TransAndalus: “Nuestra obsesión no es crecer en flota, sino conseguir buenos clientes”
Entrevista a los responsables de TransAndalus International Logistics
La empresa ha sumado 13 nuevos camiones mientras se construyen sus futuras instalaciones de Escúzar, desde donde centralizarán toda su actividad operativa
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En un sector tan competitivo y exigente como el transporte por carretera, pocas historias resultan tan humanas y honestas como la de TransAndalus. La compañía granadina, nacida casi por azar y hoy referente en logística nacional e internacional, ha recibido recientemente el premio AJE Andalucía por su trayectoria empresarial. El reconocimiento llega como aval a una forma de entender la actividad económica que huye de los clichés del sector y coloca en el centro valores como la conciliación, la sostenibilidad y una apuesta constante por la innovación.
La historia de TransAndalus comienza en 2014, en un pequeño despacho desde el que Sylwia Szewczyk, con experiencia previa en logística internacional, gestionaba las primeras operaciones. La empresa nació enfocada exclusivamente al mercado exterior, principalmente Alemania, Holanda y Bélgica, y desde el primer mes generó ingresos que reinvirtió por completo en capital humano. Medio año después ya contaba con su primera empleada y con oficina propia. En 2015 incorporó los primeros vehículos, primero con autónomos y más tarde con flota propia, dando así el salto de agencia a empresa de transporte.
El crecimiento continuó a buen ritmo y en 2016 el equipo ya estaba formado por seis personas, atendiendo rutas nacionales además de las internacionales. La incorporación de Antonio Melguizo al proyecto en 2018 supuso un punto de inflexión: además de una visión empresarial complementaria, aportó un desarrollo tecnológico decisivo gracias a la creación de Soluciones Software Industrial y Control, una segunda empresa que ha permitido integrar innovación digital a medida dentro de TransAndalus.
Tras superar un periodo complicado durante la pandemia, la compañía cuenta actualmente con 45 trabajadores y una flota que supera los 50 vehículos, repartida casi a partes iguales entre transporte nacional e internacional. En los últimos meses, han sumado 13 nuevos camiones y trabajan en sus futuras instalaciones de Escúzar, desde donde centralizarán toda su actividad operativa.
A pesar del crecimiento, los responsables de TransAndalus mantienen firme su hoja de ruta: mejorar la rentabilidad sin caer en la lógica del crecimiento desmedido. Insisten en que su objetivo no es acumular vehículos, sino consolidar una red estable de clientes que valoren un servicio de calidad. “Nuestra obsesión no es mirar la campa y decir ‘qué grande soy’, explican, sino trabajar con buenos clientes que entiendan y respeten el valor del servicio”. Su estrategia pasa por aumentar la independencia económica y depender cada vez menos de financiación externa, permitiendo un crecimiento más sólido y equilibrado.
La empresa también reivindica el contexto en el que ha crecido. Consideran que, si hubieran estado asentados en Madrid o Barcelona, el desarrollo habría sido distinto. En Andalucía, explican, la competencia ha estado históricamente marcada por una batalla de precios que ha lastrado a muchas compañías y ha debilitado al propio sector. Frente a ese modelo, TransAndalus ha apostado por un entorno sostenible para clientes, proveedores y trabajadores, priorizando la calidad y la estabilidad.
Esa visión se refleja también en su compromiso medioambiental. La empresa ha certificado su huella de carbono bajo la exigente norma ISO 14064 y fija objetivos anuales de reducción basándose en mediciones reales. Entre las medidas adoptadas destacan la renovación de la flota por vehículos más eficientes y un sistema de bonificaciones internas por conducción eficiente. Reconocen, no obstante, que la falta de infraestructuras de repostaje en España limita hoy la implantación de vehículos menos contaminantes como es el caso de los vehículos de gas. Los eléctricos aún no se pueden considerar por su alto coste y su baja autonomía".
La tecnología es otro pilar fundamental. TransAndalus trabaja con un CRM propio, completamente integrado y adaptado a su operativa diaria, que permite un análisis de datos y de costes avanzado. Actualmente, desarrollan nuevas funciones para incorporar inteligencia artificial a la plataforma, con el objetivo de automatizar procesos y mejorar la toma de decisiones.
En el ámbito laboral, la empresa destaca por su capacidad para atraer y retener talento joven en uno de los sectores más envejecidos de la economía española, donde la edad media de los conductores es de 52 años. En su plantilla, la media baja a 45 y entre el 30% y el 40% de los trabajadores son menores de 40. Aseguran que lo han logrado creando un entorno de conciliación real y rompiendo con los viejos hábitos del transporte, tradicionalmente marcado por largas ausencias, escasa flexibilidad y poca sensibilidad hacia el trabajador. Sin antecedentes familiares en el sector, han construido un modelo propio, más cercano y centrado en el bienestar del equipo.
TransAndalus avanza, por tanto, con un enfoque empresarial poco convencional: crecimiento sostenible, inversión en tecnología propia, apuesta por la conciliación y una relación equilibrada con su entorno. Su trayectoria demuestra que en el transporte por carretera también hay espacio para la innovación, la responsabilidad y la visión a largo plazo. Y, sobre todo, para una forma de trabajar donde las personas y la calidad del servicio pesan más que los números de una campa.
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