Futuralga, una empresa pionera varada por las trabas para comercializar el alga asiática invasora
La iniciativa de economía circular proyecta crear bandejas sostenibles para envasar la fruta y verdura de la cooperativa Las Virtudes de Conil
La empresa investiga para darle un uso industrial a las arribazones que llegan a la costa y solucionar un problema para la gestión de estos residuos a los ayuntamientos
“Es momento de convertir el problema del alga asiática en una oportunidad"

Cádiz/Futuralga es una empresa innovadora que lleva años investigando las posibilidades para el uso industrial de las arribazones de algas que se acumulan en la costa. Una trayectoria que se remonta desde 2018 cuando comenzaron a crear prototipos de materiales creados con diferentes algas y maquinaria y que han ido perfeccionando en estos años. Un periodo en el que el alga asiática invasora, la Rugulopteryx okamurae, ha acabado monopolizando el ecosistema marino del litoral occidental andaluz y ha paralizado este singular proyecto que está preparado para salir al mercado desde el año pasado.
La razón, la declaración como especie exótica invasora de esta planta marina hace que toda su manipulación esté vetada para evitar su expansión. Eso hace que sea imposible su comercialización y solo autorizaciones contadas por parte de las administraciones han permitido su recolección para la investigación. Sin embargo, la gestión de este residuo por parte de los ayuntamientos es un problema creciente, pues no es un vertido "sólido al uso" (es un 90% agua) pero tampoco se puede abandonar a su acumulación en las playas. El resultado es un laberinto de difícil situación, como explica Sofía Tristancho, emprendedora que lleva años intentando desmadejar con las administraciones este entramado burocrático y que defiende que cuando el alga se inactiva (a través de su secado o triturado) las posibilidades de propagación son mínimas.
Envasado sostenible para frutas y verduras
Futuralga firmó hace dos años un convenio con la Universidad de Cádiz, Coag y la Cooperativa Las Virtudes para desarrollar un proyecto de investigación con el fin de presentar una alternativa a las bandejas de poliespán con la que se comercializaban las frutas y verduras. Este material poco sostenible para los productos de un solo uso y cuya normativa europea restringe sería sustituido por uno compostable y biodegradable, sin ningún químico ni plástico. "Andalucía es la huerta de Europa y el consumo de envases de un solo uso es muy elevado en esta industria". La incursión de la invasora hizo durante esos años que las arribazones fueran monopolio de este alga parda, de modo que se centraron en este material residual que favorecía la homogeneización del proceso. Una ventaja que se convirtió en un muro infranqueable ante la imposibilidad de comercializarlo.
Innovación, investigación, tecnología, uso industrial y comercial garantizado, sostenibilidad, economía circular y azul... Futuralga contaba con todos los adjetivos de moda en el emprendimiento para convertirse en una startup puntera. De hecho, la iniciativa está presente en diferentes aceleradoras e incubadoras empresariales y hoy día es una de las abanderadas de Incubazul en la Zona Franca. Tristancho, graduada en Ciencias del Mar, se ha convertido en una divulgadora sobre el problema que supone el alga invasora para el litoral andaluz (y más allá porque se está expandiendo por el Mediterráneo, ha llegado a la zona de Levante y al norte de África, mientras hacia el otro lado escala la costa portuguesa hasta Galicia y está presente en Canarias y las Azores probablemente por las aguas de lastre de barcos).

Las arribazones del alga invasora
La recogida de estos residuos es inabarcable para los presupuestos municipales costeros (casi 50 euros por tonelada cuesta llevarla al vertedero, además de los gastos de la retirada de la costa). Muchos ayuntamientos, sobre todo en el litoral malagueño, han optado por dejar acumuladas estas arribazones en la costa durante la temporada baja turística, con el consecuente problema de olores por la descomposición y el daño al ecosistema litoral. La pesca lleva años alertando de que suben a los barcos redes vacías de pescados y repletas de algas que tardan mucho tiempo y dinero en limpiar. Estos problemas, lejos de remitir, continúan creciendo y difícilmente se solucionarán a corto plazo ante lo inabarcable de acotar la evolución del ecosistema marino.
Utilizar estas arribazones para uso industrial supondría un alivio para las arcas municipales, que podrían vender lo que hoy es un residuo a empresas para su transformación. Actualmente les resulta muy costosa su retirada, desde la aprobación de la Ley de Economía Circular no tienen permitido mandarlas al vertedero porque se trata de un subproducto que podría tener una segunda vida, así que la mayoría de las veces se acumulan para secarlas en terrenos baldíos donde se amontonan sin saber cómo actuar con ellas. El Gobierno ha denegado alguna iniciativa empresarial para su uso industrial (han tardado tres años en responder a Antonio Vergara, de Eldaplant, que pretendía fabricar plantillas con este material) por la falta de un plan de gestión del Gobierno autonómico. Ante esto, la Junta que antes le enviaba la pelota al Ejecutivo central, ha decidido ponerse manos a la obra con este plan en un intento de encontrar una salida al laberinto.

Tristancho de momento se encuentra con palabras de aliento sobre lo oportuno de su proyecto, pero nada más. El resto son obstáculos. Es consciente de que ser pionero cuesta y que abrir puertas supone llamar muchas veces, numerosos intentos y largos periodos para ver la luz al final. "Si no hubiéramos llevado la empresa a Países Bajos (junto a Victor Manuel Pérez, su socio), donde nos ofrecieron abrirla, ahora estaríamos produciendo", asegura, aunque su arraigo territorial consciente les lleva a luchar por el desarrollo de la innovación en su tierra: "Somos de aquí, hemos estudiado aquí y nos parecía lo justo devolver eso, que la empresa sea gaditana para dar trabajo aquí y poner a Cádiz en el lugar que se merece con una iniciativa innovadora y de economía circular".
Investigación para nuevos proyectos
Futuralga mantiene la investigación en diversos proyectos a la espera de conseguir el visto bueno de la administración para desbloquear esta situación. Le presentó recientemente su iniciativa y otra similar que tiene junto a otra empresa de economía circular de la provincia, la chiclanera Agropellets del Sur, al delegado territorial de Medio Ambiente en Cádiz, Óscar Curtido, para ganar otro aliado en esta batalla. La fabricante de pellets con paja de arroz ha creado junto a Futuralga un material para la creación de palets industriales con la combinación de ambos residuos naturales. Otro argumento con el que empujar hacia una regulación que permita desarrollar productos sostenibles de lo que hoy no es más que basura orgánica.
Otros proyectos en los que trabaja la empresa es la investigación junto a una empresa valenciana, Poplac, para el uso del alga asiática para alimentar biorreactores que lo conviertan en gas verde, iniciativa que ha acogido con interés el Ayuntamiento de Tarifa. También colabora con la Universidad de Sevilla en un proyecto para el uso de los residuos marinos en una comunidad de Honduras para el enriquecimiento de suelos agrarios. Además, están a la esperan de posibles subvenciones de varios fondos europeos para continuar con su labor en I+D+i.

No hay que obviar que el material con el que han hecho el prototipo de los envases cuenta con un gran potencial para el que tendría múltiples usos y aplicaciones. "El uso con este material es ilimitado. Solo hay que modificar el molde y buscar la producción que se desee". Son muchas las empresas que se han interesado en él, pero la parálisis del calificativo de invasora mantiene todos esos proyectos varados en la orilla.
Estrategia de control del alga del Ministerio
El Ministerio reconoce los valores potenciales de la Rugulopteryx okamurae para el uso de sus compuestos en la industria farmacéutica o en el área médica como antiinflamatorio y admite que existen proyectos industriales para su uso como fertilizante y compostaje, para uso cosmético, para bioconstrucción o para la producción de metano. Sin embargo, únicamente se permite autorizaciones para su uso con fin social o económico cuando haya "motivos imperiosos de interés público".

Una flexibilidad, más laxa cuando el objetivo es científico o medicinal, según el documento, que Tristancho ha solicitado de modo provisional mientras se resuelve el entuerto burocrático. Salen ganando todos, argumenta, y no sería la primera vez que se hace. El cangrejo azul es una especie invasora que afecta al langostino en la desembocadura del Guadalquivir y para cuyo marisqueo se han dado licencias. Un clavo al que agarrarse en pos de no resultar discriminatoria la solución para un sector sí y no para el otro.
Último movimiento de la Junta
La consejera de Economía anunciaba el pasado 7 de junio en Tarifa la primera autorización desde que se aprobara la Estrategia Nacional para la investigación aplicada del uso del alga asiática invasora como fertilizante y bioestimulante agrícola sostenible. La Junta de Andalucía anuncia de esta manera su apoyo a un proyecto que ayude a mitigar el daño ecológico provocado por este alga invasora y, según la administración, "abre la puerta a un modelo de economía circular en el que un problema ambiental puede convertirse en una oportunidad para la agricultura sostenible y la innovación”. Esta puerta que parece entornarse para nuevos proyectos y un plan de gestión que dicen estar culminando para remitirlo al Gobierno central suponen la esperanza de proyectos como Futuralga, los pioneros que han ido quitando las piedras en este arduo camino.
El alga llega para quedarse
Sofía Tristancho es experta en el mundo marino y lleva años de investigación, de modo que sabe mucho sobre la Rugulopteryx okamurae y anticipa que ha venido para quedarse, aunque sea en otro estatus una vez que el ecosistema marino integre esta presencia. "Llevamos diez años y estamos igual o peor" desde que llegó este alga parda desde Asia. "Las invasiones se ven como una campana de Gaus" explica dibujando en el aire la línea imaginaria. "Ahora mismo estamos en proceso de subir, llegará un momento de estalibilización y luego comenzará a disminuir".

La seguridad en su discurso se torna y Tristacho levanta los hombros en un mohín cuando le preguntamos por periodos de tiempo: "Eso no se sabe, depende de la especie". Y retoma su locuacidad cuando recupera el tono divulgativo: "En su lugar de origen esta especie no tiene carácter invasor, pasa desapercibida, no es abundante; pero ha llegado aquí, ha encontrado que tiene todo a su disposción, no tiene depredadores ni competencia y ha campado a sus anchas, lo ha colonizado todo. En su sitio natal sí compite con otras algas por espacio o alimento, pero aquí no y por eso no se va a ir a corto plazo". Desde Ifapa están investigando el tema y han descubierto un erizo que se puede convertir en depredador comiéndose estas algas, que por cierto contienen arsénico. Pero Sofía Tristacho deja en el aire una pregunta irresoluble: "¿Cuántas toneladas de erizos harían falta para hacer frente a esta invasión?".
Además, explica, la invasora se ha adaptado a este espacio. "En su lugar natal no está en fondos arenosos, solo en rocosos porque necesitaba la roca para adherirse, pero aquí ya ha conseguido estar en fondos arenosos; en su sitio natal se reproduce una vez al año y aquí lo hace cuatro veces; han encontrado aquí cuatro fenotipos diferentes, adaptados a los sitios en los que se encuentra como la profundidad; y aún no se comprende la distribución, porque hay zonas totalmente colonizadas (en la provincia de Cádiz, por ejemplo, Tarifa, Algeciras y toda la zona del Estrecho, así como Cádiz y El Puerto sí tienen, pero en las costas de San Fernando, Chiclana, Rota o Sanlúcar apenas llegan). Muchas dudas que necesitarán tiempo para resolverse, aunque mientras tanto habrá que aprovechar los usos industriales para darle una segunda vida útil a la Rugulopteryx okamurae.
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