Tesla bajo presión: un año turbulento para Elon Musk entre accidentes, investigaciones y el billón de dólares
El mayor fondo soberano del mundo rechaza la compensación récord para el CEO de la compañía, que afronta una caída del 37% en beneficios, investigaciones de seguridad y el desplome de ventas en Europa
El Fondo soberano noruego votará contra el bono salarial de Elon Musk en Tesla
Los accionistas de Tesla tienen solo unas horas para decidir si aprueban el paquete de compensación más polémico de la historia de las grandes corporaciones: un billón de dólares (850.500 millones de euros) en opciones sobre acciones para Elon Musk.
La votación, que se celebrará en la junta anual del 6 de noviembre, llega en un momento crítico para el fabricante de vehículos eléctricos, que enfrenta simultáneamente investigaciones de seguridad, caídas significativas en sus resultados financieros y el rechazo frontal de algunos de sus inversores más importantes.
El Fondo de Pensiones Global del Estado de Noruega (Norges Bank Investment Management), el mayor fondo soberano del mundo con más de 1,7 billones de dólares en activos bajo gestión, anunció que votará en contra de la propuesta.
"Nos preocupa el montante total del premio, la dilución resultante y la falta de mitigación del riesgo asociado a la figura del director ejecutivo", señaló la institución en un comunicado oficial.
Es la tercera vez que el fondo noruego, propietario del 1,1% de Tesla, rechaza un paquete salarial para Musk, tras votos similares en 2018 y 2024.
Un historial de accidentes que pesa sobre la compañía
La oposición del fondo noruego no puede desligarse del creciente escrutinio sobre la seguridad de los vehículos Tesla.
En agosto, un jurado civil de Miami ordenó a la compañía pagar 329 millones de dólares (279 millones de euros) al considerarla responsable en un 33% de un accidente mortal ocurrido en 2019 en Cayo Largo, Florida.
El siniestro, que costó la vida a Naibel Benavides, de 20 años, se produjo cuando el conductor activó el piloto automático y dejó de prestar atención a la carretera.
La sentencia marcó un precedente: era la primera vez que un jurado civil responsabilizaba a Tesla por fallos en su sistema de conducción semiautomática.
Según documentos judiciales, la familia de la víctima acusó a Tesla de "obstruir la investigación del accidente" al impedir que la Patrulla de Carreteras de Florida accediera a datos del vehículo que "demuestran el papel del fallo del autopiloto en el accidente". Tesla ha anunciado que apelará el veredicto.
Investigación sobre el FSD
Dos meses después, en octubre, las autoridades estadounidenses iniciaron una investigación preliminar sobre el sistema Full Self-Driving (FSD) tras recibir informes de al menos 24 incidentes, cuatro de ellos con heridos.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) identificó dos patrones preocupantes: vehículos que cruzan intersecciones saltándose semáforos en rojo y casos en los que el FSD ordena cambios de carril hacia el sentido contrario de la circulación.
El sistema FSD, por el que Tesla cobra una suscripción de unos 8.000 dólares anuales (6.800 euros), ha sido objeto de confusión en el mercado.
Promesas incumplidas
Aunque Musk lo ha presentado en ocasiones como un sistema de conducción autónoma, la propia compañía lo describe como "un sistema de automatización parcial de nivel 2", que "requiere un conductor plenamente atento y comprometido con la tarea de conducción en todo momento", según la clasificación SAE International.
Está muy lejos del nivel 5, que representa la automatización total sin necesidad de conductor.
Las promesas incumplidas de Musk sobre la conducción autónoma se remontan a 2015, cuando aseguró que Tesla tendría vehículos totalmente autónomos en 2018.
En 2021 insistió en que FSD alcanzaría el nivel 5 ese mismo año. En 2024 volvió a prometer que el "Full Self-Driving sin supervisión" estaría "disponible pronto". Ninguna de esas predicciones se ha materializado.
Cybertruck
La Cybertruck, la camioneta futurista de Tesla, también ha protagonizado titulares negativos.
En octubre, las familias de dos jóvenes universitarios, Jack Nelson y Krysta Tsukahara, demandaron a la compañía por homicidio culposo tras un accidente mortal en California.
Según la demanda, ambos jóvenes sobrevivieron al choque inicial pero murieron atrapados en el vehículo incendiado porque el diseño de las puertas hacía "casi imposible" escapar.
La puerta derecha carecía de tirador exterior y el mecanismo de emergencia resultaba "poco intuitivo y muy improbable de localizar en medio del humo y el caos de un incendio".
Desde su presentación en 2019, cuando Musk intentó demostrar que el vehículo estaba blindado golpeando una ventana con una bola metálica -el cristal se rompió ante el asombro de los espectadores-, la Cybertruck ha sufrido constantes problemas de fabricación.
En marzo de 2025, Tesla tuvo que llamar a revisión prácticamente todas las unidades vendidas en Estados Unidos por un defecto en uno de sus paneles.
Caída de beneficios y desplome en Europa
Los problemas de seguridad coinciden con un deterioro significativo de los resultados financieros.
Tesla obtuvo un beneficio neto de 1.373 millones de dólares en el tercer trimestre de 2025, un 37% menos que en el mismo periodo de 2024, según su informe trimestral presentado en octubre.
La caída se produjo pese a que los ingresos totales crecieron un 12%, hasta 28.095 millones de dólares, impulsados por récords en entregas de vehículos y en el despliegue de sistemas de almacenamiento de energía.
Entre enero y septiembre, la compañía acumuló un beneficio neto de 2.954 millones de dólares, un descenso del 40,4% respecto a los nueve primeros meses de 2024. El resultado operativo cayó un 40% interanual, con un margen operativo de apenas el 5,8%.
La empresa explicó que la reducción de la rentabilidad se debió principalmente al aumento de los gastos operativos, en particular los vinculados a inteligencia artificial, investigación y desarrollo, compensación en acciones y costes de reestructuración.
También influyeron menores ingresos por créditos regulatorios y por el software FSD, así como un mayor coste medio por vehículo, resultado de una menor absorción de costes fijos, el incremento de aranceles y una mezcla de ventas menos favorable.
¿Qué ocurre en Europa?
En Europa, la situación es aún más preocupante. Las matriculaciones de nuevos vehículos Tesla cayeron un 38,7% en la Unión Europea entre enero y septiembre de 2025 frente al mismo periodo del año anterior, según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) de octubre.
Su cuota de mercado en el bloque comunitario se redujo del 2,3% al 1,4%.
En paralelo, su competidor chino BYD experimentó un crecimiento del 248,1% en el mismo periodo, con una cuota que pasó del 0,3% al 1%.
Los datos evidencian el creciente desafío que suponen los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, que ofrecen alternativas más económicas y han ganado terreno rápidamente en el mercado europeo.
Analistas del sector atribuyen parte del desplome de Tesla en Europa a factores reputacionales.
El activismo político de Musk y su papel en la administración Trump generaron rechazo entre consumidores europeos, tradicionalmente más progresistas. El magnate ha coqueteado incluso con la idea de crear un nuevo partido político en Estados Unidos.
El pulso por el billón de dólares
En este contexto adverso, el consejo de administración de Tesla propone a sus accionistas el paquete de compensación más ambicioso jamás planteado en el mundo corporativo.
El plan otorgaría a Musk opciones sobre 432 millones de nuevas acciones -según cálculos de la firma de asesoría Glass Lewis-, lo que elevaría su participación del actual 13,5% a cerca del 30% del accionariado.
Para acceder al billón de dólares, Musk tendría que cumplir doce objetivos durante la próxima década, entre ellos multiplicar por ocho el valor bursátil de Tesla (hasta 8,5 billones de dólares), supervisar el despliegue comercial de un millón de robotaxis y robots humanoides, multiplicar por más de 24 las ganancias, y permanecer en la compañía al menos diez años como CEO o director ejecutivo responsable de desarrollo de productos u operaciones.
El plan, sin embargo, no impone restricciones sobre el tiempo que Musk dedique a otras empresas ni a eventuales actividades políticas.
El magnate es fundador de SpaceX, la compañía de cohetes, y de xAI, una empresa de inteligencia artificial propietaria de la red social X (anteriormente Twitter).
La presidenta del consejo de administración, Robyn Denholm, defendió públicamente el paquete en una carta a los accionistas del 27 de octubre: "Sin Elon, Tesla podría perder un valor significativo, ya que nuestra compañía podría no ser valorada por aquello en lo que intenta convertirse. Si no conseguimos fomentar un entorno que motive a Elon a lograr grandes cosas mediante un plan de compensación justo y basado en el rendimiento, corremos el riesgo de que renuncie a su puesto ejecutivo".
No quiere dinero, sino el control
Musk ha justificado públicamente su exigencia no como una cuestión económica sino de control.
En una conferencia telefónica con analistas el 22 de octubre, tras la presentación de resultados del tercer trimestre, el magnate expuso su verdadera preocupación: "Mi preocupación fundamental es con respecto al control de votación que tendré en Tesla si sigo adelante y construyo este enorme ejército robótico. ¿Podrán echarme en algún momento en el futuro? No me siento cómodo construyendo ese ejército de robots si no tengo al menos una fuerte influencia".
"Terroristas corporativos"
En esa misma intervención, Musk calificó de "terroristas corporativos" a Institutional Shareholder Services (ISS) y Glass Lewis, las dos principales firmas de asesoría de voto que han recomendado a los accionistas rechazar la propuesta.
"Esos tipos son terroristas corporativos. Han hecho muchas recomendaciones terribles en el pasado que, de haberse seguido, habrían sido extremadamente destructivas para el futuro de la empresa", afirmó.
ISS justificó su recomendación negativa al señalar que el paquete "reduce la capacidad del consejo de ajustar de forma significativa los niveles de pago futuros", mientras que Glass Lewis advirtió de la excesiva concentración de poder que supondría elevar la participación de Musk al 30%.
Polémicas anteriores por su sueldo
Esta no es la primera controversia salarial de Musk.
En 2024, un tribunal de Delaware anuló su paquete de compensación de 2018, valorado en más de 50.000 millones de dólares, alegando que el proceso de aprobación por parte de la junta directiva fue "defectuoso e injusto para los accionistas".
El caso sigue pendiente ante el Tribunal Supremo de Delaware.
Adjudicación de acciones
Mientras se dirimía ese litigio, en agosto Tesla aprobó una adjudicación provisional de 96 millones de acciones restringidas para Musk, con un valor de aproximadamente 29.000 millones de dólares al precio de mercado de entonces.
Las acciones se entregarían tras dos años de permanencia en un puesto de alta dirección, con un periodo de tenencia obligatorio de al menos cinco años.
Sin embargo, la autorización "perderá inmediatamente su vigencia" si se dicta una sentencia firme en el caso de Delaware que le sea favorable.
Compra de mil millones en acciones
En septiembre, Musk compró personalmente 2,6 millones de acciones de Tesla por valor de 1.000 millones de dólares, según comunicó la compañía a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos.
La operación se interpretó como una señal de confianza del CEO en la empresa, aunque también como un movimiento para reforzar su posición de cara a la votación del 6 de noviembre.
La apuesta por la inteligencia artificial y la robótica
Más allá de las cifras y las polémicas, el paquete de compensación refleja la ambiciosa transformación que Musk propone para Tesla.
La compañía, que comenzó como fabricante de vehículos eléctricos, pretende convertirse en líder de inteligencia artificial, robótica y servicios relacionados.
El plan estratégico contempla el lanzamiento comercial del Cybercab -el robotaxi de Tesla- y la producción masiva del robot humanoide Optimus, además de la expansión del sistema FSD.
En su presentación de resultados del tercer trimestre, Tesla afirmó que mantiene sus planes para iniciar la producción en masa del Cybercab, el camión Tesla Semi y el sistema de almacenamiento energético Megapack 3 en 2026.
El servicio de robotaxis comenzó sus pruebas limitadas en Austin, Texas, a finales de junio de 2025, pero inmediatamente surgieron problemas.
Usuarios publicaron vídeos en redes sociales mostrando vehículos que rebasaban límites de velocidad y circulaban en sentido contrario, lo que provocó que la NHTSA solicitara información sobre los incidentes.
Dos días después del inicio del servicio, las acciones de Tesla cayeron un 6,05%, perdiendo 68.000 millones de dólares de valor bursátil.
Demandas y polémicas por los robotaxis y sus robots
En agosto, un grupo de accionistas presentó una demanda colectiva en Texas contra Tesla y Musk acusándolos de fraude por "falsear los datos de la tecnología de conducción autónoma" de los robotaxis.
La demanda, interpuesta por el bufete Pomerantz, alega que "los acusados realizaron declaraciones materialmente falsas y engañosas con respecto al negocio, las operaciones y las perspectivas futuras de la compañía" al exagerar "la seguridad y el estado de desarrollo" del sistema.
Respecto al robot Optimus, Musk ha hecho afirmaciones extraordinarias.
En la conferencia con analistas del 22 de octubre aseguró que el robot humanoide "eliminará la pobreza del planeta" y se refirió repetidamente a la creación de un "enorme ejército robótico".
Estas declaraciones, sin embargo, contrastan con la ausencia de productos comerciales tangibles y plazos realistas de desarrollo.
Implicaciones para inversores y la industria
La votación del 6 de noviembre tendrá implicaciones que trascienden a Tesla.
El resultado marcará un precedente sobre los límites de la compensación ejecutiva en la era de la inteligencia artificial, cuando las grandes tecnológicas compiten ferozmente por retener talento.
Tesla argumenta que la pérdida de Musk costaría a la compañía miles de millones en capitalización bursátil y que la intensificación de la competencia por ingenieros de IA justifica paquetes extraordinarios.
"En los últimos meses se han producido adquisiciones multimillonarias de empresas y paquetes de compensación en efectivo de nueve cifras para ingenieros de IA no fundadores", señalaron Robyn Denholm y Kathleen Wilson-Thompson, miembros del comité especial del directorio, en una carta a los accionistas del 4 de agosto.
Grandes inversores como BlackRock, Vanguard y State Street no han revelado aún su posición, lo que mantiene la incertidumbre sobre el desenlace. Baron Capital, conocido por sus inversiones en Tesla, ha anunciado su apoyo al paquete.
Para los críticos, sin embargo, la propuesta representa un riesgo inaceptable de concentración de poder y dilución del capital.
El fondo noruego ha dejado claro que, pese a reconocer el valor creado por Musk, buscará mantener un "diálogo constructivo" con Tesla sobre fórmulas alternativas de compensación que equilibren los intereses de todas las partes.
¿Podrá cumplir sus objetivos?
Mientras tanto, Tesla afronta el reto de demostrar que puede cumplir sus ambiciosos objetivos en inteligencia artificial y robótica sin comprometer la seguridad de sus vehículos actuales ni la rentabilidad de su negocio principal.
La caída del 37% en beneficios, las investigaciones de seguridad en curso y el desplome de ventas en Europa plantean interrogantes sobre la capacidad de la compañía para ejecutar simultáneamente múltiples transformaciones disruptivas.
El 6 de noviembre, los accionistas decidirán si apuestan por la visión de Musk y le otorgan el control necesario para construir ese "ejército robótico" que promete, o si, por el contrario, consideran que ha llegado el momento de imponer límites a las ambiciones del hombre más rico del mundo.
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