¿Echaríamos de menos a la Agencia Tributaria?

Tribuna Económica

21 de julio 2025 - 03:59

QUIZÁS el aspecto menos comentado del acuerdo para un nuevo sistema de financiación singular para Cataluña sea, precisamente, el que está más adelantado. Concretamente, que la Agencia Tributaria Catalana acabe recaudando, gestionando y liquidando todos los impuestos de los residentes en dicha región, incluidos los estatales, como el IRPF.

El tradicional proceso de imitación con el que se ha construido el estado autonómico español, conocido coloquialmente por la expresión del Profesor Clavero Arévalo de “café para todos”, nos permite especular con que, de persistir en esta iniciativa, más pronto que tarde, podríamos ver el desmembramiento regional y progresiva pérdida de importancia de la Agencia Tributaria estatal. Posiblemente la agencia pública menos querida por la ciudadanía. Pero antes de descorchar el champan, sería pertinente reconocer que la Agencia Tributaria probablemente sea la agencia pública que mejor funciona en nuestro país, entre otros factores, por su incomparablemente superior grado de digitalización, frente a otras administraciones, o el exigente proceso de selección de sus funcionarios.

Esto hace que, por ejemplo, un ciudadano bien informado siempre preferirá que cualquier ayuda pública la tramite la Agencia Tributaria, antes que enfrentarse a otras administraciones más cercanas. Buen ejemplo de ello han sido las ayudas por obras de mejora de la eficiencia energética de las viviendas, tramitadas, de forma simultánea y compatible, tanto por la Agencia Tributaria, como por los gobiernos regionales. Cualquier evaluación independiente de ambas opciones señalaría la gran brecha de eficiencia que actualmente existe entre ambas categorías de administraciones públicas. De hecho, una de las razones del relativo fracaso en la ejecución de los Next Generation, que arrastra nuestro país, es que se ha desaprovechado el gran potencial distribuidor de la Agencia Tributaria, como sí han hecho otros países, como Francia e Italia, que han optado por asignar un mayor porcentaje de las ayudas como deducciones y créditos fiscales.

En resumen, como reza el viejo aforismo, ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se cumpla, ya que una España en la que la Agencia Tributaria sea sustituida por futuros émulos regionales y locales, puede acabar siendo un país con una burocracia todavía peor que la que actualmente padecemos su sufrida ciudadanía.

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