La paradoja económica de las chistorras de 500 euros

Billetes de 500 euros.
Billetes de 500 euros.

08 de diciembre 2025 - 05:59

EL lenguaje informal urbano pronto puso apelativos pintorescos al billete de 500 euros. A nivel internacional se les conoce como el Big Purple, algo así como el “gran morado”. Pero el apelativo que más éxito tuvo, también en España, fue el de los Bin Laden, ya que se sabía que existían, pero nadie los llegaba a ver. Lo cual no era realmente cierto en nuestro país, ya que éramos el miembro de la eurozona que, con diferencia, más billetes de 500 euros tenía en circulación en los años de la burbuja inmobiliaria. Concretamente, en 2007, movíamos unos 114 millones de estos valiosos billetes, es decir, más o menos, uno de cada cuatro de los que se habían impreso en toda Europa. Actualmente, se estima que solo quedarían en suelo patrio algo menos de 11 millones de unidades moradas. Esta fuerte disminución se debe a que el Banco Central Europeo aprobó su desaparición progresiva en 2016, por lo que no solo se dejaron de emitir en 2019, sino que los bancos comerciales tienen encomendada su retirada de la circulación.

Para entender el excesivo valor facial de los billetes de 500 euros, debemos tener en cuenta que, desde 1969, el billete más alto en EEUU es el de 100 dólares, es decir unos 95 euros, y en China el de 100 yuanes, poco más de 12 euros. La razón de la creación de un billete tan desproporcionadamente alto es sencilla, se intentó contentar a los alemanes, que tenían un billete de 1.000 marcos, es decir, unos 500 euros, y también poseían billetes de altos importes austriacos y holandeses. La paradoja económica es que un billete que se creó para satisfacer a los países europeos supuestamente más honestos, pero que guardaban sus ahorros en casa, acabó siendo el instrumento favorito de los cárteles de la droga, la evasión fiscal y economía sumergida por toda Europa.

Pero, entre los usos de estos billetes, no se suele citar el más dañino para nuestras siempre asediadas democracias, concretamente la compra de políticos corruptos, gracias a las muy ricas chistorras. Estos billetes permiten al corruptor, en no pocas ocasiones, dejar el engorroso y sospechoso maletín o abultado sobre, para usar un discreto libro o agenda, en el que introducirlos entre sus múltiples hojas. En esta sociedad de pagos digitales, quizás haya llegado el momento de acabar también con los soles y lechugas de Koldo, es decir, los billetes de 200 y 100 euros. Para los pagos del día a día de nuestros más mayores, y los fans del efectivo, es suficiente con el de 50.

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