La cervecera sevillana Gran Vía se reinventa: se centra en una sola marca y se prepara para el desembarco en el supermercado

La compañía, que ya cuenta con 2.000 puntos de venta en hostelería, iniciará en Sevilla este verano su expansión en la distribución alimentaria

La empresa sevillana Isotrol factura 33 millones en 2024 y refuerza su presencia en EEUU con una sede en Denver

Lorenzo de la Mora, CEO de Gran Vía

Sevilla/La cervecera sevillana Gran Vía –que comenzó sus operaciones en 2021, en plena pandemia-- encara 2025 con una filosofía diferente a la de sus inicios y un plan para crecer con su propia marca. Y no solo en la hostelería, también en la distribución alimentaria.

La empresa con fábrica en Alcalá de Guadaíra acaba de contratar a Daniel García Lázaro, un profesional con amplia experiencia en el sector alimentario y ex de Carrefour, Hijos de Ribera y Viru Ibérica, para pilotar el desembarco en los supermercados a partir de este mismo verano. De momento, está en negociaciones con varias enseñas y la idea es “empezar poniendo especial foco en Sevilla”, afirma el director general de Gran Vía, Lorenzo de la Mora. “Nos extenderemos como una mancha, primero en Sevilla, para luego crecer en Andalucía y en el resto de España”.

Fábrica de Cervezas Gran Vía en Alcalá de Guadaíra

La expansión hacia el sector del retail tiene su lógica. Gran Vía empezó enfocada solo a la hostelería, con el objetivo de llenar lo que consideraba un hueco del mercado. “Muchos hosteleros reclamaban aunar una cerveza de la máxima calidad con un modelo más sencillo; otros fabricantes incluyen en los contratos financiación, terrazas, sombrillas y muchos atributos, que son valiosos, pero que repercuten en el precio. Y había hoteleros que querían solo el producto, sin otros atributos; ahí entrábamos nosotros”, explica De la Mora.

De la marca blanca a la marca propia

Y cervezas Gran Vía se lanzó a cubrir ese vacío con una marca blanca de barril que podía adoptar el nombre de cada bar, pero con un modelo de expansión que luego se demostró irrealizable. En 2022, al lanzar las primeras botellas, la firma creó marcas por zonas (Giralda en Sevilla, Malvarrosa en Valencia o Malagueña en Málaga) y el año pasado unificó la marca, y ahora es solo Gran Vía.

El objetivo, ahora, es reposicionar la cerveza como “una marca que tiene un precio, que tiene un valor y que busca un crecimiento que sea sostenible. Podríamos vender muy barato y vender mucho, pero eso sería algo que solo funcionaría a corto plazo”, dice de la Mora. La firma mantiene la idea original del contrato sencillo con la hostelería, pero abandona la de la marca blanca. Por eso, a su característica cerveza con un 100% de malta de cebada (seña de identidad desde el principio), fresca y con 4,5 grados de alcohol (menos de lo habitual) ha añadido una apuesta inversora que se manifestó el año pasado y que ha durado hasta este mismo año.

La fábrica ha recibido una inyección de tres millones de euros de sus accionistas (el principal es la familia Ribera, dueña de Gestamp) en un filtro de prensa más eficiente, en una depuradora, en placas solares y en un nuevo tren de embotellado. “Tenemos un accionariado que apuesta por la empresa y que tiene paciencia, porque sabe que estes es un proyecto a largo plazo”, afirma De la Mora. A finales de septiembre del año pasado, sus accionistas aprobaron una ampliación de capital, destinada a enjuagar las pérdidas propias de cualquier inicio de actividad y también a sostener las inversiones que se realizaron el año pasado.

Facturación récord en 2024

Gran Vía facturó casi tres millones de euros en 2024, un 12% más que el año anterior, pero aún tiene pérdidas “sustanciosas”. De la Mora señala que espera en un medio plazo poder entrar en beneficios. En cualquier caso, reitera que ahora la firma es más “selectiva” con el modelo de crecimiento y que a muy largo plazo el objetivo es llegar a la capacidad de 30 millones de litros de la fábrica.

El director de Gran Vía admite que el crecimiento va a ser complicado, porque el contexto del sector en general no es de crecimiento -el segmento de cervezas con alcohol no crece, de hecho-. De la Mora asegura que eso “genera una mayor competitividad a nivel de cuota para todos los cerveceros”, ya que la forma de crecer es restar parte de la tarta al resto de los competidores.

Está inmersa en un proceso de nuevos lanzamientos tras alcanzar una facturación récord en 2024 de casi tres millones

Ahora mismo, la producción de Gran Vía apenas sobrepasa los 3,3 millones, lo que es una cantidad muy modesta comparada con las grandes cerveceras y llega a 2.000 puntos de venta a través de 60 distribuidores. El 40% de las ventas procede de Andalucía, pero también tiene presencia en Levante, Cataluña, el centro y el norte de España.

Está inmersa en una campaña de imagen de marca –que ha redefinido-- y en el lanzamiento de nuevas enseñas, como una sin alcohol tostada y, en breve, otra sin gluten, una radler y una cerveza especial “más intensa y más compleja”, con 5,5 grados de alcohol.

Cerveza lager 100% malta de Gran Vía con el nuevo diseño

La importancia de Sevilla

Gran Vía ha mantenido su fábrica en Sevilla -donde trabajan 49 personas con tres turnos de producción- porque tiene “una tradición cervecera enorme” y Andalucía es la región con mayor consumo per cápita de España. Hay otra razón, además: el agua en Sevilla es “muy pura y muy blanda”, es decir, baja en minerales. “Un agua dura, que tiene muchos minerales, no es óptimo, porque genera muchos aromas”, que no son propios de la cerveza. El producto de Gran Vía está muy adaptado al clima, es refrescante, de 4,5 grados, con el valor diferencial de ser elaborada con un 100% de malta de cebada.

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