Tribuna económica
Manuel Alejandro Hidalgo
El tamaño sí importa: un reto para la economía andaluza
Tribuna económica
Un reciente análisis de BBVA Research sobre productividad y tamaño empresarial obliga a enfocar el debate económico en Andalucía con cierta relatividad. Durante años, ha persistido la narrativa de que Andalucía padece un problema de eficiencia, lo que nos lleva a sugerir que nuestras empresas, por razones diversas, producen menos valor por hora trabajada que las de los países más avanzados de Europa.
Sin embargo, lo más revelador es que el problema no radica tanto en la calidad de nuestro tejido empresarial, sino en su estructura y tamaño. Así, cuando se comparan empresas del mismo tamaño y sector, las diferencias con el resto de España y Europa prácticamente desaparecen. Una empresa andaluza grande de un sector determinado es tan productiva como sus equivalentes en Alemania o Francia. El desafío reside en la composición del conjunto: Andalucía es una región de microempresas y pequeñas empresas, con un peso significativamente inferior de las compañías de gran dimensión en comparación con las economías europeas más avanzadas y concentradas en sectores de bajo valor añadido.
Esto genera consecuencias directas en la productividad media. Las empresas pequeñas tienen, por su propia naturaleza, menor capacidad para invertir en tecnología y formación, acceder a mercados internacionales y negociar condiciones favorables.
Que crezcan es imperativo. Pero uno de los mayores frenos se encuentra en los umbrales regulatorios que aparecen al aumentar el número de empleados (por ejemplo, al pasar de 49 a 50 trabajadores). En estos puntos críticos, surgen nuevas obligaciones y costes administrativos que fuerzan un cambio de gestión. Muchos empresarios andaluces prefieren permanecer justo por debajo de estos límites, acumulando empresas que tienen potencial, pero que eligen no ganar escala.
A esto se suman otros obstáculos como el acceso a financiación y la capacidad de internacionalización. Solo las empresas con suficiente escala pueden absorber los costes fijos de la exportación, lo que explica por qué, a pesar de las mejoras recientes, la base de empresas exportadoras en Andalucía sigue siendo estrecha.
Así, para crecer, se deben crear las condiciones adecuadas. Esto requiere un menú amplio de reformas que abarquen la simplificación administrativa, los incentivos fiscales y el impulso a la colaboración en innovación. No se trata de obligar a crecer, sino de eliminar los obstáculos que impiden el crecimiento por elección, no por obligación. Superar este reto es clave para que Andalucía se suba a la ola de la revolución digital y la inteligencia artificial y consiga cerrar la brecha de productividad con Europa.
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