Marc Murtra alega que Europa debe apostar por el sector de las telecomunicaciones para competir en la era digital

Banco Santander anima a las compañías a contar con su entidad como socio para adaptarse al mercado financiero actual

La empresa familiar aprueba la situación económica actual, pero muestra preocupación por el absentismo laboral

Marc Murtra, presidente de Telefónica. / M. G.

En el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar, Marc Murtra, presidente de Telefónica, situó el debate en la posición de Europa en el nuevo escenario global, especialmente desde el punto de vista tecnológico. Aseguró que el Viejo Continente ha perdido dos décadas de desarrollo en altas tecnologías y que una de las razones es un entorno “de exceso de regulación y, además, asimétrica”, que afecta más a las compañías europeas que a las estadounidenses o chinas cuando operan en Europa. Por ello, planteó que la Unión Europea debe apoyarse en el sector de las telecomunicaciones “como hermanos de las tecnológicas” para recuperar terreno. “Todos podemos hacer que eso cambie, y Telefónica lo está intentando desde España”, afirmó.

Murtra defendió que la compañía cuenta con activos para liderar “la disrupción que viene en el sector de las telecomunicaciones”, siempre que exista “un marco estratégico claro, una visión de hacia dónde nos llevan las tecnologías, un equipo profesional y cualificado y una buena ejecución del plan”. Pese a las dificultades del entorno, sostuvo que España está en disposición de jugar un papel importante en esa transformación si sabe aprovechar tres factores convergentes: la escasez prevista en Europa de entre tres y cinco millones de ingenieros -lo que sitúa en ventaja a los países con talento cualificado-; la existencia de grandes empresas como Telefónica “que pueden mirar de tú a tú a las tecnológicas europeas”; y que el mercado tecnológico “está todavía por desarrollar, lo que convierte esta revolución en una oportunidad”.

A los escépticos les recordó que “solo hay que mirar diez años atrás” para comprobar cómo todo ha cambiado y volverá a hacerlo. Y lanzó un mensaje directo a las empresas familiares: “Entender la disrupción que viene no es fácil, hay muchos opinadores y mucho marketing, pero lo importante es monitorizar la velocidad del cambio. La mayoría de transformaciones las hemos visto venir y se podía trabajar antes para estar preparados y aprovechar su potencial”.

Murtra reivindicó además el valor de las empresas familiares: “Son fenómenos extraordinarios por cómo piensan en el largo plazo. Quizás en las cotizadas pensamos demasiado en el corto plazo. Su estabilidad en la gobernanza, con cadenas de mando claras, las hace productivas y perdurables”.

Transformarse no es una opción

Ignacio Juliá, CEO de Santander España, definió a las empresas familiares como “el corazón del tejido empresarial español”, recordando que “ocho de cada diez compañías en España son familiares, son las que asumen riesgos y generan impacto real en los mercados”. Se comprometió a que el banco seguirá acompañándolas, no solo con financiación, sino “como socios, conociendo bien sus proyectos, porque si las empresas crecen, España crece”.

Destacó que su fortaleza reside en el “sentido de pertenencia”, no solo como modelo de propiedad, sino como manera de trabajar y mantener vivo un legado. Reconoció la tensión entre conservar identidad y modernizarse, pero defendió que es posible hacerlo “sin perder la esencia”. Para Juliá, conceptos como sostenibilidad, automatización o inteligencia artificial “ya no son ideas del futuro, casi pertenecen al pasado. La transformación no es una opción, es una estrategia de supervivencia”.

En clave europea, advirtió que la batalla de la competitividad se decide “desde el talento y la supremacía tecnológica”. Por ello, reclamó menos trabas regulatorias y más instrumentos al alcance de las empresas. También apeló a reforzar la colaboración público-privada, modernizar los sistemas productivos y adaptar el talento al mercado laboral actual. “Europa tiene capacidad para canalizar inversión y garantizar estabilidad financiera y crecimiento. Pero las empresas que no exporten no podrán liderar el futuro”.

Invertir en innovación y talento

Juanjo Cano, presidente de KPMG en España, defendió que el arraigo no es incompatible con la innovación, sino que puede convertirse en una ventaja competitiva si se entiende como un concepto dinámico que cada generación reinterpreta. Explicó que la empresa familiar solo puede convertir ese vínculo con el territorio en motor de crecimiento si cuenta con un gobierno corporativo sólido que garantice decisiones a largo plazo, organigramas claros y equipos diversos. Añadió que el crecimiento inorgánico, mediante adquisiciones o entrada en nuevos mercados, gana peso como forma de diversificar riesgos, siempre sin descuidar el negocio principal. Sobre la transformación tecnológica, advirtió que la inteligencia artificial y la automatización representan una oportunidad inédita, pero remarcó que el verdadero valor sigue estando en las personas, en su capacidad para dar sentido y utilidad a esas herramientas. Recordó que invertir en tecnología también impulsa el desarrollo del territorio y que KPMG acompaña a las empresas familiares desde la cercanía, con presencia en 20 oficinas por toda España.

Por su parte, José Juan Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano, planteó que el mundo actual ya no compite por crecer, sino por tener poder, lo que convierte la interdependencia en una vulnerabilidad y no en una fortaleza. Alertó de que el dólar sigue siendo el arma geoeconómica más fuerte de Estados Unidos, al representar el 70% de las reservas mundiales, lo que convierte la moneda en un escenario de batalla con China. También recordó que los mercados financieros atraviesan valoraciones altas, condicionando la economía global, y situó la disrupción tecnológica como cuarto factor clave: el 71% de las empresas estadounidenses ya utiliza inteligencia artificial y la inversión de sus grandes tecnológicas explica prácticamente todo su crecimiento económico. Como quinto elemento, criticó la hiperregulación europea: entre 2019 y 2024 se han aprobado 13.000 normas sectoriales y el 75% de las empresas aseguran que están perdiendo competitividad por ello. A las empresas familiares les recomendó combinar arraigo local con visión global, cuidar el balance financiero, atraer talento con nuevas motivaciones profesionales y apostar por la I+D. A su juicio, por su capacidad de adaptación, serán ellas las que determinen si España se incorpora o no a la economía que viene.

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