Las baterías, alternativa de ahorro en el consumo eléctrico industrial

La empresa sevillana Tempos Energía estima una reducción de los costes de hasta 40.000 euros al año sin afectar a la producción

Red Eléctrica acusa a las eléctricas de no aportar información y no cumplir con los protocolos para evitar el apagón

Baterías para recolectar energía. / Belogic

Sevilla/En el complejo tablero del mercado eléctrico español, donde la volatilidad de precios se ha convertido en una constante, las baterías industriales emergen como una de las herramientas más eficaces para mejorar la eficiencia energética y reducir costes operativos. Sin embargo, como ocurrió con los paneles solares en sus inicios, esta tecnología todavía necesita un mayor impulso institucional para consolidarse en el tejido empresarial.

Antonio Aceituno, CEO y fundador de Tempos Energía, consultora con sede en La Rinconada (Sevila), comparte con El Conciso sus reflexiones sobre este asunto. "El sector energético vive un fenómeno conocido como 'pico de pato', una distorsión en la curva de precios provocada por la eclosión de instalaciones fotovoltaicas y el auge del autoconsumo", explica. El resultado: durante las horas centrales del día, el precio del megavatio hora puede situarse por debajo de los 30 euros; pero al caer la noche, ese mismo precio puede dispararse por encima de los 120 euros. Esta disparidad genera un escenario inestable e ineficiente para muchas empresas especialmente para aquellas con un consumo energético elevado.

En este contexto, Aceituno plantea una solución clara: "Hay que aprovechar las horas más económicas para cargar baterías industriales y utilizar esa energía almacenada en las franjas más caras del día". Para empresas con una facturación cercana al medio millón de euros, el ahorro puede alcanzar los 40.000 euros anuales, una cifra significativa para industrias que buscan mejorar márgenes sin comprometer la producción.

Pero el valor añadido de las baterías no se limita al ahorro. Red Eléctrica de España ha habilitado un sistema llamado Respuesta Activa de Demanda (SRAD), que incentiva económicamente a aquellas empresas que puedan reducir su consumo en momentos críticos, como en episodios de alta demanda y escasa generación. Las baterías permiten a las industrias participar en este sistema sin afectar su operativa, acumulando energía previamente para mantener la actividad. En este caso, los ingresos por disponibilidad pueden superar los 200.000 euros anuales por megavatio, lo que convierte a las baterías en una fuente adicional de rentabilidad.

En este sentido, la propuesta de Tempos Energía es un software pionero que se aleja del modelo estándar y apuesta por una solución personalizada y tecnológicamente precisa. Este se apoya en tres pilares fundamentales: un análisis diario del mercado eléctrico y posibles coberturas a precio fijo; el dimensionamiento óptimo del sistema, ajustado al perfil energético de cada cliente; y la gestión de la degradación de las baterías, un factor clave para extender la vida útil y evitar sobrecostes asociados a un uso ineficiene. Esta estrategia técnica permite maximizar el número de ciclos de carga y descarga sin comprometer la durabilidad, mejorando de forma notable el retorno de la inversión.

Aunque la tecnología está madura y los beneficios son tangibles, desde Tempos adivierten de que aún falta un impulso firme por parte de las administraciones públicas. Incentivos fiscales, líneas de financiación ágiles y una regulación más clara y estable podrían acelerar una transformación que no solo mejora la competitividad empresarial, sino que también contribuye a la estabilidad del sistema eléctrico nacional.

Además, la incertidumbre geopolítica derivada de la guerra en Ucrania sigue condicionando profundamente el funcionamiento de los mercados energéticos. Tal y como advierte Aceituno, el conflicto mantiene en suspenso los flujos internacionales de gas, lo que impide una normalización de precios y deja a los mercados en una situación de bloqueo. Esta parálisis añade presión a las empresas, que deben tomar decisiones estratégicas en un entorno de volatilidad extrema y falta de visibilidad a medio plazo.

Así, la revolución de las baterías no es una promesa futura; ya está ocurriendo. Y para muchas empresas, puede marcar la diferencia entre adaptarse al nuevo entorno energético o quedarse al margen de él.

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