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Miguel Ángel Noceda
Cuerpo saca la cabeza
Si se midiera la trascendencia de un ministro por las veces que es interpelado en las Cortes Generales por la oposición, el actual titular de Economía, Carlos Cuerpo, saldría con una baja calificación. Pero si lo que se calibra son las razones por las que no se le interroga, se concluiría que el ministro se alza con una de las mejores notas, avalado por los buenos datos de la economía.
En efecto, en los más de los 560 días que lleva en el cargo (desde que el 28 de diciembre de 2023 sustituyera a Nadia Calviño), Cuerpo sólo ha tenido cinco interpelaciones del PP (cuatro en el Senado y una en el Congreso) y 11 preguntas (ocho y tres); es decir, a una media de 35 días (menos de una por mes) por interpelación o pregunta, lo que resulta muy llamativo teniendo en cuenta la importancia que tiene la economía en la arquitectura del país y la tradición parlamentaria con un departamento tan significativo.
El silencio de Cuerpo ha sido denunciado por él mismo, posiblemente harto de ver volar preguntas y respuestas que corresponden a su cometido de un lado a otro del hemiciclo sin poder intervenir. También lo han coreado desde las filas del grupo socialista con el objetivo de que se vuelva en contra la estrategia del PP de tenerle lo más alejado posible de una tribuna que le saldría gratis al Gobierno para propagar los avances económicos. Es normal, sin embargo, que la oposición prefiera pasar de puntillas por un asunto que no le da rentabilidad y sí meterse en el fango político de la corrupción y otras pendencias.
En cualquier caso, el PP sostiene que no es cierto que ignore la economía. Su portavoz parlamentario en la materia, Juan Bravo Baena, lo expresó en una de esas pocas preguntas, el 25 de junio pasado, a Cuerpo: “Lleva usted 544 días lamentándose porque no le preguntamos por economía. No le preguntamos a usted, pero a sus jefas en materia de economía, a [María Jesús] Montero y [Yolanda] Díaz, sí; todos los miércoles. Si usted quisiese conocer la realidad de una empresa, ¿a quién preguntaría? ¿Al CEO que toma las decisiones o al director de marketing que vende la imagen? Claro, ¿verdad? Pues usted se dedica a eso, a vender la imagen y a parapetarse detrás del PIB”.
El argumento de Bravo no parece muy acertado, entre otras cosas porque tampoco les preguntan tanto de la evolución económica. Resulta, por otra parte, bastante peregrino comparar a un ministro con un director de marketing; pero, en cualquier caso, los datos son los datos y Cuerpo puede presumir de que el PIB creció un 3,2% en 2024 o que los afiliados a la Seguridad Social han superado los 21,5 millones, entre otros fundamentos económicos que mejoran el poder adquisitivo y se ponen a la cabeza de Europa.
A Cuerpo le va mejor en Europa, donde optó a presentarse para presidir el Eurogrupo, el órgano compuesto por los responsables de la Economía y Finanzas de la zona euro que se encarga de coordinar las políticas económicas. El lunes, con media España agitada por la corrupción que había centrado las cumbres de los grandes partidos del fin de semana (una, el congreso renovador del PP con objetivos preelectorales; otra, el comité federal del PSOE de examen de contrición y propósito de enmienda), el ministro se despertó con la lejana esperanza de ser elegido. El convencimiento de que era una tarea casi imposible y de que sería mejor no romper el consenso, le llevó a renunciar antes del telediario de las tres, al igual que el lituano Rimantas Sadzius, dejando el camino expedito para que el irlandés Pascal Donohue repitiera. A los tres se les vio juntos relajados (incluso, a él descamisado) comentando la jugada durante la reunión celebrada en Bruselas.
La candidatura de Cuerpo representaba una enmienda a la gestión de Donohue, según reflejan las crónicas bruselenses, reflejada en el documento firmado por los grandes países que reclamaba cambios para volver a tener el peso que tenía el grupo antes de la crisis. Algunos críticos sostienen que se ha convertido en un centro de pensamiento, cuando debiera centrarse en impulsar las políticas comunes, como la unión bancaria, la fiscal o el mercado de capitales.
Tampoco le ayudaba a Cuerpo ser español y representante de un Gobierno de izquierdas, además de ser de uno de los grandes. El sistema es un país, un voto, y los pequeños se defienden entre ellos frente a los grandes. Además, España cuenta con puestos destacados en el contexto europeo: Calviño preside el BEI; Pablo Hernández de Cos, el Bis; José Manuel Campa dirige la Autoridad Bancaria Europea; Luis de Guindos es vicepresidente del BCE (con estación de término en nueve meses) y Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión con la cartera de Competencia. Mucha tela.
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