Tribuna económica
Carmen Pérez
Oro y plata
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El oro y la plata brillan como nunca. Ambos han alcanzado esta semana cotizaciones que no se veían en años, e incluso, en el caso del oro, máximos históricos. Detrás de este ascenso fulgurante hay una serie de factores que están provocando una renovada atención a estos metales preciosos como refugio de valor. Para el futuro, el escenario parece que seguirá siendo alcista.
El oro, tradicionalmente considerado el refugio por excelencia en tiempos de crisis, superó esta semana los 3.520 dólares por onza, marcando un récord histórico. Este ascenso no es casual. A la inflación persistente en muchas economías desarrolladas, que erosiona el valor de las monedas fiduciarias, se suma una política de tipos de interés reales negativos, que hace poco atractivos otros activos conservadores como los bonos.
Y no solo esto, además, los bancos centrales, especialmente los de países emergentes como China y Rusia, están incrementando significativamente sus reservas de oro como estrategia de diversificación frente al dólar. La inestabilidad geopolítica, desde la guerra en Ucrania hasta las tensiones en Asia, también refuerza la búsqueda de activos considerados seguros.
En cuanto a la plata, su desempeño ha sido igualmente importante, con un precio que ha superado los 48,8 dólares por onza, niveles no vistos desde 2013. Aunque también cumple un rol como refugio, la plata destaca por su doble naturaleza: es un metal precioso y un insumo industrial clave. Su demanda se ha visto impulsada por la expansión de las energías renovables, así como por la electrificación del transporte. Al mismo tiempo, los problemas en la oferta, con una producción estancada en varios países, han contribuido a presionar los precios al alza.
Pero también puede apuntarse otra causa subyacente: el agotamiento de la confianza en las principales monedas que solo cuentan con el respaldo estatal (dinero fiat), A medida que los gobiernos acumulan deuda —como en EEUU, donde los pagos por intereses alcanzan ya casi un billón de dólares anuales, con una deuda pública por encima del 120% del PIB—, los inversores anticipan futuras políticas monetarias que erosionarán la moneda. En este contexto, el oro y la plata ganan atractivo como refugio de valor.
Las muchas previsiones de expertos y entidades financieras que se han publicado estos días apuntan a que seguirán subiendo el resto del año y, al menos, la primera parte de 2026. De momento, tras los máximos, han experimentado una leve corrección en las jornadas siguientes.
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