedad “tiene un elevado potencial de difusión de forma extensiva y rápida a nivel internacional” sin que sea necesaria la presencia de garrapatas, cuya introducción en las granjas porcinas es complicada de controlar. Ha bastado el movimiento de jabalíes infectados y la introducción de carne de cerdo contaminada para que se extienda, a lo que hay que unir la ausencia de especies carroñeras y las bajas temperaturas en invierno, que han mantenido bien conservados los cadáveres de estos animales fuente de infección.
El Ministerio de Agricultura admite que si la enfermedad se reintrodujera en España -habrá que ver en los próximos días si es así o lo de Cataluña se queda en episodio aislado- esta podría mantenerse de forma endémica entre otras cosas por el factor multiplicador de la transmisión de la garrapata.
Casi imposible que llegue a Andalucía, pero el riesgo cero no existe
De momento, esto parece lejano, pero es una probabilidad. Es casi imposible que llegue la enfermedad a Andalucía por el efecto mancha de aceite –que es como se suele transmitir--, pero podría pasar que llegara algún producto contaminado y, por ejemplo, fuera consumido por un jabalí en una zona urbana tras ser tirado como desperdicio en la basura. Agustín González, responsable del sector de porcino ibérico de Cooperativas Agro-Alimentarias de Andalucía, recordaba esta semana a El Conciso que el sector estuvo a punto de desaparecer a finales de los años 70 por culpa de la peste porcina.
La erradicación, en 1995, de la enfermedad fue fruto de un enorme esfuerzo de bioseguridad de las explotaciones y un programa de erradicación basado en técnicas de análisis serológico y virológico animal a animal. Este verano el Ministerio de Agricultura adjudicó al Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa-CSIC) un contrato para el suministro de test que permitan la detección de garrapatas en granjas en cerdos. Este tipo de acciones fue una de las que contribuyó a que se decretara el fin de la enfermedad en 1995.
Eso sí, desde que se inició el plan de erradicación hasta que se concluyó pasaron diez años, lo que indica la persistencia de la enfermedad. Y eso en un contexto en el que había menos jabalíes en el campo y zonas urbanas que ahora.
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