BBVA estima la creación de 153.000 nuevos empleos en Andalucía en el bienio 2025-2026
El servicio de estudios de la entidad prevé que Andalucía crezca un 3,0% en 2025
Se espera una desaceleración de la actividad hacia 2026
Economía eleva al Consejo de Ministros la opa hostil de BBVA sobre el Banco Sadadell
Sevilla/BBVA Research sitúa a Andalucía entre las regiones más dinámicas en 2025, con un crecimiento previsto del 3,0% del PIB, impulsado principalmente por la fortaleza de la demanda interna y por la mejora paulatina de las condiciones climáticas, que estaría favoreciendo la reactivación de las exportaciones agroalimentarias.
Para 2026, se anticipa una moderación del crecimiento hasta el 1,6%, aunque la economía andaluza seguiría contando con el respaldo del sector turístico, gracias al notable incremento de la productividad en los servicios y a su capacidad para generar empleo. La recuperación del campo andaluz, a medida que se diluyen los efectos de la sequía, también contribuiría a mejorar el comportamiento del sector exterior. Por otro lado, la moderación en el precio de los carburantes permitiría que la inflación converja hacia el objetivo del 2%.
Si se confirman estos escenarios, Andalucía podría registrar la creación de 153.000 empleos entre 2025 y 2026, mientras que la tasa de paro bajaría hasta situarse en una media del 14,2% en 2026, marcando un nuevo avance hacia la normalización del mercado laboral en la comunidad.
Por otro lado, genera inquietud la escasa inversión, especialmente en el sector residencial, lo que representa un freno para el crecimiento económico, sobre todo en las zonas urbanas con mayor presión demográfica. A esto se suma que el aumento de los costes laborales podría desacelerar el ritmo de creación de empleo. En este escenario, mejorar la productividad se vuelve fundamental para sostener la actividad económica, especialmente si se consolidan tendencias como el incremento de los salarios, el encarecimiento de las cotizaciones a la Seguridad Social y el posible impacto de una reducción de la jornada laboral. Este reto será especialmente crítico para el tejido de pequeñas empresas, que disponen de menor margen de maniobra para absorber estos costes.
No obstante, BBVA Research advierte de que estas previsiones están sujetas a un contexto internacional especialmente volátil, donde Andalucía podría verse afectada por posibles subidas de aranceles por parte de Estados Unidos. A ello se suman factores como la incertidumbre en la política económica global, posibles tensiones financieras y las repercusiones indirectas sobre países que representan destinos clave para las exportaciones andaluzas.
En el ámbito fiscal, destaca que la comunidad parte de una posición relativamente favorable para abordar el proceso de consolidación de las cuentas públicas, aunque persisten dudas sobre cuál será su aportación concreta a la corrección de los desequilibrios. El acuerdo para que el Estado asuma parte de la deuda autonómica debería acompañarse de una revisión profunda del sistema de financiación regional, de los mecanismos del Fondo de Liquidez Autonómica y de condiciones que garanticen el compromiso con reformas orientadas a asegurar la sostenibilidad financiera a medio y largo plazo.
Estas son las principales conclusiones del informe Situación Andalucía, presentado este miércoles en la sede de BBVA en Sevilla por Francisco Javier Jerez, director de la Territorial Sur de BBVA en España, y Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España. Según afirma Cardoso, "la economía andaluza arranca 2025 con un crecimiento mayor que el de España", pero advierten de una "desaceleración de la actividad hacia 2026".
Andalucía mantiene un ritmo superior al del conjunto de España
Después del notable repunte económico registrado a finales de 2023 y comienzos de 2024 -impulsado por el gasto público, el dinamismo del comercio, el transporte, la hostelería y una mejora progresiva de las condiciones climáticas-, el contexto internacional, marcado por la incertidumbre y la desaceleración de las principales economías europeas, ha frenado ligeramente ese impulso en los trimestres siguientes. Aun así, Andalucía ha logrado mantener un crecimiento del PIB del 0,8% en el último trimestre de 2024 y del 0,7% en el primero de 2025, situándose por encima de la media nacional.
Este comportamiento se explica, en buena parte, por la fuerte creación de empleo en los entornos urbanos, especialmente en Málaga y Sevilla, que siguen liderando la afiliación a la Seguridad Social. Sin embargo, la escasa aportación del empleo agrario sigue lastrando el crecimiento en las zonas rurales. En lo que va de 2025, la afiliación agrícola habría caído un 0,2% respecto al mismo periodo de 2024, una contracción más moderada que la del año pasado y que contrasta con la evolución más negativa observada en otras regiones.
A comienzos de 2025, los datos muestran una nueva aceleración en la afiliación, destacando especialmente en municipios urbanos no capitalinos y en el área metropolitana de Sevilla. Por sectores, la mayor parte del crecimiento del empleo continúa viniendo de las mismas ramas que ya tiraban de la economía desde 2019: el sector público, las actividades profesionales, el comercio y la hostelería.
Mejora en el balance fiscal
La comunidad autónoma cerró 2024 con un superávit del 0,7% del PIB regional, una mejora notable respecto al desequilibrio superior al 1% registrado el año anterior. Esta evolución positiva responde a dos factores clave: por un lado, una moderación en el crecimiento del gasto, especialmente en inversión y transferencias entre administraciones; y por otro, una aceleración de los ingresos autonómicos, impulsados principalmente por el sistema de financiación.
De cara a 2025, los presupuestos de la Junta de Andalucía apuntan a una ligera contención del gasto, en línea con el menor crecimiento previsto de las entregas a cuenta del Estado y con la política de rebajas fiscales que se mantiene desde ejercicios anteriores. A pesar de ello, se ha registrado un incremento en la inversión pública y en el gasto destinado a conciertos educativos y sanitarios.
Desde 2019, los ingresos de la comunidad han mostrado un fuerte dinamismo, con un aumento del 41% en los recursos del sistema de financiación, acompañado también por una evolución positiva -aunque más moderada- de los ingresos de capital. Este margen ha permitido contener el crecimiento del gasto, pero en un contexto de menor crecimiento de ingresos, la Junta deberá reforzar las medidas de control presupuestario para mantener su bajo nivel de deuda.
En paralelo, los últimos años han venido marcados por un repunte de los costes salariales, especialmente en el sector servicios, que en 2024 ya han superado los niveles previos a la pandemia. Este aumento se ha visto acompañado de una mejora de la productividad aparente del trabajo, en parte debido al reajuste tras la crisis sanitaria. En España, por ejemplo, la productividad por hora trabajada en comercio y hostelería fue en 2023 un 5,3% superior a la de 2019.
Sostener esta evolución será clave para mejorar los salarios de forma sostenible, aunque se anticipa una desaceleración natural de la productividad en los próximos trimestres. En cualquier caso, en Andalucía no se observan de momento tensiones relevantes en el mercado laboral, a diferencia de otras regiones con más dificultades para cubrir vacantes en sectores clave.
Previsiones para el empleo
La inmigración está siendo un factor clave en el crecimiento del empleo en Andalucía. Entre 2021 y 2024, los trabajadores extranjeros han cubierto casi un 30% de los 310.000 nuevos empleos creados en la región, una aportación significativa aunque menor que el 45% registrado a nivel nacional. Este patrón continúa la tendencia observada antes de la pandemia. Sin embargo, Andalucía sigue rezagada en cuanto al aprovechamiento del potencial de la mano de obra inmigrante, que se concentra mayoritariamente en ocupaciones poco cualificadas como el trabajo doméstico, la hostelería o la limpieza. Avanzar hacia una mayor integración en sectores más productivos es uno de los retos más relevantes para el mercado laboral andaluz.
Al mismo tiempo, la comunidad mantiene una tasa de paro elevada, lo que hace urgente reforzar la formación profesional y la adecuación de los perfiles desempleados a las necesidades del tejido empresarial, con el objetivo de mejorar la productividad.
La tasa de empleo se ha estabilizado y todavía está por debajo de los niveles de 2007. No obstante, hay señales positivas: entre las personas de 25 a 54 años, el empleo ha alcanzado máximos históricos, y en los mayores de 55 años se observa un crecimiento aún más intenso que en la media del país. En cambio, entre los jóvenes, la tasa de empleo ha descendido, en parte por una mayor permanencia en el sistema educativo.
Otro foco de atención es la posible reducción de la jornada laboral máxima legal, que afectaría a más de 8 millones de asalariados en España (más de la mitad del total), sobre todo en sectores como la industria, la construcción y otros con déficit de oferta laboral. Las regiones con mayor concentración de empleo en los servicios -como Andalucía- serían también de las más afectadas.
En este contexto, el encarecimiento de los costes laborales podría añadir mayor volatilidad al empleo, especialmente en aquellas comunidades más expuestas al turismo y la agricultura. A pesar de que la temporalidad se ha reducido desde 2022, la probabilidad de que un trabajador pierda su empleo sigue siendo un 50% mayor que en otros países del entorno.
Todo ello apunta a la necesidad de avanzar de forma decidida en la calidad del empleo, con políticas que favorezcan la estabilidad, la formación y la integración de todos los colectivos en un mercado laboral más sólido y competitivo.
El mercado residencial recupera ritmo
La bajada de los tipos de interés comienza a notarse en los sectores más dependientes del crédito, como la construcción, que se perfila como uno de los grandes beneficiados del nuevo ciclo económico. Tras dos años de menor dinamismo, la mejora en las condiciones de financiación está reactivando la inversión en vivienda.
Se espera que la demanda residencial se acelere progresivamente entre el tercer trimestre de 2023 (cuando los tipos tocaron techo) y el mismo periodo de 2025, con una mejora estimada de 2,3 puntos porcentuales en la accesibilidad de la vivienda respecto a la renta salarial media en España. En este contexto, la inversión en construcción residencial podría aumentar con fuerza en los próximos años: tras un crecimiento del 1,4% en 2024, se prevé que avance un 5,5% en 2025 y un 6,6% en 2026. Los indicadores disponibles -como los visados de obra nueva y la afiliación a la Seguridad Social en el sector- confirman esta recuperación.
La creación de empleo se está intensificando sobre todo en la costa sur y este del Mediterráneo, así como en algunas regiones del norte, impulsadas por la demanda de segunda residencia. En este escenario, Andalucía destaca por su dinamismo: desde mediados de 2023 el avance del sector supera al registrado en el conjunto del país.
En concreto, los visados de vivienda de obra nueva crecieron en Andalucía un 6,0% en 2023 y un notable 31,2% en 2024, frente al 0,5% y 16,7% de la media nacional. El año pasado se visaron casi 31.300 viviendas, muy por encima de las 21.000 registradas en 2019, aunque todavía lejos del promedio anual entre 1995 y 2001 (76.600 unidades).
No obstante, persisten importantes retos estructurales. La actividad constructora prevista entre 2021 y 2026 sólo cubrirá algo más del 40% de la demanda de vivienda habitual, y esta a su vez representa apenas el 68% de la demanda total. El resto corresponde a la vivienda de extranjeros (18%) y a la segunda residencia (14%). A ello se suma la falta de consenso político sobre cómo abordar el problema de la vivienda, lo que sigue limitando una solución estructural a uno de los principales desafíos del mercado residencial.
Foco en el turismo
Aunque el turismo en Andalucía enfrenta incertidumbres por el estancamiento de la demanda europea, algunos factores podrían compensarlo en los próximos años, como la reducción del precio del combustible y una política fiscal más expansiva en Alemania, que podría mejorar las perspectivas para la eurozona.
En 2024, el gasto turístico experimentó un notable crecimiento. El uso de tarjetas extranjeras en los TPV de BBVA aumentó un 20% en Andalucía, por encima del 17% nacional, mientras que en los primeros meses de 2025, ese crecimiento se moderó al 13,5%, aún así superior al promedio español. No obstante, se espera que la aportación del turismo al PIB regional este año sea algo menor que en 2024.
El gasto de no residentes en Andalucía con tarjetas BBVA subió un 6,3%, impulsado principalmente por turistas del País Vasco y Extremadura. Por su parte, los andaluces también viajaron más dentro del país, especialmente al País Vasco y la Comunidad Valenciana, con un incremento del 7,2%. En 2025, el gasto turístico de catalanes y madrileños en Andalucía está creciendo con fuerza.
En términos generales, el gasto presencial en Andalucía subió un 11% en 2024 y mantiene un 8% de crecimiento en 2025, con especial dinamismo en sectores como grandes superficies, ocio, belleza y salud. En cambio, el consumo en alojamiento y transporte muestra síntomas de ralentización.
Los hoteles andaluces ofrecieron precios un 6% más bajos que la media nacional, logrando un ingreso medio por habitación de 74 euros, un 10% inferior al promedio español, aunque un 34% superior al de 2019. A pesar de ello, el aumento fue más moderado que en otras regiones.
En cuanto a las pernoctaciones de turistas extranjeros, Andalucía superó en 2024 los niveles prepandemia en un 7,4%, aunque en lo que va de 2025 se detecta una ligera caída. Aun así, la oferta hotelera continúa creciendo, con un aumento del 2,8% desde 2019, especialmente fuera del verano, lo que indica una tendencia a la desestacionalización. En cambio, los visados para nuevas obras vinculadas al turismo muestran signos de estancamiento.
La incertidumbre condiciona las decisiones
La economía global afronta un escenario complejo en el que la incertidumbre política y geoestratégica vuelve a ganar protagonismo. En particular, el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. genera inquietud por sus políticas proteccionistas y su escaso compromiso con instituciones multilaterales. Las amenazas de nuevos aranceles —como los del 20% a China o del 25% a determinados países aliados— y otras medidas como restricciones migratorias, apoyo a combustibles fósiles o recortes fiscales y de gasto público, alimentan la percepción de riesgo en los mercados internacionales.
Pese a ello, el riesgo geopolítico a corto plazo se ha moderado recientemente, aliviando la presión sobre los precios de la energía. Las negociaciones para frenar la guerra en Ucrania y la tregua entre Israel y Hamás han contribuido a esta mejora. No obstante, el trasfondo sigue siendo inestable, marcado por la rivalidad creciente entre EE. UU. y China y las tensiones con aliados occidentales, que están impulsando un aumento del gasto en defensa en Europa.
A nivel nacional, el bloqueo presupuestario acentúa la incertidumbre económica. Actualmente, siete comunidades autónomas, que concentran al 43% de la población española, operan con presupuestos prorrogados. A ello se suma que el Gobierno central sigue funcionando con las cuentas de 2023. Aunque esta situación ha supuesto cierta contención fiscal, la falta de planificación limita la capacidad para atender las crecientes necesidades en áreas como vivienda, pensiones, sanidad o defensa.
El aumento de la incertidumbre de política económica, tanto en Europa como en España, ha alcanzado niveles similares a los vividos tras la invasión de Ucrania. Aun así, por el momento no se han observado efectos directos sobre la actividad económica, aunque la falta de estabilidad podría estar frenando decisiones de consumo e inversión.
Según las estimaciones, sin este clima de tensión, la economía española podría crecer cerca de medio punto porcentual más por año durante el bienio actual. Por ello, resulta fundamental avanzar hacia consensos políticos y económicos transversales que aporten certidumbre a hogares y empresas en un contexto internacional cada vez más volátil.
No hay comentarios