Presupuestar sin vergüenza

Tribuna económica

01 de agosto 2025 - 06:00

Hoy es 1 de agosto, fecha simbólica del arranque del gran paréntesis del verano. Para muchos comienzan días de descanso, planes improvisados y alguna que otra tentación para la tarjeta. Pero también es un buen momento para repensar nuestra relación con el dinero. En los últimos meses, ha ganado protagonismo una tendencia que invita precisamente a eso: el loud budgeting, o “presupuestar en voz alta”. Lejos de esconder las limitaciones financieras, esta filosofía propone normalizarlas y comunicarlas con claridad. Porque disfrutar del verano no debería significar hipotecar septiembre.

El loud budgeting implica algo tan simple como decir: “este plan no me encaja ahora mismo” o “prefiero ahorrar para otra cosa” sin vergüenza ni culpa. Especialmente entre jóvenes, está creciendo la idea de que gastar sin pensar no es sinónimo de libertad. Muchos priorizan experiencias más significativas —como viajar, aprender algo nuevo o descansar de verdad— frente a comidas caras o planes que solo responden a la presión social. Lo importante no es gastar más, sino gastar con intención.

A esta filosofía se suman los no-spend days, o días sin gasto. Son pequeños retos personales para pasar 24 horas (o más) sin realizar ningún gasto no esencial. Lo interesante es que no se viven como castigos, sino como oportunidades para reconectar con todo lo gratuito —y estupendísimo— que ya tenemos al alcance.

Rutas por la naturaleza, baños en ríos o playas, museos abiertos, conciertos en plazas, bibliotecas públicas, observar las estrellas, mercadillos de intercambio, juegos de mesa con amigos o tardes de cocina casera. Muchas de estas actividades, además de no costar nada, nos conectan con un tipo de felicidad más auténtica, basada en el disfrute compartido, el tiempo sin prisas y la sensación de haber elegido, no solo consumido.

El loud budgeting no está solo. Otras tendencias lo refuerzan: los microahorros automáticos, el consumo consciente, las apps que ayudan a redondear compras y ahorrar sin esfuerzo, o el interés creciente por la educación financiera. Todas apuntan a un mismo lugar: gastar menos, pero vivir mejor.

Más allá del ahorro, el loud budgeting aporta claridad mental y nos invita a recuperar el poder de elegir. Nos libera de la presión de seguir el ritmo ajeno y nos conecta con una satisfacción profunda, construida desde la conciencia y el disfrute real. El verano también puede ser tiempo de equilibrio. El verdadero lujo está en saber decir “no”, sin miedo a decirlo en voz alta, para poder decir “sí” a lo que verdaderamente nos hace felices.

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