Fútbol y negocio

Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo junto con Robert Givone, socio de Apollo y co-gestor de ASC. / Atlético de Madrid

12 de noviembre 2025 - 04:59

Ha trascendido que el Atlético de Madrid tiene un valor de 2.500 millones de euros, según se deduce del desembolso que ha hecho el fondo Apollo Sport Capital (ASC) por el 57% de su capital. Una cantidad que le permitiría incluso aspirar a estar en el índice bursátil Ibex 35 si cotizase en Bolsa, pero que ofrece una lectura mucho más amplia que la mera operación mercantil. Se trata del atractivo que, desde hace ya unos años, ejerce el mundo del deporte (sobre todo, el fútbol) en los inversores internacionales para hacer negocios y que, aunque no es nueva en España, alcanza una nueva dimensión tras la compra de la entidad madrileña.

El interés proviene de algo que va más allá del deporte, trasladándose a Europa una práctica muy común en Estados Unidos en torno al fútbol americano, beisbol, hockey o baloncesto: la obtención de ingresos adicionales a lo que es el espectáculo deportivo. De esa forma se logra rentabilizar la inversión realizada aprovechando la marca global, la mercadotecnia, la explotación del estadio, los derechos de televisión y otras alternativas adicionales a la actividad principal que supone la práctica del fútbol u otro deporte y que puede llegar a otros sectores.

La amenaza radica en que puede desvirtuar la esencia misma del fútbol en particular y, por extensión, del deporte en general. Quedan para la nostalgia aquellos tiempos de los domingos por la tarde y del marcador simultáneo a los que se vinculaba el fútbol en décadas pasadas. Ahora los entonces clubes de fútbol (reconvertidos en sociedades anónimas deportivas, en su mayoría) se mueven en una tendencia que va por esos derroteros tan distintos en los que "fútbol es fútbol", pero también negocio.

En España, además del Aleti, hay una docena de equipos con participación extranjera, ya sean fondos o firmas de capital riesgo. Está por ver cómo desarrollan esta dinámica Real Madrid y Barcelona, que no se convirtieron en sociedades anónimas (junto Atlétic de Bilbao y Osasuna) pero que sí manejan acuerdos internacionales. Muchos de sus grandes rivales europeos tienen presencia de firmas inversoras de este tipo que permiten manejar importantes fonfos. Las estadísticas, tan habituales en el universo deportivo, dicen que el 48% de los equipos de las cinco grandes ligas europeas tienen capital foráneo. Nada menos.

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