
El apuntador
Miguel Ángel Noceda
Lecciones para una (próxima) opa
Tribuna Económica
Nos enfrentamos a un cambio estructural mundial. Trump ha supuesto la precipitación de este cambio. El mayor riesgo de la economía mundial es Trump. Las previsiones de crecimiento para la próxima década no superarán el 3%, frente al 3,7% de las últimas décadas. La economía mundial ha demostrado resiliencia a las políticas de Trump. Pero los riesgos persisten y sus efectos se prolongarán durante más de una década. El vaivén de Trump continua. Hoy anuncia una política y mañana la contraria. Ningún acuerdo es definitivo. El caso China- EEUU lo confirma.
Sin embargo, los mercados financieros actúan con complacencia y no acaban de asumir los riesgos para la estabilidad financiera global. Hay sobrevaloración de los activos financieros a escala global. Como diría Alan Greenspan en la crisis de las puntocom, los mercados están inmersos en “exuberancia irracional”. La posibilidad de una crisis financiera internacional existe, según el FMI. La profundidad no llegaría al nivel de la crisis financiera de 2008. Algo hemos aprendido. Las instituciones económicas y financieras se han fortalecido, la banca está más saneada y capitalizada, y las reservas de divisas son más potentes. Aun así, la posibilidad de una gran corrección en el precio de los activos financieros mundiales que provoque inestabilidad financiera global, persiste. Una de las señales de alerta es la dinámica de la deuda pública global tras las dos últimas crisis. La deuda pública global, alta antes de la crisis financiera, ha seguido aumentando y según las previsiones del FMI sobrepasará el 100% del PIB mundial en 2029.
La irrupción de la IA (inteligencia artificial) ha supuesto una gran inversión en grandes centros de datos. Las empresas tecnológicas que están protagonizando esta explosión de inversiones han disparado su valor en bolsa hasta niveles estratosféricos que no se corresponden con los ingresos y rendimientos a corto y medio plazo. Según el FMI la inteligencia artificial ha provocado una burbuja financiera similar a la que produjo internet y las puntocom en los años 1990, que puede explotar. Aunque en esta ocasión no tendría el mismo alcance sistémico por contar con instituciones mejor gobernadas y con mayores reservas de capital y de divisas. Otro de los síntomas y alertas es el declive del dólar y la vuelta del oro como activo refugio y reserva mundial. La demanda de oro por parte de los bancos centrales se ha disparado y su precio también.
También te puede interesar
El apuntador
Miguel Ángel Noceda
Lecciones para una (próxima) opa
Tribuna Económica
Fernando Faces
Alertas económicas globales
Juan M. Marqués Perales
Hidrógeno: verde y bonito, pero nada barato
tribuna económica
Gumersindo Ruiz
Argentina
Lo último