tribuna económica
Joaquín Aurioles
2025 y la geoeconomía
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Geoeconomía: la economía al servicio de objetivos geoestratégicos. Es importante porque está en expansión y significa que, entre los resortes en manos de los gobiernos para defender una posición de poder en el contexto internacional, la vía militar e incluso la diplomática habrían perdido protagonismo frente a la economía. La diferencia con la geoestrategia convencional es que tanto los ejércitos como los diplomáticos están bajo el control directo y estricto de los gobiernos, mientras que en el territorio de la economía el actor principal es la empresa, cuyos intereses no siempre coinciden con los del gobierno. Esta es una importante razón para pensar que en el terreno de la geoeconomía, los regímenes autoritarios pueden moverse con más comodidad que una democracia liberal.
China y la India son exponentes de la instrumentación de la economía en beneficio del poder político. En el caso del primero, acompañada de una escalada vertiginosa de su potencia militar, bastante más moderada en el segundo. También la respuesta europea y la norteamericana en época de Biden a la agresión de Rusia a Ucrania se ha centrado en maniobras de carácter económico, tanto en lo que se refiere a las sanciones al agresor como en las ayudas financieras, aunque también militares, al agredido.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca todo se adentra en una dinámica diferente. La reactivación de la guerra de aranceles iniciada durante su primera presidencia permitía pensar en un fuerte impulso a la geoeconomía durante la segunda, pero sus inmediatas referencias a la utilización del potencial militar norteamericano en beneficio de objetivos políticos y recompensas económicas, incluyendo las amenazas de agresión por Groenlandia y el Canal de Panamá, sembraban el desconcierto.
La conflictiva reunión de la OTAN del pasado mes de junio, la del Sánchez circunspecto y desplazado a un extremo de la fotografía y la del 5% del PIB en gasto militar, introdujo un nuevo foco de tensión en el ambiente. Los Estados Unidos de Trump parecen sentirse más cómodos con las reglas de la vieja geoestrategia que determina la jerarquía en función de la potencia militar, que debe ser lo mismo que piensa Putin, aunque no muy acertadamente. China, por su parte, insiste en su apuesta por la geoeconomía, de tan magros resultados en el pasado reciente, mientras que Europa permanece estupefacta en su extrema debilidad frente a la amenaza rusa y obligada al vasallaje ante Estados Unidos.
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