tribuna económica
Joaquín Aurioles
Compradores compulsivos
Borja Vázquez (Sevilla, 1977) preside Scalpers Fashion, una firma de moda que facturó el pasado año 220 millones de euros anuales en más de once países a través de 370 puntos de venta (tiendas propias, franquicias y corners de El Corte Inglés). Su logo, la calavera, aparece a menudo en el top manta, a pesar de lo cual el empresario sevillano no se muestra molesto. Es más, considera que es una forma de publicidad gratuita, unas declaraciones que con toda seguridad levantarán ampollas.
-¿Cuáles son los grandes retos de la moda actualmente?
-La moda española se enfrenta a los mismos problemas que cualquier industria de consumo. A nivel geopolítico, las políticas arancelarias proteccionistas están haciendo muy difícil en algunos mercados la expansión, como sucede en EEUU, el mercado retail más importante del mundo. Hay dificultad a la hora de encontrar perfiles creativos porque hay una tendencia mundial a que los jóvenes no quieren entrar a formar parte de organizaciones, sino trabajar como free lance, no quieren ser asalariados. Esto no es un problema sino un desafío y una realidad que tienen que enfrentar compañías como Scalpers. Además, hay mercados en los que las condiciones laborales son menos flexibles y tienen unas condiciones de productividad infinitamente mayores que nosotros y vienen pegando superfuertes. Vienen compañías asiáticas, principalmente, con modelos de negocio interesantísimos, con una estructura de costes hipercompetitivas... y han aprendido lo que no sabían antes: desarrollar marca. Ahora hay una competencia tremenda.
-Veo que se refiere a Shein. ¿Le preocupa la fast fashion, un modelo de negocio de la industria textil que produce grandes volúmenes de ropa barata y de baja calidad?
-No demasiado. Eso siempre ha existido. Hay público para todo. Shein es un concepto que la gente critica pero yo, sinceramente, me descubro ante la capacidad que han tenido de posicionar en tan poco tiempo una compañía con unos niveles de capitalización y facturación. Me parece algo espectacular. Es un modelo que el cliente final ha aceptado y ahí el resto tenemos poco que decir.
-La moda comercializa sus productos en marketplaces nacionales e internacionales como Zalando, Asos, La Redoute, Privalia y About You. ¿Son esenciales ahora en la política de expansión de ventas online?
-En nuestro caso es fundamental porque es una forma rápida y con menos riesgo de impactar en nuevos mercados con una exposición y percepción de marca y calidad alta. Pero eso depende de cada estrategia comercial. Hay compañías que su estructura de costes no permite el poder vender a través de terceros, como Primark, pero es un modelo superexitoso.
-Se acusa a la moda de ser una industria contaminante, para lo cual se usan fotos de desiertos llenos de stocks de ropa.
-Sí, entiendo que hay una sobreproducción, pero no sólo en la moda. ¿Qué hacemos con lo que sobra? No creo que la solución al problema sea penalizar a las compañías de moda. El problema está en la industria, pero no en la marca, que es un mero intermediario entre quien produce y quien compra.
-¿Qué le parece el impuesto a la ropa por el coste de reciclar?
-Ese impuesto es real pero la capacidad de poder reciclar esa ropa es bastante relativa. Ese impuesto finalmente repercutirá en el bolsillo del consumidor y las familias comprarán mucho menos, con lo que afectará a la industria. La imposición no viene de políticas gubernamentales, no por una demanda de quien compra. La gente no demanda prendas sosteniblesy si lo hace no es a un precio superior. Lo que de verdad solucionaría el problema sería tener la capacidad de producir exactamente lo que se consume pero eso es francamente difícil. Muchas marcas estamos avanzando en soluciones que nos permitan acercar oferta y demanda pero para eso hace falta producir cada vez más cerca de la demanda.
-La moda alcanza un peso del 2,9% del PIB español, igualando el máximo histórico del sector. ¿Se le toma en serio como industria? ¿Tiene el suficiente respaldo de la Administración?
-Es un sector, que salvo en lo relativo a sostenibilidad ambiental, pasa relativamente desapercibido para la Administración, lo cual no es malo (risas). A la Administración lo que le pido es que nos dejen trabajar lo más tranquilo posible en un entorno posible.
-Vamos al top manta, los mercadillos... Recientemente Pablo López, fundador de Silbón, estalló contra la piratería. ¿Cree que este es uno de los problemas del sector?
-Me preocupa poquísimo porque el porcentaje de pérdidas que puede generarnos es bajísimo. Yo creo que la piratería, en nuestro nivel, es una forma de publicidad gratuita. Quien compra en el top manta no es el cliente de Scalpers.
-¿Le molesta que llamen a Scalpers la marca pija de la calavera?
-En absoluto. Lo importante de una compañía es que esté en la mente del consumidor de la forma en la que sea. Si la llaman la marca pija de la calavera, algo habremos hecho bien para que se quede en la mente del consumidor.
-La calavera ha tenido tanto éxito que la copió Primark. ¿Denunció Scalpers los hechos en los tribunales?
-No, llegamos a un acuerdo. Retiraron la producción porque entendieron perfectamente que no tenía sentido lo que habían hecho. Soy plenamente consciente de que en la dirección general de Primark no se hizo con intención.
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