El amor es extraño en Economía

Tribuna Económica

El amor es extraño en Economía

23 de diciembre 2025 - 03:59

Tres referencias pueden servir de reflexión en estos días. La primera, que es frecuente ver cómo se recurre a Immanuel Kant, buscando una guía sobre las normas  para una economía política de la inteligencia aumentada, que llamamos artificial (IA), y así, en un nuevo libro Marcus Willaschek insiste en la actualidad de Kant por sus ideas sobre organización social: que lo humano está en el centro de todo, en su momento la relación con la naturaleza y hoy con la IA; que para entender la justicia, libertad, dios, o el papel de la IA, hay que ser capaz de reflexionar críticamente sobre uno mismo; y que frente a la libertad como ausencia de restricciones, está la autonomía, esto es, normas de consenso que nos proporcionamos y aceptamos, como ejercicio de la razón. La segunda referencia viene del sorprendente resurgimiento, después de 60 años, de la figura icónica de James Baldwin, una persona extravagante e influyente, que forzó la mano de Kennedy para firmar derechos civiles, y luego lo criticó. Baldwin sostenía que las leyes son efímeras si no han calado en el corazón y el alma de las gentes, y hoy, cuando en su país se violan derechos civiles que parecían consolidados, muchos dicen: “¿Ves? Baldwin, pese a todo, tenía razón”. Y la tercera reflexión viene de  Yuval Noah Harari, cada vez más lúcido y desesperanzado, que en un ensayo sobre Israel y Palestina titulado: “Sólo la generosidad puede asegurar la paz”, mantiene que el conflicto se alimenta no de una falta objetiva de territorio y recursos, que hay, sino de falsas certezas morales debidas a narrativas históricas sobre simplificadas.  

Para Kant el nacimiento y vida de Jesús no es tanto un suceso divino, como el símbolo puro de perfección moral, una referencia humana para enfrentar  la maldad mediante la razón; sin embargo, Kant, que era pragmático sobre la forma de obtener conocimiento y organizarse socialmente, resulta injustificadamente optimista sobre la voluntad humana de vivir de acuerdo con una razón compartida, que no es sino una elección moral. Precisamente, Hannah Arendt que citamos con frecuencia en Navidad por su fe en el renacimiento humano, en un momento pesimista le decía a Baldwin que en política y economía el amor es extraño, y cuando aparece no consigue nada sustancial, más allá de cierta hipocresía. Sin embargo, aunque sea ingenuo, hoy tenemos que quedarnos con la súplica de Harari para que los ciclos de violencia se rompan, abandonando por las partes certidumbres absolutas en favor de razones morales, prácticas, profundamente generosas.  

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