El Poliedro
Tacho Rufino
Espabilator
Análisis
LA literatura académica establece una fuerte correlación entre los niveles de calidad institucional y de control de la corrupción y la salud de las democracias y su crecimiento. A mayor calidad institucional, mejor democracia, más crecimiento y mayor bienestar. La corrupción destruye el sistema de valores de la sociedad, erosiona la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y destruye la confianza en el sistema que rige y vehicula la relaciones económicas y sociales. Así, crea una desafección de los ciudadanos frente al sistema y los políticos. El desapego y la desafección creciente acaba invadiendo a toda la ciudadanía, que se desinteresa de la política y de la vigilancia sobre su desempeño. La frase típica de los ciudadanos es: “Todos los políticos son iguales, todos roban”. El desánimo y el hartazgo de la ciudadanía paraliza la vigilancia de la sociedad civil sobre la política, en su función de vigilancia y exigencia para conseguir una democracia plena. Este es el primer impacto, el de la destrucción de la moral social y la confianza en el sistema, unido a la desesperanza y al fatalismo de que “esto no hay quien lo arregle”, porque todos los partidos políticos son iguales.
Junto al impacto moral está el impacto económico. La corrupción cuando llega a ser estructural tiene fuerte impacto sobre el potencial de crecimiento y sobre la creación de empleo y bienestar. La corrupción afecta a todo el sistema económico y social, a través de interrelación que existe entre todos sus componentes sociales, institucionales, de producción y de distribución. Uno de los principales impactos de la corrupción se nota sobre la inversión interna y externa. La corrupción, junto a la inseguridad jurídica, erosionan la confianza de los inversores: ahuyenta a la inversión exterior y desanima a los inversores nacionales. La corrupción desanima el emprendimiento y la innovación e incentiva a los buscadores de rentas ilícitas. Distorsiona la reasignación eficiente de los recursos desde las actividades más productivas hacia otras menos productivas, y menor riesgo. La menor inversión y la reasignación ineficiente de los recursos impactan en una menor productividad. La asignatura pendiente más importante de España en las últimas décadas. La corrupción aumenta las desigualdades en renta y riqueza en favor de los buscadores de rentas y en detrimento de los emprendedores y trabajadores. El impacto económico puede llegar a ser relevante. En España una corrupción estructural operando durante más de una década puede tener un impacto negativo del 20% del PIB, según estudios académicos. Estamos hablando de miles de millones de euros.
Según Transparencia Internacional, España está deteriorando su posición en los rankings internacionales de corrupción. En su último informe de 2024, España se sitúa en el puesto 46 dentro del grupo de “democracias defectuosas”. La peor posición en los 30 últimos años. Según un último informe del Banco Mundial, España es de los países con más deterioro en la última década en la calidad institucional y democrática. Existe una correlación positiva entre desarrollo económico y calidad institucional y democrática. Como muestra en el ranking de Transparencia Internacional en el grupo de economías de “democracia plena” se encuentran las economías más avanzadas, grupo que está encabezado por Dinamarca y Finlandia, en el que en su día también estuvo España, que en los 10 ultimo años ha perdido 10 puestos, del 36 al 46. En las dos últimas décadas ante el ascenso de los populismos y lideres autocráticos, las democracias están en declive a nivel global. El caso más emblemático es el de EEUU con Trump. Proceso que también estamos viendo en Europa con el acceso al poder de la ultra derecha radical. El impacto negativo en la calidad institucional es evidente y también las políticas económicas nacionalistas y proteccionistas que según el FMI están provocando un débil ciclo de crecimiento económico, el más bajo de las dos últimas décadas. El control de la corrupción y la calidad institucional están estrechamente ligados. A mayor calidad institucional, mayor control de la corrupción. España lleva varias décadas con deterioro de la calidad institucional y sin avances en el control de la corrupción. España no tiene actualmente una estrategia anti corrupción como otros países europeos a pesar de estar presente en el grupo GRECO, dependiente del Consejo Europeo que ha desarrollado en los últimos años una estrategia anticorrupción nacional y trasnacional. Tampoco ha trasladado todas las directivas anticorrupción desarrolladas por la UE. El “caso Koldo” ha puesto de manifiesto que la corrupción en España es sistémica, estructural. Hacerle frente no es posible con dimisiones de los responsables y solicitudes de perdón a los ciudadanos.
El Gobierno actual accedió al poder tras una moción de censura como consecuencia de casos de corrupción del PP en el poder. Su lema fue, tolerancia cero a la corrupción, por una gobernanza justa y equitativa. Sin embargo, el Gobierno de Sánchez no ha avanzado en el control de la corrupción. Actualmente no tiene una estrategia anticorrupción detallada. En los próximos años el partido que gobierne, debe centrarse casi en exclusiva en desarrollar una estrategia de control de la corrupción con una visión sistémica que abarque la totalidad de los puntos neurálgicos donde se toman las decisiones, simultáneamente deben emprender un programa amplio y exhaustivo de mejora de la calidad de las instituciones con el objetivo de despolitizarlas, mejorar la calidad y eficiencia regulatoria, aumentar la transparencia y el control, crear organismos independientes de control de los procesos de decisión y dotarlos de los recursos necesarios y velar por su independencia. Será una tarea ardua en la que tienen que intervenir, tanto el partido en el poder como la oposición y la sociedad civil. Pero es una tarea apremiante y fundamental que de realizarse con éxito impactará positivamente en la calidad de la democracia, en incremento del potencial de crecimiento, creación de empleo y bienestar, en las próximas décadas.
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