Multinacionales con España estima que la sobrerregulación europea frena la competitividad tecnológica
'Crecimiento empresarial en Andalucía'
Así lo recoge en su informe ‘El papel de las tecnologías, la inteligencia artificial y las multinacionales’
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La distancia entre el dinamismo tecnológico de Estados Unidos y China y el avance más lento de Europa se agranda, en gran parte por un marco regulatorio que limita la capacidad de competir. Esta es una de las principales conclusiones expuestas por Andrés Pedreño, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante, durante su análisis del informe de Multinacionales con España El papel de las tecnologías, la inteligencia artificial y las multinacionales, presentado en la jornada ‘Crecimiento empresarial en Andalucía’. Pedreño advirtió de que España se juega “crecimiento económico, empleo, productividad y competitividad” en un momento clave marcado por la revolución de la inteligencia artificial
Según el economista, el país podría crear 1,6 millones de empleos e incrementar la productividad anual en un 2-3%, siempre que exista una visión estratégica capaz de asumir riesgos. “La actitud de los humanos ante el fuego fue quemarse; ahora toca crear una cultura del riesgo”, ilustró. Para ello, España debe impulsar una economía digital propia, invertir en talento, aprovechar la tracción de las multinacionales y modernizar su marco normativo, además de educar a la sociedad en los conceptos que hoy estructuran el mundo tecnológico.
Pedreño apuntó cinco grandes desafíos para posicionarse en este nuevo escenario: controlar y optimizar la IA; gestionar su impacto ético; democratizar el acceso; desarrollar soluciones sectoriales a medida; y empoderar a las personas. “España tiene que crear tecnología, liderarla y ponerla al servicio de las personas”, insistió.
El experto recordó que la inteligencia artificial “no es el futuro, sino el presente”. La comparó con tecnologías de propósito general como la electricidad o internet, y subrayó que la IA generativa acelera una transformación transversal en sectores como la salud, la educación, la industria, el turismo, la agricultura o la administración pública. Es, además, la única vía -afirmó- para abordar los grandes retos globales: la lucha contra el cambio climático, la regeneración de suelos, el ahorro energético, la gestión del agua, el avance científico o el tratamiento de enfermedades complejas.
En este contexto, Pedreño planteó una pregunta clave: “¿Estamos recibiendo las señales correctas?”. La velocidad de desarrollo de la IA puede generar enormes brechas entre países y empresas, más aún cuando los principales avances y saltos tecnológicos -incluida la hibridación con la computación cuántica- están surgiendo en Estados Unidos y China. Esta última, recordó, persigue abiertamente la hegemonía económica y militar, y está en plena etapa de implementación masiva de datos y crecimiento impulsado por la IA.
El contraste con Europa es contundente: no tiene gigantes tecnológicos, cuenta con actores de menor escala y ha optado por un modelo centrado en la regulación, lo que la relega a competir “con retraso”. “Estamos más cerca de África que de Asia o Estados Unidos”, señaló, en referencia al debilitamiento del modelo empresarial europeo desde 2008, coincidiendo con la irrupción de tecnologías disruptivas donde el continente se quedó atrás en beneficios y capacidad de escala.
El continente, advirtió, necesita reaccionar. Pedreño recordó que el informe de Mario Draghi plantea invertir 8.000 millones para recuperar el terreno perdido mediante la reindustrialización y la mejora de la competitividad. Y comparó el esfuerzo inversor con el realizado en otros países: Estados Unidos ha movilizado más de 500.000 millones de dólares en tecnología; España, 200.000 millones; y China, alrededor de 600.000 millones de impacto.
En definitiva, Europa encara una encrucijada tecnológica decisiva: o corrige su retraso estructural y adapta su marco regulatorio, o seguirá alejándose de los polos de innovación que hoy dictan las reglas de la economía global.
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