El bumerán del fango

“Prorrogar los PGE de hace dos años es hacer de los problemas tonterías, y de las tonterías, problemas”

21 de junio 2025 - 05:00

Llevamos más de dos años sin que el Gobierno español presente en el Parlamento los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Por estar el Ejecutivo en minoría, esta obligación se incumple, y las cuentas públicas se “prorrogan” desde 2023. De forma que no existen, en sentido estricto, planes actualizados de ingresos y gastos, de inversiones o deuda pública que, entre otros asuntos, deben responder a planteamientos programáticos y a la coyuntura nacional e internacional. Resulta asombroso que un país sobreviva sin mayores convulsiones sin tener una gran hoja de ruta que cuadre la caja, el déficit y las obligaciones de pensiones, sanidad, infraestructuras, ¡la VPO!; las transferencias regionales y otros rubros del documento de miles de páginas que componen unos PGE (¿recuerdan sus catapacios llegando al Parlamento como un container arriba a un gran puerto?). ¡España va bien, así que vayamos a otros asuntos!

Por otro lado, si uno se viera en Moncloa sabiendo que, para aprobar los PGE, estos van a tener que mercadearse con desafectos, mejor marcarse un Don Tancredo. Y evitarse el naufragar. Que la burocracia y sus técnicos saben hacer las cosas, aún sin renovar presupuestos. Que los políticos parecen sobrar en esta obligación primordial. Que la UE no nos riñe. Se prorrogan los PGE; no se discuten, noegician, enmiendan. Habiendo otras cosas imperiosas que tratar: el fango de ida y vuelta. Cosas de escupir hacia arriba.

Ninguna empresa seria deja de presupuestar cada año, no sólo como norte y guía de sus operaciones, de su solvencia y su liquidez, sino para poder intervenir en ellas cuando, como siempre sucederá, los presupuestos sufran desviaciones. La gestión: planificar, organizar, dirigir y controlar. Y actuar sobre las desviaciones. Sin plan, ¿qué control puede haber? Que el Gran Plan del año pasado o el anterior sirvan para hacer un país ordenarse en ejercicios posteriores rememora los planes quinquenales de las dictaduras de la Guerra Fría. Que mientras que el IVA y el IRPF nutran las arcas, lo demás se irá improvisando. Todo por la aritmética de los votos. El cabildeo impera; autonómica y, mucho más, centralmente. ¿Cómo se le explica en las aulas esto a los directivos del futuro?

Presupuesto viene del latín. “Prae”, “antes de”, y “supponere”, suponer. En inglés, se lo llama ‘budget’, voz de origen francesa que significa cartera de cuero, porque es de creer que no habría otro material para meter o sacar dinero: pagos y cobros, compromisos de crédito, ¡la VPO! En italiano, PGE es ‘Bilancio dello Stato’. El balance del Reino de España se balancea sin incurrir en insolvencia ni crisis de liquidez: de momento. Los políticos, a lo suyo; el Gobierno, a comer antes de las cinco. Sin ir más lejos, la responsable máxima de la viabilidad económica y financiera del Estado, la andaluza María Jesús Montero, está en otras cosas: las de las lejanas elecciones autonómicas a las que se presenta, la de criminalizar a la UCO y la hacer de la Justicia una especie de partido político, un mono de goma al que dar leña. Todo, mucho más divertido que los PGE.

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