Todos los virus en todas partes

Los virus se han cebado este año con casi todas las cabañas ganaderas, de la gripe aviar a la peste porcina

Avisos en zonas de Cataluña donde se detectaron casos de peste porcina en jabalíes

En 2004 fue la primera vez que se detectó el virus del Nilo en aves de Doñana, identificadas como reservorios de la carga vírica transportada por el vector, que era un mosquito en concreto, el de la especie culens pippens. Cinco años después empezaron a morir caballos y tres lustros después esta enfermedad tropical ya estaba instalada en Europa cada verano, con especial afectación a la cabaña equina andaluza, además de las víctimas humanas, que en 2024 alcanzaron la decena.

Este año el virus del Nilo también ha estado entre nosotros. El investigador y director de la Estación de Doñana Juan José Negro mostraba su preocupación: «Se están tomando constantemente muestras para determinar si empiezan a aparecer enfermedades que eran propias del continente africano. Hay temores incluso de que vuelvan enfermedades que afectan al ser humano, como la malaria, que fue erradicada de nuestro país en 1964, pero que con el cambio climático podrían volver a aparecer». No es extraño, el Mapa del Clima creado por la Junta de Andalucía en 2023 pronostica que en 50 años hay zonas de la región, especialmente el valle del Guadalquivir, que serán como Mauritania.

Gripe aviar

En septiembre llegó la gripe aviar. En el parque María Luisa de Sevilla aparecieron cinco patos muertos, en Aragón fueron 550 grullas y un pavo real del parque del Retiro de Madrid infectado fue el canario en la mina para que los responsables de sanidad animal ejecutaran medio millón de gallinas en esta comunidad. En noviembre el Gobierno decretó el confinamiento de aves de corral en un total de 1.200 municipios de una España que no paraba de hablar de la subida del precio de los huevos. Pero la gran hecatombe se produjo en la Antártida, donde desaparecieron medio millón de elefantes marinos, casi todo hembras. Porque el H5N1, que es el nombre científico del virus, es listo y sabe saltar a los mamíferos. También a los humanos. Muchos expertos están convencidos de que la próxima gran epidemia será aviar.

"Estos virus no conocen frontera, ni estacionalidad, ni tampoco zonas geográficas".

Kateri Beltrán es una de las grandes expertas mundiales en gripe aviar. En el podcast Avian Radio, que realiza la histórica farmacéutica Boehringer Ingelheim, destinado a profesionales de la salud animal, Beltrán ahonda en aquello a lo que nos enfrentamos: “Hay mucha complejidad dentro del H5N1, dinámicas que van variando. Hay mucho trabajo en secuenciar estos virus en tiempo real. Esta diversidad genética nos está sorprendiendo todo el tiempo con su eficiencia en infectar todo tipo de aves y mamíferos. Nunca antes se había visto un rango tan grande de huéspedes tan susceptibles como el que tenemos ahora y esto conlleva que estos virus no conocen frontera, ni estacionalidad, ni tampoco zonas geográficas. Han llegado a todos los rincones del mundo salvo Oceanía. Ha sido un otoño movido. En plena época migratoria se ha creado una tormenta perfecta: ha llovido poco y las aves se han concentrado en las pocas zonas húmedas y muchas eran individuos jóvenes sin inmunidad previa. Eso lleva un mayor riesgo para las aves de corral”.

Nunca como antes el humano ha puesto tantas puertas a los virus de sus gallos y gallinas. Y nunca los humanos hemos comido tantísimo pollo. “Ahora se inmovilizan las explotaciones, se hace una inspección clínica en un radio de hasta diez kilómetros de las granjas infectadas, se sacrifica in situ y se destruyen los cadáveres, que es fácil de decir, pero difícil de hacer de forma eficiente. Se intensifica la vigilancia en aves silvestres. Todo esto tiene sentido en circulación esporádica, pero ahora, siendo tan intensa, estas medidas de control se ven sobrepasadas. Y hay vacunas. Hay que decidir si se vacuna masivamente o de manera estratégica, que sería focalizándose en las especies más susceptibles, como pavos y ponedoras. Cada brote en una granja tiene un impacto económico y emocional. Casos de éxito como el de Francia, que ha estado vacunando sus patos desde hace dos años, tienen su sentido. El costo es elevado, pero hay que valorar si ese costo evita costes mayores a largo plazo”, dice Beltrán.

Dermatosis nodular

En Jerez la Diputación de Cádiz suspendió por segundo año consecutivo la feria ganadera Fegasur, prevista para principios de noviembre. ¿El motivo? La dermatosis nodular contagiosa, que tiene en el ganado bovino a sus principales víctimas. Los caballos no lo sufren, pero lo transportan. Esto hizo que la última edición del Salón Internacional del caballo de Sevilla se celebrará entre unas excepcionales medidas de seguridad y sin ningún caballo catalán. El problema de la dermatosis nodular, que llega a través de mosquitos y garrapatas, no es tanto su mortandad, que no es mucha, aproximadamente un 10%, sino que una vez que se detecta en una granja es obligatorio el vaciado, es decir, el sacrificio de toda la cabaña.

Vacunación en la comunidad valenciana de ganado por la dermatosis nodular

Esta enfermedad tiene su origen en Zambia y va a cumplir un siglo (1928) desde que se detectó por primera vez, pero en esta ocasión todos los casos se han manifestado en la provincia de Gerona, por lo que se sospecha que la entrada ha sido por la frontera norte, no la sur. El cordón sanitario empezó por sacrificar 2.550 cabezas y vacunar a otras 635.000. El Ministerio de Agricultura ha desembolsado 660.000 euros para adquirir un millón de vacunas. En Andalucía, la Consejería puso a su ejército de veterinarios en movimiento y se recomendó limitar al máximo el transporte de bóvidos. De momento, parece controlado, pero los ganaderos tienen la mosca detrás de la oreja. ¿Cómo es posible que el virus cruzara la frontera cuando ya se habían detectado en Francia más de 60 casos?

A esto habría que añadir la lengua azul, otra infección por vía de mosquitos de origen africano, que este año ha dado una tregua después de un balance devastador en el verano de 2024, llevándose por delante a miles de corderos.

Peste porcina

Y, por último, el pánico lo han traído los jabalíes: la peste porcina. La peste porcina fue una pesadilla durante tres décadas para los ganaderos de este sector, que tuvieron todo ese tiempo las puertas cerradas de medio mundo. Al contrario que el resto de enfermedades, el virus de la peste porcina africana se transmite fundamentalmente a través de la saliva, orina, heces y secreciones de animales infectados. Los cerdos viven una vida cerda, comen de todo y no rehuyen el contacto. Pero el cerdo no es ningún imbécil. El cerdo es un alimento humano que siente miedo, estrés y alegría. Cualquier humano que estuviera en las condiciones industriales en las que son sacrificados tendría los mismos comportamientos.

Para ellos, para los cerdos, la peste porcina es de una letalidad que adelanta su destino del matadero. El virus es insistente, capaz de permanecer viable más de tres meses en carnes y embutidos, y más de un año en sangre refrigerada e incluso varios años en carne congelada. En España la peste entró en 1957 a través de Portugal vía Angola, al parecer por haber ingerido comida de avión cerdos próximos al aeropuerto de Lisboa.

Cuando por fin se dio por extinguida, a mediados de los años 90, España se convirtió en el segundo exportador mundial de carne de cerdo gracias al mercado chino, que descubrió el jamón, pero sobre todo, lo que más les interesa, las vísceras. Desde la desaparición de la enfermedad, la población de cerdos prácticamente se dobló. En el año 1992 a mes de diciembre había menos de veinte millones de cerdos en España; ahora en esa misma fecha hay cerca de los 34 millones.

Durante las últimas semanas, desde que se detectó el primer caso de peste porcina en las afueras de Barcelona, se ha desatado el debate sobre si hemos dejado que los jabalíes se convirtieran en una plaga o si la procedencia del virus había llegado en camión a través de un bocadillo de mortadela o si había salido de un laboratorio público donde se manipulaba esta carga explosiva. Lo cierto es que esta enfermedad africana ya no viene de África, viene del norte, donde la peste porcina es epidémica en el Cáucaso.

No es cualquier cosa el problema. En España se sacrifican cada año más de 53 millones de cerdos que arrojan una facturación de 38.000 millones de euros. En ese mapa, Andalucía es la tercera comunidad con más explotaciones intensivas tras Galicia y Extremadura y la segunda en extensivo, es decir, la más sostenible y de mayor calidad. Donde los cerdos son felices antes de comérnoslos. En total, son más de 12.550 explotaciones, pero no son muy grandes. Andalucía sólo tiene el 8% de animales, mientras que las grandes fábricas de cerdos, las grandes explotaciones industriales, se encuentran en Cataluña y Aragón, que entre las dos suman más de la mitad de la cabaña nacional. Eso da cuenta de lo catastrófico que sería que otra vez se nos cerraran las puertas.

Para los ganaderos de Asaja, con los actuales controles, es casi imposible que la peste se declare en una granja, “por lo que lo realmente importante es el descontrol de la población de ganado salvático; el no querer mantener el censo poblacional de jabalíes con caza selectiva. Las hembras de jabalíes tienen un periodo de gestación de tres meses, tres semanas y tres días y alcanzan la pubertad con un año poco más o menos con una fertilidad de seis a ocho jabatos por parto; con lo cual la densidad poblacional en un periodo de cinco o seis años sin control es de miles de individuos que tienen que buscarse la vida donde puedan. Es por eso el acercamiento a los núcleos urbanos y, aunque esta enfermedad no afecta al hombre, el daño en la ganadería porcina es descomunal y de una transmisión súper rápida”.

Este cóctel trae de cabeza a la Administración. Un veterinario me contó la llegada a un congreso del responsable de ganadería de la Consejería de Agricultura, cuyo nombre es Daniel Quesada. Es el responsable de la ganadería andaluza. Ese día no acudió el responsable del servicio de sanidad animal, Manuel Fernández Morente. “Daniel estaba demacrado. Llevaba combatiendo con una tras otra epidemia. Su trabajo es poner puertas a los virus. Y eso es muy difícil. Manuel no estaba: estaría fabricando las puertas al campo”. Los veterinarios consultados para este análisis reconocen en que está siendo un año raro, demasiadas coincidencias, pero lo atribuyen a la casualidad, pero, al mismo tiempo, no niegan que la naturaleza está cambiando.

Daniel Quesada y Manuel Fernández Morente son técnicos, no son políticos. Pero aquí sí hay política. El ecologismo científico defiende una verdad incontestable a largo plazo: el cambio climático está detrás de estas plagas y las granjas intensivas de industria animal son responsables de buena parte de ese cambio climático. Sus emisiones son insoportables. Comamos menos carne. Por su parte, la derecha identitaria dice otra gran verdad corto plazo: los ganaderos están asfixiados por la burocracia y los controles, llegan a sus granjas y sacrifican cientos de animales, algunos enfermos y otros no. Están hundiendo la ganadería. No quieren que comamos animales. Entonces sale a relucir la Agenda 2030, que defiende una ganadería sostenible, lo que para muchos ganaderos es "insostenible" como sector económico.

Y el hecho es que los virus están aquí, al mismo tiempo en todas partes.

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