Un tribunal federal tumba la orden anti-eólica de Trump y reaviva las opciones de Iberdrola en Massachusetts

La jueza Patti Saris declara “arbitraria y caprichosa” la suspensión de permisos a proyectos eólicos ‘onshore’ y ‘offshore’, un fallo celebrado por el sector renovable y que alienta el futuro de New England Wind

Trump planea cancelar dos parques eólicos marinos de Iberdrola en EEUU

Proyecto de energía eólica marina.
Proyecto de energía eólica marina. / M. G.

La política de bloqueo a la eólica impulsada por Donald Trump ha sufrido su mayor revés judicial. Una jueza federal de Boston ha anulado la orden promulgada el pasado mes de enero que paralizaba la concesión de permisos a proyectos de energía eólica tanto terrestre como marina. La magistrada Patti Saris concluye que la medida adoptada por el Ejecutivo republicano es "arbitraria", "caprichosa" e "incompatible con la ley", declarando ilegal la conocida como Ordedn de Eólica.

El fallo da la razón a los 17 Estados y el Distrito de Columbia que demandaron al Gobierno el mismo día de la firma de la orden, en el arranque del segundo mandato de Trump. La sentencia desmonta así la base jurídica que sostenía la suspensión generalizada de autorizaciones y marca un precedente de calado para el sector renovable, cuya expansión había quedado en un limbo administrativo.

Este giro llega apenas unos días después de que la Administración estadounidense solicitara revisar la autorización de New England Wind, el macroproyecto eólico marino que impulsa Iberdrola frente a la costa de Massachusetts. La Oficina para la Gestión de la Energía Oceánica (BOEM, por sus siglas en inglés) pidió al Tribunal Federal de Washington suspender el litigio abierto por la organización ACK for Whales mientras reexamina el permiso. En paralelo, el alivio judicial de Boston abre una ventana de esperanza para que esa licencia no quede finalmente revocada.

New England Wind contempla una potencia eólica que BOEM sitúa "hasta 2.600 MW", suficiente para abastecer a más de 900.000 hogares al año. El desarrollo se estructura en dos fases: Park City Wind, con hasta 804 MW y entre 41 y 62 aerogeneradores, y Commonwealth Wind, que proyecta hasta 1.232 MW con un máximo de 88 turbinas.

La sentencia fue recibida con euforia por parte de los demandantes. "Ganamos nuestra demanda e impedimos que la Administración Trump bloqueara una serie de nuevos proyectos de energía eólica", celebró la fiscal general de Nueva York, Letitia James, que calificó el fallo como "una gran victoria" en la lucha climática y en la protección de una energía "limpia, confiable y asequible".

También la industria estadounidense ha aplaudido el movimiento judicial. La consejera delegada de Oceantic Network, Liz Burdock, considera que "revocar la suspensión general e ilegal" es clave para cumplir las prioridades energéticas y económicas de Estados Unidos. A su juicio, la decisión representa un alivio para trabajadores y empresas, así como para la reducción de "los desorbitados precios de la electricidad".

El impacto ha sido inmediato en los mercados. Las grandes firmas europeas del sector eólico, como Orsted, Vestas, Nordex o Siemens Energy, empezaron la jornada con fuertes avances. El fallo dibuja así un escenario más despejado para la cadena de valor renovable, tanto a un lado como al otro del Atlántico.

Tras meses de incertidumbre regulatoria y frentes judiciales, la resolución de Boston recoloca a la eólica en el tablero político estadounidense y devuelve oxígeno a los desarrolladores. Para Iberdrola, cuyo proyecto se había convertido en símbolo del pulso entre el sector y el Gobierno federal, el desenlace vuelve a situar el viento a favor.

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