
Tacho Rufino
Comisionista de la paz
Análisis
El martes publicaba el fondo monetario internacional (FMI) la actualización de sus perspectivas sobre la economía mundial, que han superado las que efectuó en el mes de abril en un 0,2% para 2025 y un 0,1% para 2026. En 2025 la economía mundial crecerá un 3% y en 2026 un 3,1%. La revisión al alza del crecimiento mundial vendría justificada por los menores aranceles tras la prórroga de 90 días de los aranceles recíprocos, por las mejores condiciones financieras de los mercados internacionales, por la depreciación del dólar y por las políticas monetarias y fiscales expansivas a escala global. Cabe destacar las mayores inversiones en defensa y armamento. Pensar que Donald Trump va a mantener las prórrogas arancelarias actuales y que va a propiciar acuerdos que reduzcan la tasa arancelaria global es un ejercicio de optimismo difícilmente justificable. Donald Trump es el mayor factor de inestabilidad y de impredecibilidad que ha tenido el mundo desde la segunda guerra mundial. Esta misma semana cuando vencía el plazo de la última prórroga de los aranceles recíprocos el 1 de agosto, ha decidido prolongar su vigencia hasta el 7 de agosto. A aquellos países con los que se ha conseguido un acuerdo, les respeta las condiciones consensuadas. A aquellos otros que no han llegado a un acuerdo, se les sube los aranceles a discreción y gusto de Donald Trump. A los países con los que EEUU mantiene superávit comercial se les aplicara el arancel universal de 10%. El arancel del aluminio, acero y cobre sigue en el 50%. España, que ha firmado un acuerdo comercial con EEUU, se le aplicará un arancel del 15%, que abarca el 70% de las exportaciones a EEUU.
Pensar que esta situación es definitiva y que no va a cambiar en el futuro es de un optimismo injustificado. Donald Trump continuará sembrando inestabilidad en el comercio mundial, lo cual provocará volatilidad e incertidumbre, que lastrará las inversiones empresariales. En este contexto, el potencial de crecimiento mundial se resentirá y podría ser menor que el que predice el FMI.
El crecimiento económico que prevé el FMI para la UE será del 1% en 2025 y del 09% en 2026. Esta mejora de crecimiento estaría justificada por el aumento de la inversión e infraestructura y armamento de los países europeos comprometidos con la OTAN, y también por los bajos tipos de interés del BCE.
Para EEUU se prevé un crecimiento del 1,9% en 2025 y del 2% en 2026. Este crecimiento estaría justificado por la expansión del gasto público y la reducción de impuestos que implica “la gran y hermosa ley” recientemente aprobada por el congreso y por la previsible bajada del tipo de interés a partir del mes de septiembre de 2025. Crecimiento que no será sostenible en medio y largo plazo por el incremento del déficit y la deuda pública.
El crecimiento previsto para la India es del 6,4% en 2025 y el 6,4% en 2026. Por debajo del 7% de crecimiento en la última década. El crecimiento para América Latina lo mantiene sin modificaciones en 2,2% en 2025 y el 2,4% en 2026.
China continúa creciendo, aunque por debajo del objetivo del partido comunista en el poder. 4,8% de crecimiento en 2025 y 4,2% en 2026. Un crecimiento por debajo del objetivo del 5%, el crecimiento sigue siendo potente gracias a las políticas fiscales y monetarias expansivas y la paulatina reorientación hacia un modelo productivo y de consumo interno. No obstante, la desaceleración de la economía China es evidente, en gran medida por la crisis inmobiliaria, aún no resuelta, que impacta en el consumo y en el ahorro.
En resumen, tras un crecimiento potente en 2024 de la economía mundial del 3,3%, las grandes potencias China, India, EEUU, Eurozona se encuentran en un suave proceso de desaceleración que continuara en el futuro, a pesar de la gran resiliencia que han demostrado. Esta desaceleración podría continuar si la guerra arancelaria continua, lo cual no es descartable habiendo comprobado en los últimos meses el carácter voluble e impredecible de Donald Trump, cuyas decisiones pueden cambiar de un día para otro en función de su carácter voluble y de cómo haya dormido el día anterior.
Para España, el FMI mantiene sus previsiones de crecimiento del 2,5% del PIB en 2025 y el 1,8% en 202. Con este crecimiento, España está a la cabeza en crecimiento y creación de empleo de las grandes potencias europeas. España ha demostrado tener una gran resiliencia gracias a las transformaciones que se están produciendo hacia una economía de servicios cada vez más intensa, lo cual se refleja en la balanza comercial, en la que las exportaciones de servicios tienen cada vez más peso. El saldo positivo de la balanza en cuenta corriente y su componente cada vez más importante de los servicios, lo ponen de manifiesto.
No obstante, el gobierno español tiene que centrarse en aprobar las asignaturas pendientes desde hace décadas. La principal y más importante es la productividad, estancada desde hace dos décadas y muy por debajo de la media de la Eurozona. Si España logra mejorar su productividad también lo hará en sus salarios reales y en la renta media per cápita, ambos por debajo de la media de la Eurozona. La otra gran asignatura pendiente es el déficit y la deuda pública que son los que introducen dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento de España. Y por fin recientemente la tremenda inestabilidad política, con un gobierno débil de coalición incapaz de aprobar los presupuestos y atacado por la corrupción. La credibilidad e imagen de España está bajando en picado y la confianza de los inversores extranjeros se está desplomando. En el primer semestre de 2025 la inversión extranjera en España ha descendido un 43%.
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