Defensa aprueba 432 millones complementarios para el programa de los submarinos S-80
El programa supera los 4.300 millones para dar respuesta a la evolución del sumergible y las necesidades de mantenimiento
El Consejo de Ministros ha aprobado el acuerdo para la modificación de la orden de ejecución del programa de los submarinos S-80 con una aportación complementaria de 432 millones de euros. Esto eleva la inversión para los sumergibles nacionales a más de 1.000 millones por unidad, hasta los 4.339 millones de euros.
"Esta modificación es necesaria para poder alcanzar una configuración adecuada de los submarinos, adquirir repuestos y atender la gestión de las obsolescencias detectadas en los diferentes sistemas e instalaciones de los buques", apunta el Ministerio de Defensa sobre este incremento de los costes, en 432.035.734 euros, concretamente. El presupuesto del programa del S-80 contempla, efectivamente, no solo la construcción de 4 submarinos, sino también el apoyo al ciclo de vida, las necesidades de reposición de componentes por la obsolescencia, además de otras cuestiones.
Para las empresas implicadas en la fabricación de los submarinos, con Navantia a la cabeza, y la Armada se trata del programa en curso más demandante. Desde su encargo en firme en 2004 con la primera orden de ejecución que fijaba el techo de gasto en más de 2.100 millones de euros, las distintas fases de diseño, ingeniería y construcción han pasado por momentos complicados, como la declaración -de la ingeniería de sistemas- de no viable en 2012 o el aumento del techo de gasto en 2018 tras la redefinición del diseño y para solventar el desfase de peso a más de 3.900 millones. Ahora asciende a más de 4.300 millones de euros.
"Nos creíamos que sabíamos fabricar, porque Navantia cumple plazos y precios con los buques de superficie, pero con el submarino nos hacía falta progresar, tecnificarnos más. No teníamos tecnólogo, habíamos roto con Francia. Se retomó en 2013 con distintas medidas y lo hemos sacado adelante y el S-81 está navegando", exponía durante una intervención en Exponaval en Chile en 2024 el vicealmirante Nicolás Lapique, director de Ingeniería y Construcción Naval de la Jefatura de Apoyo Logístico en la Armada Española, que fue jefe del programa.
Desde 2021 el S-81 Isaac Peral está en servicio para la Armada española. El S-82 Narciso Monturiol se encuentra en pruebas de puerto después de ponerse a flote en octubre. El S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes estarán en servicio en 2028 y 2030. A finales de octubre Navantia comenzaba a embarcar en el S-83 los equipos para el AIP, el Sistema de Propulsión Independiente de Aire, que permite que las baterías del sumergible se carguen con electricidad generada por hidrógeno generado por bioetanol almacenado.
La nueva inversión prevista viene a cubrir las necesidades que el programa de los submarinos españoles tiene, desde la evolución del propio sumergible a las necesidades de modernización y de mantenimiento. La Armada y Navantia tienen claro que hay que dar respuesta a la obsolescencia. De hecho, la Institución cuenta con una Oficina Técnica de Apoyo al Ciclo de Vida que dirige un mando militar, con personal de la Armada y de Navantia (y de las empresas implicadas en el programa) para asegurar su vida útil.
Según los cálculos de la propia Armada, el apoyo al ciclo de vida de un buque de superficie implica una inversión que puede alcanzar el 120% del coste de adquisición. Para los S-80 este porcentaje se amplía al 200% para poder contar con esa embarcación en los 40 años que se estima formen parte de la flota. Un ejemplo de componente muy demandante de un submarino son las válvulas de casco, que necesitan su reemplazo, para lo que se ha tecnificado a través de un proyecto de I+D a una empresa que se encargará de sus sustitución. Lo mismo ha ocurrido para el recambio de piezas de la pila de combustible, a fin de contar con empresas españolas que puedan asumir estas acciones.
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