Un inciso
Carlos Navarro Antolín
El negocio del vino de misa que hace las Américas
No le falta ni pizca de razón a Julián Núñez, presidente de Seopan, la asociación que reúne a las grandes empresas constructoras y concesionarias de Infraestructuras, cuando dice que es urgente abordar un enfoque integral sobre la planificación, ejecución y financiación de infraestructuras hidráulicas. Para ello se precisa una inversión de 103.824 millones de euros en los próximos 10 años que se destinarían a minimizar los efectos de las sequías (84.644 millones) y de las inundaciones (19.180), según el informe Estrategia e inversiones para la eficiencia y resiliencia hídrica en España encargado por Seopan a la ingeniería Typsa.
Vistos los efectos devastadores de la dana de octubre de 2024, se lleva mucho retraso. Además, las sequías cada vez más frecuentes hacen las palabras de Núñez más intensas porque "afectan a palancas clave de nuestra competitividad como la agricultura, ganadería y el turismo y a las nuevas demandas de agua en la economía global como la industria de la transformación digital y la industria verde basada en el hidrógeno”.
Las necesidades que se plantean, recogidas en la jornada “Agua y Futuro: Hoja de ruta para España”, obligan a esfuerzos de todas las administraciones y a la colaboración público-privada y pública-pública (entre administraciones) y, lo que es más inminente un Gran Pacto por el Agua (con mayúsculas) en el que participen todos los grupos políticos. Más allá de las consecuencias políticas y jurídicas derivadas de la mala gestión de la dana en Valencia, la catástrofe deja clara la obligación ponerse de acuerdo. No queda otra.
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