Carmen Pérez
Las 'bigtech' envuelven las finanzas
La irrupción de las grandes tecnológicas –las bigtech– en el ámbito financiero constituye una de las transformaciones más profundas y silenciosas de nuestro tiempo. Empresas como Apple, Amazon, Google o Tencent han ido mucho más allá de sus negocios originales para convertirse en actores claves en el mundo financiero. Estas compañías prestan servicios tecnológicos a las entidades financieras tradicionales, pero también compiten con ellas ofreciendo productos financieros propios. Esta doble condición, de proveedor y de competidor, está cambiando las reglas del juego del sistema financiero. Y los riegos son enormes.
Un primer ámbito de riesgo radica en su función como proveedores tecnológicos del sistema financiero. Su control sobre infraestructuras críticas –como servicios de nube o sistemas de pago– implica que una interrupción o fallo técnico puede propagarse rápidamente al conjunto del sistema financiero. El pasado lunes lo pudimos ver claro. Una caída masiva de Amazon dejó fuera de servicio decenas de plataformas digitales globales y aplicaciones financieras. En España, el fallo afectó a bancos como BBVA o ING, interrumpió bizum y algunos servicios de telecomunicaciones, lo que demuestra hasta qué punto la estabilidad financiera depende ahora de unos pocos actores tecnológicos.
El segundo gran frente de riesgo es porque las bigtech ya se comportan como entidades financieras. Gracias a su enorme base de usuarios, su dominio de la tecnología y su capacidad para manejar datos a escala global, ofrecen –a través de sus propias plataformas o bien "enredadas" con bancos y Fintech– servicios que van desde los pagos con móvil hasta el crédito al consumo, la gestión de inversiones o los seguros. Este modelo híbrido proporciona numerosas ventajas –mayor competencia, innovación e inclusión financiera–, pero también una frontera difusa de responsabilidades.
El reto regulatorio es mayúsculo, y la realidad es que los marcos actuales no están preparados para afrontar esta transformación. Las normas financieras vigentes no fueron diseñadas para conglomerados que combinan comercio electrónico, redes sociales, servicios en la nube y productos financieros en una misma estructura. Si la regulación no evoluciona con la misma rapidez que la tecnología, el riesgo no será solo de concentración, sino de pérdida de control sobre la estabilidad del sistema financiero. La innovación avanza más rápido que las normas, y ese desfase ya es, en sí mismo, una amenaza.
También te puede interesar
Carmen Pérez
Las 'bigtech' envuelven las finanzas
El Apuntador
Miguel Ángel Noceda
Sánchez y la empresa familiar
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Incertidumbre
Lo último
No hay comentarios