Fundación Premin subraya que la elevada incidencia de silicosis en Andalucía fuerza a la industria a invertir en prevención
Empresas como Cosentino ya tienen líneas de productos sin ese componente
Nace Premin, una fundación para luchar contra la silicosis que une a perjudicados y empresas
La jornada organizada por Fundación Premin en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía arrancó con un dato que condicionó el resto del debate: Andalucía se sitúa entre las comunidades con mayor incidencia de silicosis en España, convirtiendo a su tejido industrial, especialmente mármol, aglomerado y construcción, en uno de los más presionados para acelerar medidas de prevención, certificación técnica y cambios de producto. No se trata únicamente de una cuestión de salud laboral; es, cada vez más, una variable económica que afecta a costes fijos, aseguramiento, producción y competitividad.
El encuentro contó con la colaboración de un amplio espectro de entidades sectoriales y técnicas, entre ellas la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Primigenia, Mandatum, el Centro Tecnológico del Mármol, el Observatorio Internacional de Neumoconiosis, Cosentino, 4 Laboral Advanced Radiology, 3M, TÜV SÜD, la Asociación de Perjudicados por la Silicosis en Andalucía (APSA) y la Asociación de Marmolistas de Andalucía, además de la participación de UGT y CCOO.
El presidente de la fundación, Manuel Pimentel, subrayó que esta primera jornada técnica y divulgativa ha reunido a más de trescientas personas, señal inequívoca de que el sector asume por fin que la prevención ya no puede quedar relegada a la inspección o al cumplimiento defensivo, sino integrarse en el modelo productivo. La magnitud de los casos en Andalucía otorga a esta reflexión una urgencia específica: la comunidad no solo acumula más diagnósticos que otras, sino que concentra buena parte de los talleres pequeños y medianos donde la trazabilidad preventiva y el ajuste de equipos siguen siendo desiguales.
El salto cualitativo llegó de la mano de TÜV SÜD, que presentó su Guía de Buenas Prácticas, elaborada tras auditar veinticinco talleres piloto. Su responsable, Lourdes Mora, explicó que la prioridad es reforzar la protección respiratoria, asegurar el ajuste técnico de los equipos y eliminar los obstáculos reales que aún dificultan su uso riguroso. Esa conclusión no se queda en la teoría: implica inversión, formación específica, verificación documental y canales internos de comunicación continuos entre mandos y operarios. La prevención pasa así de ser una recomendación técnica a convertirse en estructura certificable con impacto en los estados financieros.
El Centro Tecnológico del Mármol, representado por Francisco Hita, completó el marco recordando que la sílice figura como agente cancerígeno en el Real Decreto 665/1997. Eso significa que las empresas andaluzas deben identificar tareas críticas, medir exposición, controlar el polvo en origen y verificar el proceso. Extracción localizada, ventilación cruzada, corte en húmedo y humectación ya no son buenas prácticas aspiracionales, sino requisitos normativos. Andalucía, con mayor prevalencia, es también la que debe recorrer más rápido ese camino de control con coste.
La prevención, no obstante, no puede reducirse a barreras individuales. Desde 3M, Raquel González recordó que el EPI es la última línea y que su fallo, ya sea por ajuste, incomodidad, incompatibilidad con otros equipos o afectación a la comunicación, tiene consecuencias técnicas, legales y económicas. La protección eficaz exige diseño adaptado al entorno real, formación en uso y reposición planificada. Es decir, previsión presupuestaria y cultura preventiva.
La investigación añadió una capa crucial. Anselmo López, especialista de 4 Laboral Advanced Radiology, señaló que la silicosis continúa al alza y que el desafío está en detectarla antes de que el daño sea irreversible. Las técnicas radiológicas son valiosas, pero insuficientes sin biomarcadores e inteligencia artificial capaces de anticipar procesos inflamatorios en los primeros meses de exposición. Detectar pronto significa reducir bajas, incapacidades y litigiosidad: la prevención temprana también es gestión económica del riesgo.
El factor humano elevó la reflexión a decisión empresarial. Liliana Meza, de APSA, recordó el impacto psicológico —fatiga, depresión, merma funcional— y el consecuente descenso de productividad. El testimonio de Juan Antonio González, trasplantado bipulmonar tras años trabajando sin protección ni inspección efectiva, hizo visible que la falta de control no solo provoca enfermedad, sino costes sociales asumidos tarde y mal.
En el debate sectorial, el posicionamiento clave fue el de Cosentino. Juan José Losada defendió que el primer paso es reconocer la magnitud del problema y que las grandes empresas deben acompañar a los pequeños talleres andaluces en soluciones reales, más allá de la sanción. Anunció Q0, nueva línea sin sílice cristalina, fruto de la tecnología Inlayr Design, que representa un cambio estructural: el riesgo no se controla al final del proceso, se elimina desde el diseño del material. Prevenir deja de ser un gasto reactivo para convertirse en decisión productiva.
El resto de participantes coincidió en esa dirección, aunque con matices. APSA reclamó más ambición regulatoria; la Asociación de Marmolistas pidió auditorías externas como soporte y no solo como castigo; CEA instó a ordenar el reconocimiento normativo y a fortalecer personal técnico; y los sindicatos UGT y CCOO reivindicaron la participación directa de los trabajadores en los protocolos, alertando del aumento sostenido de casos en territorio andaluz.
El cierre dejó clara la transición conceptual: la sílice cristalina respirable ya no es solo un riesgo clínico, sino un factor determinante de decisión empresarial, gasto preventivo y rediseño de producto, con especial presión en Andalucía por su alta incidencia. La Guía de TÜV SÜD, la innovación material de Cosentino y el diagnóstico temprano no apuntan a un sector en alarma, sino a un sector en transformación.
En un territorio donde los casos son más numerosos y la estructura empresarial es heterogénea, la prevención ya no es un capítulo de cumplimiento, sino una política industrial. Prevenir -y decidir- es, desde ahora, producir con futuro.
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