Trump y la teoría del loco

Tribuna Económica

16 de julio 2025 - 03:59

LA carta bomba que recibió Ursula von de Leyen anunciando un arancel del 30% a las exportaciones de la UE a EEUU dejó a los líderes europeos con la boca abierta de sorpresa. Días antes los negociadores europeos anunciaban que estaban cerca de concluir un acuerdo de principios y no era previsible una carta de Trump. El fracaso de las negociaciones es evidente. El arancel del 30% es superior al 20% previo. La negociación no había servido para nada, salvo para empeorar la situación previa. Además, Trump anunció nuevos aranceles: el 50% para el cobre y el 17% para los productos agrícolas. La reacción de Bruselas fue tibia. Un arancel de 30% inviabiliza el comercio entre EEUU y la UE. Ursula von de Leyen insistió en seguir negociando hasta la nueva prórroga del 1 de agosto, manteniéndose en suspenso las contramedidas arancelarias de 21.000 millones de euros. En caso de que la negociación fracasara, un nuevo paquete de medidas de 72.000 millones de euros. En cuanto a la utilización del Instrumento de Coerción, todavía no era el momento.

Trump está siendo fiel a su “doctrina de impredictibilidad y estrategia del loco”. Lo único predecible de Trump es su impredictibilidad. Trump mantiene a sus amigos y enemigos adivinando lo que va a hacer. La respuesta a los medios de comunicación cuando le preguntaron si iba a participar en un ataque a Irán fue: “Tal vez lo haga, tal vez no. Nadie sabe lo que voy a hacer”. Al día siguiente EEUU atacó con bombas los centros de enriquecimiento de uranio, afirmando su destrucción total. Este hecho y esta frase demuestran que Trump practica la “doctrina de la impredictibilidad”.

La “estrategia del loco” es la de “hacerse el loco”, y dar a entender a la contraparte que está loco y enfadado hasta el punto de estar dispuesto a adoptar las medidas más extremas. Esta estrategia es antigua. Maquiavelo en el siglo XVI ya comentó que la estrategia del loco, en el momento adecuado, podría ser de líderes sabios. Richard Nixon la aplicó en la guerra de Vietnam cuando le comentó a Henry Kissinger que trasladara a los negociadores vietnamitas, que estaba harto y enloquecido con la guerra de Vietnam y dispuesto a todo, incluso a pulsar el botón nuclear. Trump está practicando, hasta ahora con éxito, la “estrategia del loco”. Amenaza, difunde el miedo y ataca posteriormente con medidas extremas que sorprenden a aliados y enemigos.

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