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Gumersindo Ruiz
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EL lunes Scott Bessent, secretario del tesoro de EEUU, anunciaba haber llegado a un pre acuerdo con China muy beneficioso, que establece la base para un acuerdo que acabe definitivamente con la guerra comercial China- EEUU. Acuerdo que firmaran Trump y Xi Jinping el jueves en Corea del sur. China amenazó a EEUU con suspender las exportaciones de minerales de tierras raras indispensables para el desarrollo de las nuevas tecnologías ligadas al coche eléctrico, las baterías, las energías renovables y las armas tecnológicamente avanzadas. Actualmente China posee el 65% de las tierras raras y entre el 80% y el 90% de las tecnologías para su procesamiento. La decisión se retrasa un año. China también se compromete a reiniciar las importaciones de soja de EEUU.
EEUU a cambio suspendería la amenaza de aranceles a China del 100% sobre todos sus productos, a partir del 1 de noviembre.
El anuncio de Scott Bessent, ratificado por China, hizo que el apetito por el riesgo volviera a los mercados. Las bolsas se disparaban, y al mismo tiempo el precio del oro ,como activo refugio, bajaba por debajo de los 4.000 euros la onza.
La firma del acuerdo China- EEUU el jueves supone un alivio en los mercados que podrán seguir subiendo en los próximos meses. En un momento en el que estaban dando claros síntomas de complacencia y de sobrevaloración; con el VIX, el índice del miedo de los inversores en máximos y el temor a que la burbuja financiera global explotara. Este fortalecimiento de mercados bursátiles se ve reforzado por las expectativas de bajada de los tipos de interés de la Fed en un 0,25%, en su próxima reunión, ante el debilitamiento del mercado de trabajo de EEUU
¿Implica esto que la firma del acuerdo que se firmara el jueves es el fin de la guerra económica y geoestratégica China-EEUU? Me temo que no.
La guerra China- EEUU es sistémica, en ella se juega el poder mundial: militar, económico y geopolítico. Lo que hará este acuerdo es relajarla temporalmente: una especie de “paz armada”. Tiempo que aprovecharán, tanto EEUU como China, para buscar alternativas y mercados que resuelvan la gran interdependencia que tienen las dos grandes potencias.
Un nuevo orden económico y geopolítico mundial se está fraguando. ¿Cuánto tiempo transcurrirá en esta transformación?: es difícil de adivinar. Con Trump ningún acuerdo es definitivo.
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