Andalucía, la comunidad que más proyectos de energía agrivoltaica en el olivar canaliza mediante la ayuda estatal Rennoin

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) impulsa tres iniciativas en Jaén y una en Córdoba

La energía solar crece un 23% en el último año en España y supera por primera vez a la eólica

Proyecto fotovoltaico en el campo.
Proyecto fotovoltaico en el campo. / M. G.

El programa de ayudas Renoinn, impulsado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), ha situado al campo andaluz en el centro de la innovación energética. En esta convocatoria, dedicada a proyectos de energías renovables innovadoras y almacenamiento, el olivar y el cereal son los cultivos más representados entre las iniciativas seleccionadas, seguidos del viñedo.

Andalucía se sitúa a la cabeza en esta nueva modalidad de producción energética con cuatro de los once proyectos agrivoltaicos en olivar, tres de ellos en Jaén y uno en Córdoba. Esta fórmula, que combina placas solares con cultivos, no solo permite reducir el consumo hídrico y generar energía limpia, sino que también asegura una fuente adicional de ingresos para los agricultores y contribuye al mantenimiento de las explotaciones en un contexto de cambio climático y escasez de agua.

Entre los cinco subprogramas diseñados dentro del plan Renoinn, el de agrivoltaica ha sido el de mayor demanda, con diferencia: el 52% de los 148,4 millones de euros adjudicados se han destinado a proyectos que integran cultivos con generación fotovoltaica. En total, las ayudas concedidas alcanzan 77,1 millones de euros, movilizando una inversión de 151 millones para la instalación de 151,4 MW de potencia renovable y 176,5 MWh de almacenamiento energético. Una cifra que refleja el creciente interés por la integración de energías limpias en el entorno rural y su capacidad para impulsar el desarrollo sostenible.

El despliegue de las energías renovables da un paso más hacia la sostenibilidad con el programa Renoinn, concebido para fomentar la implantación de tecnologías limpias en espacios antropizados -como terrenos agrícolas, vertederos o parcelas industriales-, combinando usos y generando sinergias socialmente beneficiosas.

Esta combinación de paneles solares intercalados o elevados sobre los árboles no solo evita pérdida de superficie de cultivo, sino que además contribuye a reducir el consumo hídrico en zonas con escasez de agua y a generar ingresos complementarios para los agricultores, manteniendo la actividad agraria al tiempo que se produce energía limpia.

Uno de los proyectos más representativos es el de Aceites del Sur-Coosur, en Vilches (Jaén). La empresa instalará una planta agrivoltaica para autoconsumo de 3,57 MWp sobre sus plantaciones tradicionales de olivos. Los 5.520 paneles fotovoltaicos, dispuestos sobre estructuras metálicas elevadas que permiten el paso de maquinaria agrícola, cubrirán parte del consumo energético de su complejo industrial sin comprometer la superficie cultivable.

Otro ejemplo destacado es el proyecto conjunto impulsado por los municipios de Villacarrillo, Sorihuela del Guadalimar, Navas de San Juan, Chiclana de Segura y Beas de Segura, con una ayuda total de 891.000 euros e inversión prevista de 1,12 millones, que permitirá instalar 891 kW de potencia y 459 kWh de almacenamiento.

Ciencia, tecnología y sostenibilidad

Los proyectos agrivoltaicos seleccionados presentan un alto componente de experimentación e innovación. En el 92% de los casos se instalarán sensores meteorológicos y de cultivo, y en el 76% se dispondrá de parcelas testigo para comparar el rendimiento agrícola y energético. Los beneficiarios deberán presentar durante cinco años informes anuales sobre la productividad y los efectos de la instalación en la explotación agrícola, generando así conocimiento basado en datos.

Algunos de estos proyectos cuentan, además, con la participación de universidades y organismos de investigación, reforzando el componente científico de esta nueva modalidad de energía renovable.

El IDAE define como agrivoltaicos aquellos proyectos en los que se realiza un uso combinado agrícola y fotovoltaico sobre la misma superficie, siempre que el uso agrícola sea prioritario. No se considera agrivoltaica la simple coexistencia de zonas separadas para cultivo y paneles.

Las bases del programa también evitan posibles conflictos, al exigir que, cuando el promotor no sea el propio agricultor, exista un acuerdo vinculante entre ambas partes. En muchos casos, los proyectos combinan autoconsumo y venta de excedentes a la red, lo que incrementa su rentabilidad y flexibilidad operativa.

Un potencial inmenso en el campo español

El informe de la Comisión Europea sobre producción y potencial de energías renovables en áreas rurales (2024) estima que el entorno rural europeo produce actualmente unos 136 TWh anuales en renovables, aunque su capacidad real sería hasta 60 veces superior.

En España, el potencial de integración de la fotovoltaica en el sector agrícola es enorme. Con 23,7 millones de hectáreas agrarias -de las cuales 16,7 millones son de cultivo-, bastaría destinar 114.000 hectáreas (menos del 0,5%) para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2030. Si se considera la potencia ya instalada, apenas serían necesarias 50.000 hectáreas adicionales, equivalentes al 0,3% del terreno de cultivo, sin riesgo alguno para la seguridad alimentaria.

Además, un 23% de la superficie agrícola española no está actualmente en explotación, lo que abre un margen significativo para el despliegue de instalaciones agrivoltaicas sin comprometer el uso agrícola.

El propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través del FEGA, ha dado un primer paso para que este tipo de explotaciones puedan recibir ayudas de la PAC, reconociendo su valor añadido y su compatibilidad con la producción agrícola tradicional.

Europa marca el camino

La Estrategia de Energía Solar de la UE (2022) dedica un capítulo específico a las formas innovadoras de despliegue fotovoltaico, entre ellas la agrivoltaica, caracterizadas por el uso múltiple del espacio. Países como Alemania, Francia o Italia ya cuentan con normativa específica para facilitar su desarrollo.

España, por su parte, avanza en la armonización regulatoria y técnica de estas actividades mixtas, que requieren coordinación entre las competencias agrarias y energéticas, así como una adaptación normativa que permita su expansión ordenada.

El programa Renoinn se enmarca en esa apuesta europea por compatibilizar la transición energética con el desarrollo rural. Andalucía, con su tradición agrícola y su potencial solar, se posiciona así como territorio pionero en el modelo de “olivar solar”, donde el futuro del campo y la energía caminan juntos hacia la sostenibilidad.

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